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Con fortaleza mental y de corazón América enfrenta su vida con “huesitos de cristal”, en Mazatlán

Su abuelita Sol es su compañera y gran maestra de vida, ha sido su “sombra” desde que América nació hace 15 años

17 noviembre, 2025
América es un ejemplo de fortaleza y resiliencia, a sus 15 años demuestra que es posible superar cualquier obstáculo con fortaleza y el amor de su familia
América es un ejemplo de fortaleza y resiliencia, a sus 15 años demuestra que es posible superar cualquier obstáculo con fortaleza y el amor de su familia

El sábado 8 de noviembre América Janeth Cruz Acosta cumplió 15 años, llegó a “la edad de las ilusiones”.

Y en su caso, ha sido todo un logro llegar a esta etapa de su vida en la que la adolescencia la acompaña, pero con una madurez muy distinta a la mayoría de los jóvenes de su edad.

América nació en Mazatlán, en el antiguo Hospital General, y desde que su madre dio a luz los médicos notaron que algo no era normal en la bebé.

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Al nacer sus dos piernas se fracturaron, la abuela paterna de América, doña Soledad no notaba nada extraño pero el llanto constante de la niña y su cráneo más blando de lo normal la hicieron preocuparse.

Los médicos hicieron estudios y determinaron que América nació con Osteogénesis imperfecta, también conocida como enfermedad de los huesos de cristal, un padecimiento poco común que afecta a uno de cada diez mil a veinte mil niños.

Este padecimiento provoca que los huesos se fracturen con facilidad debido a que la masa ósea está reducida, las fracturas repetidas llevan a la deformidad progresiva de los huesos y puede favorecer infecciones y problemas respiratorios.

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La abuelita Sol recuerda que cuando le explicaron del padecimiento fue la primera vez en su vida que escuchó sobre la osteogénesis imperfecta, se puso a investigar y desde entonces se ha dedicado en cuerpo y alma a atender y acompañar a su nieta.

“Tiene 41 fracturas, desde que nació la teníamos que cargar en cojines, pero si tenía un sobresalto, si brincaba por un sonido fuerte se le rompían los huesos, siempre fue muy delicada. Los doctores me dijeron que no había remedio para eso, que así iba a vivir el resto de su vida, pero que en tres meses mi niña se iba, pero yo dije la última palabra la tiene Dios”, dice con los ojos llorosos.


Los papás de América son sordo mudos y no pudieron hacer mucho por ella, por lo que sus abuelos paternos se hicieron cargo de la niña desde entonces.

América creció sus primeros años de vida con muchos cuidados que no lograban detener las fracturas de sus huesos, así que su doctor estaba siempre al pendiente para atenderla y enyesarla, pues era inquieta y en su inocencia no alcanzaba a entender que su condición le impedía hacer muchas de las actividades que realizaban los niños de su edad.

“Siempre quise hacer lo que hacían los demás niños y me fracturaba porque hacía cosas que no debía hacer, fue hasta los 11 años que entendí muy bien que siempre voy a estar así y que esto me va a acompañar toda mi vida así que me tengo que cuidar”, dice América.


El amor incondicional de su abuela Sol como pilar fundamental

La señora Sol, que ha sido su sombra desde que América inició su vida escolar hasta ahora que está a punto de terminar la secundaria, platica que cuando América tenía tres años conocieron a una familia con un niño que tiene el mismo padecimiento que ella.

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Ellos las orientaron para acercarse al hospital Shiriners en Estados Unidos y como Sol es determinada, nada la detuvo hasta lograr que aceptaran a América y la trataran gratuitamente en el hospital de Pasadena, California.

“Hablé a un teléfono que me dieron, me mandaron primero a Culiacán y luego a Hermosillo, fueron muchas vueltas, hasta que una doctora le dio consulta por video conferencia y la aceptaron, desde entonces empezamos a ir cada dos meses, luego cada cuatro y hasta ahorita. Hace un año le hicieron una operación le pusieron unas varillas en las piernas”, platica.


Las políticas migratorias de la presente administración de Estados Unidos han impedido que América y su abuela acudan a sus consultas en el Hospital Srhriners en el último año.

Para regresar a Pasadena han tenido que hacer una serie de trámites para arreglar la custodia de América, el pasaporte y la visa de ambas, proceso que confían, está por finalizar.

“Espero que Dios nos ayude porque a América le duele donde le pusieron la varilla, entonces yo digo que la tienen que revisar”, asegura Sol.


Pero la determinación de América y su abuela ha sido acompañada de mucho apoyo y solidaridad de su comunidad y amigos que han hecho en sus visitas durante diez años a Shriners.

Aunque la atención es gratuita los costos de traslado y los viáticos de los viajes que hacen cada cuatro meses corren por cuenta de la familia y aunque el abuelo de América trabajó como “auriguero” y es pensionado, el dinero no alcanza para estos gastos tan fuertes.

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“Yo siempre junto plástico, antes la gente me llevaba bolsas de plástico a la casa, nosotros lo vendíamos y yo iba ahorrando el dinero, también boteamos en las escuelas donde ha estado América, tenemos amigos que nos ayudan a botear, hacemos rifas, kermés y allá en Estados Unidos también nos han ayudado mucho, de hecho, cuando vamos nos quedamos en casa de conocidos”, dice agradecida.


Superando obstáculos: Accesibilidad y apoyo comunitario en su camino

Para América el paso por las escuelas ha sido complicado, pero su presencia ha dejado huella en los planteles y constancia de que el esfuerzo ha valido la pena, pues en el camino ha dejado mejoras que ayudan a otros niños con discapacidad a vivir de manera menos complicada.

“Se me hizo difícil entrar a la primaria y que no me trataran igual que a los demás, siempre me quisieron tratar como especial y yo no quería eso, yo quería que me trataran como su amiga, pero tuve un solo amigo que ha estado conmigo desde niños, se llama Jesús Ernesto”, dice América.


A su entrada a la secundaria Mariano Escobedo de la colonia Flores Magón, Sol y América sufrieron por la falta de accesibilidad del plantel que no contaba con rampas para poder moverse con facilidad con la silla de ruedas.

Así que se dieron a la tarea de gestionar ante autoridades y con apoyo de la comunidad escolar lograron construir las rampas que hoy le facilitan la movilidad por el plantel y acceso a su aula.

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Un sueño por cumplir: América y su deseo de ayudar a otros

Aunque afirma que el estudio no es su fuerte, América asegura que seguirá esforzándose para estudiar la preparatoria y una carrera universitaria, le gustaría ser traumatóloga o psicóloga, pero su condición le deja un camino claro: la psicología.

“Quiero ayudar a personas igual que yo para que no les sea tan complicado el camino. Yo les digo a las personas que aprovechen lo que tienen, ellos tienen la capacidad física de hacer cosas, que le echen ganas porque la vida no siempre va a ser como tú te lo imaginas y el ser humano puede ser muy cruel con otros, pero hay que esforzarse y ser bueno con quienes nos rodean. A las mamás les digo que aprovechen a sus hijos porque es un regalo que Dios les dio por alguna razón y tienen que sentir el amor de sus hijos”, dice desde el corazón.


América y Soledad están a la espera de una nueva visita a Shriners, aunque durante diez años tuvieron que hacer el viaje por tierra y pasar por la garita de la mariposa en Nogales, con los nuevos documentos esperan poder viajar en avión, pues el camino es muy pesado en camión.

“Siempre nos vamos a Nogales Sonora en camión, pasamos la línea a pie y duramos unas seis horas en trámites, luego en taxi llegamos a Nogales Arizona donde esperamos un camión que pasa de madrugada y nos lleva a Los Ángeles, California, en un recorrido de más de dos días”, explica Sol.


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Pero el largo y cansado camino no es problema para América a pesar de lo complicado ella espera con ansias su próxima visita a Los Ángeles pues dice que allá puede salir a pasear y conocer lugares, lo que en Mazatlán generalmente no hace.

“Me tratan bien y me llevan a pasear, me gusta mucho me han llevado a Disney y allá me festejan mi cumpleaños, aquí en Mazatlán nunca me han festejado un cumpleaños”, dice América.


Este año, ante los obstáculos que América y Soledad han tenido para acudir al Hospital Shriners, los amigos de la comunidad latina que radica en Los Ángeles le han preparado, a la distancia, una fiesta de 15 años, la primera fiesta que tendrá en Mazatlán, el 13 de diciembre.

América está por comenzar una nueva etapa de su vida y su historia es ejemplo de esperanza y resiliencia para todos aquellos que enfrentan desafíos.

Con el amor incondicional de su abuela Sol, han demostrado que la fortaleza mental y el apoyo comunitario pueden superar cualquier obstáculo.

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A pesar de las dificultades de su condición y los desafíos del sistema, América no solo ha luchado por su bienestar, sino que ha dejado una huella imborrable en su escuela y en el corazón de quienes la rodean.

Su deseo de convertirse en psicóloga refleja su compromiso por ayudar a otros a vivir sus propias batallas con dignidad y amor.

América y Sol nos recuerdan que, aunque el camino sea difícil, el amor y la determinación pueden transformar la adversidad en oportunidades y a cada paso son testimonio de valentía y un espíritu indomable.


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