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Francisco "El Pochotillo" trajo innovación y sabor con sus pollos y carne asada en Pradera Dorada

La historia emprendedora de la familia Rochín Ibarra, es un claro ejemplo de cómo la perseverancia y el trabajo en equipo pueden transformar vidas y negocios. Con la venta de pollos y carnes asadas inspira a futuras generaciones a seguir sus pasos en el camino del emprendimiento.

21 noviembre, 2025
Francisco Rochin Ibarra es el primer emprendedor de la familia, con la venta de pollos y carne asada en Pradera Dorada inició un negocio que inspiró a sus hermanos a iniciar sus propios emprendimientos
Francisco Rochin Ibarra es el primer emprendedor de la familia, con la venta de pollos y carne asada en Pradera Dorada inició un negocio que inspiró a sus hermanos a iniciar sus propios emprendimientos

La familia Rochín Ibarra es mazatleca con raíces en Guamúchil, Sinaloa. El abuelo, don Ignacio Rochín Melendrez, llegó al puerto para trabajar en la pesca, llegó a ser capitán de barco, se embarcaba en los camaroneros cada temporada.

Gracias a la pesca pudo traer a toda su familia a Mazatlán, sus hijos crecieron en la ciudad donde formaron sus familias.

Uno de sus hijos, Ignacio, estudio ingeniería civil, pero antes de ejercer decidió probar suerte en la pesca siguiendo los pasos de su padre. Uno de los primeros recuerdos de Daniela, una de sus hijas mayores, es ver a su mamá llorando cuando su papá se embarcaba.

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“Mi papá se embarcó unas temporadas cuando nosotros éramos niños, creo que se acababa de graduar como ingeniero civil y lo hizo por probar, pero no era su ámbito, yo recuerdo a mi mamá llorar cuando se embarcaba, pero no fue mucho tiempo”, señala.


Daniela platica que otro de sus recuerdos más vívidos de la niñez es cuando su abuelo regresaba de la pesca para la temporada navideña y les traía regalos poco comunes para los demás niños.

“Nuestra infancia fue muy bonita, llegaba mi tata en fechas de diciembre antes de Navidad. Llegaba barbón porque en alta mar no se rasuraba, venía con un costal con la ropa sucia oliendo a camarón y en otra bolsa nos traía un montón de cosas del mar de lo que quedaba en la red de pesca como estrellitas de mar, caballitos y hasta tiburoncitos martillo, cosas extrañas que las niñas no ven normalmente y mi tata los traía”, recuerda.


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Ignacio se casó y tuvo 4 hijos, los mayores, unos cuates, hombre y mujer; el de en medio, el más inquieto y el menor un joven que se dedica a la construcción.

Daniela, la única hija del matrimonio, explica que entre los hermanos el de en medio, Francisco fue siempre el más inquieto, su hiperactividad le complicó concentrarse en los estudios, al grado de pasar por varias secundarias y preparatorias antes de graduarse.

“Todos salimos de la universidad yo soy arquitecta, mi hermano ingeniero civil, somos cuates y los mayores, a él desde chico que no le gustaba la escuela, se brincaba la barda, se la pinteaba, mi mamá lo cambiaba de escuela no se a cuantas secundarias y prepas fue, ya no quería estudiar después de la secundaria y mi papá se lo llevó a trabajar de peón en la construcción, entonces dijo que mejor sí quería estudiar Entró al COBAES y hasta tuvo beca con promedio de más de 9”, platica.


Superando desafíos: La trayectoria de Francisco, Daniela e Ignacio

Mientras estudiaba la preparatoria Francisco empezó a trabajar, fue tortillero y después trabajó en una pollería, ahí empezó a aprender del negocio y decidió que no estudiaría una carrera universitaria, sino que emprendería su propia pollería invirtiendo lo que ya estaba ganando.

“Mi hermano le echó ganas y empezó a vender pollos en una esquinita de la avenida Múnich y Monte Ribereño en Pradera Dorada, ponía una carpa de esas que se las lleva el viento, tenía unas bancas de tarimas que él hizo para que la gente se sentara Yo le di una hielera, empezó de cero y fue creciendo a él le gusta y siempre anda pensando qué hacer”, dice orgullosa de su hermano.


Mientras Francisco empezaba su negocio sus hermanos ejercían sus respectivas carreras y se desenvolvían en el sector de la construcción. Daniela radicaba e Guadalajara a donde fue desde que se casó y su empleo estaba en una empresa constructora de naves industriales.

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Su hermano gemelo ejercía como ingeniero civil, pero se quedó sin empleo y fue ahí cuando Francisco, quien ya empezaba a crecer con su negocio de pollos y carnes asadas “El Pochotillo” lo invitó a trabajar con él para generar el sustento de su familia.

“Francisco le dijo ayúdame en los pollos porque estoy solo, ahí trabajaron unos meses y le sugirió a mi hermano Ignacio que él también pusiera una pollería y así fue. Francisco empezó a crecer rentó uno de los locales que tiene ahorita en la misma esquina, tenía braceros de tambo y ya los mandó a hacer de acero inoxidable, empezó a hacer cosas siempre para mejorar eso fue hace unos siete años cuando él tenía 26, estaba muy joven” explica.


Ignacio buscó un local en la colonia Juárez y puso su propio negocio de carnes asadas y pollos con otro nombre: “Por su pollo” es su negocio familiar desde entonces, ahí su esposa e hijos lo apoyan en el emprendimiento.

Mientras, Daniela continuaba en Guadalajara, pero durante la pandemia se quedó también sin empleo, la empresa en la que trabajaba se fue a la quiebra y su esposo se quedó en Home Office, entonces empezaron a analizar la posibilidad de regresar a Mazatlán.

“Yo veía que a mi hermano le iba bien en los pollos y les decía en broma qué hago aquí me voy a ir a Mazatlán, pero era una idea vaga, entonces me quedo sin trabajo y me dice mi esposo yo creo que nos vamos a quedar trabajando en home office definitivamente y le dije ¿si nos vamos a Mazatlán? y él dijo vámonos, así que nos venimos con lo que nos cupo en el carro, teníamos un niño de 7 años Mi hermano Francisco me dijo: Dany vente y yo te ayudo a poner unos pollos para que tengas tu negocio también”, platica.


La propuesta de Francisco fue en abril y para julio Daniela y su familia ya estaban en Mazatlán listos para empezar con un nuevo negocio.

Pero los planes tuvieron que esperar, Dany se embarazó de su segundo hijo, así que empezó como empleada de Francisco en el negocio de Pradera Dorada.

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“Fue un tiempo de aprender de todo el tema de cocina, dejé de ir a trabajar hasta que el embarazo ya no me permitió, luego nació el bebé y me iba a trabajar con todo y bebé, después por fin llegó el tiempo de buscar el local. Mi hermano me ha ayudado todo el tiempo, me pasó la receta y me enseñó todo entonces decidimos poner una sucursal con el mismo nombre, se llama El Pochotillo porque así le dicen a él desde chico”, explica.


Daniela tiene un año con la sucursal ubicada en Chula Vista y aunque la economía no pasa por un buen momento el emprendimiento ha avanzado poco a poco.

“Yo ya estuve en empresas, se cómo es trabajar mucho y tener un sueldo que no te permite avanzar, entonces va a llegar un momento en el que tengas que trabajar para ti, buscar cómo hacer un negocio para progresar, porque yo pude haber llegado a Mazatlán y tener un trabajo, ahora que sí hay mucha construcción Pero no quise mi primer hijo creció en guardería y ahora quiero estar con ellos lo tengo aquí todo el tiempo eso me permite el negocio”, asegura.


“El Pochotillo” un paso adelante en busca del éxito

Mientras tanto, Francisco, el primer emprendedor de la familia, aunque no estudió una carrera universitaria tiene la habilidad de administrar bien su negocio y estar innovando siempre, lo que le ha generado buenos resultados.

“Nosotros pensábamos que nunca nos iba a sorprender porque desde chico siempre ha sido muy inquieto, pero tiene la virtud de ser muy trabajador y honesto, cada logro que tiene me da mucho gusto y en la familia los tres tenemos visiones diferentes de cómo queremos vivir, pero celebramos los logros de los demás y nos da mucho gusto que los negocios vayan bien”, dice Dany convencida.


En los pollos y carnes asadas “El Pochotillo” de Pradera Dorada se vende pollo asado, carne asada en brocheta y en trozo, costilla bbq, carne de puerco y recientemente Francisco incluyó en todos sus productos una porción de papas a la francesa.

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Además, ofrecen complementos como sopa verde, arroz, frijoles puercos, cebollita asada, guacamole y sopa fría.

Daniela asegura que su hermano siempre va un paso adelante, implementa nuevas ideas y una vez que comprueba que funcionan buscan la manera de llevarlas también a la sucursal de Chula Vista.

La historia de la familia Rochín Ibarra es un claro ejemplo de cómo la perseverancia y el trabajo en equipo pueden transformar vidas y negocios. Cada miembro ha aportado su cuota de esfuerzo y creatividad, reflejando su herencia familiar y el espíritu de superación.

El apoyo incondicional de los padres ha sido fundamental en este viaje, cimentando valores de laboriosidad y honestidad que han guiado a Francisco y Daniela e Ignacio en sus respectivas trayectorias.

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A pesar de los desafíos económicos, su compromiso con la excelencia y la innovación ha permitido que sus negocios no solo sobrevivan, sino que prosperen en un entorno competitivo.

Con los pollos y carnes asadas "El Pochotillo", esta familia no solo alimenta a la comunidad de Mazatlán, sino que también nutre sueños y aspiraciones, demostrando que el éxito se construye con esfuerzo, amor y solidaridad.

La historia de los Rochín Ibarra continúa, y su legado promete inspirar a futuras generaciones a seguir sus pasos en el camino del emprendimiento.


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