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Blanca Lazcano: una historia de resiliencia y solidaridad en el Tianguis de la Flores Magón en Mazatlán

De la violencia a la esperanza: el viaje de una madre luchadora

20 octubre, 2025
Desde hace 16 años Blanza Lazcano es líder de los tianguistas de la Flores Magón
Desde hace 16 años Blanza Lazcano es líder de los tianguistas de la Flores Magón

Cada martes, jueves y domingo en el Tianguis de la colonia Flores Magón se puede ver a Blanca Lazcano, una mujer animosa que lo mismo recorre los pasillos vendiendo bolsas de plástico que ofrece ropa en su puesto invitando a los clientes a acercarse y comprar.

Pero la historia de Blanca en Mazatlán inició hace 37 años en condiciones muy distintas a las que hoy, gracias a mucho trabajo, puede disfrutar.

Blanca Lazcano, “la amiga”, como muchos tianguistas la llaman, llegó a Mazatlán a sus 23 años de edad, con dos hijos pequeños huyendo de la violencia doméstica que sufría en su hogar, en la Ciudad de México.

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Blanca, originaria de la capital del país, nació y creció en el barrio de Tepito, trabajó en el tianguis de ese lugar, conocido por ser uno de los más importantes de todo México.

Allí aprendió a vender, a ganarse a los clientes y a llevar el sustento a su hogar, pero la violencia la alejó de su madre y sus hermanos, decidió viajar en tren hacia el norte buscando llegar al sueño americano, pero la vida la trajo a Mazatlán.

“Yo llegué viviendo en la calle con mis dos niños, llegué a la Santa Elena y me quedé en la terminal del tren porque ya no traía dinero, una señora que hacía limpieza me vio y me preguntó que de dónde era y dónde vivía, con quién venía y le dije con la bendición de Dios y con mis hijos”, recuerda conmovida.


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El poder de la comunidad: cómo un acto de bondad cambió una vida

El buen corazón de esa mujer sinaloense la salvó de vivir en las calles y le mostró que la solidaridad salva vidas y construye mejores comunidades.

“La señora era muy humilde y su casa también muy humilde, pero para mí fue un palacio porque era un techo más que nada para mis plebes, no para para mí, porque uno como mamá pues busca el bienestar siempre de sus hijos, entonces haz de cuenta que para mis hijos y para mí pues se abrieron las puertas de la gloria”, dice convencida.


Su benefactora también la llevó a un lugar donde consiguió trabajo rápidamente. Blanca recuerda que aún con miedo acudió a una vecindad donde un hombre le ofreció trabajo como vendedora de dulces, semillas y cigarros en los centros nocturnos y bares de la zona turística.

“Era una vecindad, cuando entré vi muchas tablas con cigarros, chicles, pistaches y el señor me dijo: ¿sabes vender? y dije pues toda mi vida vendí y con hambre pues más, me dijo agarra una tabla te vas a ir afuera del Señor Frogs”, platica.


El empleador, al que llamaban “Pistache” pronto falleció, pero le dejó a sus numerosos empleados una herencia: a cada uno le regaló su tabla para trabajar llena de mercancía y desde ahí Blanca se convirtió en su propia jefa.

Vendía dulces y flores en la zona turística, con mucho trabajo pudo rentar una casa para ella y para sus hijos, pero conforme ellos crecieron también crecieron las necesidades.

Así que Blanca trabajó durante años en muchas cosas, seguía en el comercio, pero también lavaba y planchaba ropa ajena, daba clases de baile, cuidaba niños, hacía comida para eventos, todo lo que estuviera a su alcance para generar el ingreso necesario para ella y sus hijos.

Liderazgo y superación: Blanca, la voz de los comerciantes

Tiempo después Blanca empezó a trabajar vendiendo nopales en el mercado del Conchi y una amiga la invitó al Tianguis de la Flores Magón.

“Mi mamá me había dicho años antes que me dedicara a hacer mi vocación que sabía, que era vender en los tianguis. Y al llegar aquí dije le voy a calar, llegué a este tianguis con un plástico y dos piezas de ropa y le doy gracias a Dios que a base de mucho trabajo he salido adelante”, dice.


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Blanca se acopló rápido a la actividad del Tianguis pues conocía ese trabajo desde pequeña, y aunque al principio notó algo de recelo de los demás tianguistas pronto se ganó la confianza de la líder de los comerciantes que vio en ella un don especial.

“Yo pienso que vio como vendía y como me desenvolvía y cuando tenía que ir al Ayuntamiento me empezó a invitar porque decía que yo sabía hablar con las autoridades, hasta que un día me dijo ya me voy a ir y vamos a hacer unas votaciones a ver quién se queda de líder”, recuerda.


El resultado de esa elección de los tianguistas de la Flores Magón fue que la mayoría votó por Blanca Lazcano que hoy tiene 16 años como representante de los comerciantes del lugar.

“Les dije si ustedes quieren que los represente pues vamos echándole ganas, le doy gracias a Dios que a través de los años he tenido buena relación con todos los que nos corresponde tratar y me he ganado la confianza tanto de mis compañeros como de las autoridades”, señala orgullosa.


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Educación y amor: el camino de una madre hacia el éxito de sus hijos

En el Tianguis Blanca conoció a alguien y se volvió a casar, tuvo otro hijo y aunque esa relación terminó, su hijo ha sido una bendición especial.

“Tengo un hijo de 22 años, tiene síndrome de Asperger, no le ha afectado en su aprendizaje es muy inteligente está becado por la universidad estudia historia en Culiacán”, dice con los ojos llorosos.


Blanca platica que ella notaba algo diferente en su hijo desde pequeño, pero como madre fue difícil para ella aceptar que tuviera una condición diferente a la de los demás niños.

“Él mismo me dijo un día mamá por qué no me lleva con el psiquiatra yo sé que tengo una discapacidad. Y yo renuente porque sabes que la misma sociedad rechaza a esos niños. Así que fui con un psicólogo primeramente yo para aceptar que tenía un hijo con una discapacidad, para saber cómo lo iba a apoyar”, dice con la voz entrecortada.


Y con pleno convencimiento de que el siguiente paso en beneficio de su hijo era el tratamiento médico adecuado, acudieron a un psiquiatra.

“Fuimos con el psiquiatra a que lo evaluara y a que le dieran medicamento, al principio yo no le quería dar medicamento porque sentía que lo drogaba, pero al último tuve que aceptar que mi hijo necesitaba ese medicamento, desde los seis años yo lo empecé a llevar, que ahorita ya tiene 22, y le han quitado medicamento poco a poco”, señala Blanca.


En el transcurso de todos esos años Blanca no sólo continuó cuidando a sus tres hijos, ejerciendo el comercio y liderando a los vendedores del Tianguis, también le hizo “sombra” a su hijo menor en la escuela y se encargó de que tuviera el tratamiento médico que necesitaba.

“Mi hijo es muy amable, muy cariñoso, muy considerado. Yo le hice sombra en la primaria y en la secundaria. En la preparatoria ya no le hice sombra porque hay un programa que se llama ADIUAS que es para estudiantes con necesidades especiales, entonces les ponen un monitor”, señala.


Para Blanca ha sido un camino lleno de aprendizajes al lado de sus hijos, en especial del menor, quien ahora es un universitario destacado, con ganas de continuar preparándose. Al principio fue complicado dejarlo explorar solo el mundo, pero era necesario, dice convencida.

“Me han pasado muchas cosas con mi muchacho, pero le doy gracias a Dios que nos ha guiado bien y que me ha dado sabiduría y fortaleza para guiarlo”, asegura.


Sus hijos mayores apoyan a Blanca y a su hermano menor, ellos son el motor de una madre que ha trabajado arduamente prácticamente toda su vida para verlos realizados.

“Le pido yo a mucho a Dios que me dé fuerzas para seguir apoyando a mi muchacho porque pues ese es mi motor, quiero mucho a mis otros dos hijos, los amo y yo les digo a ellos que mientras Dios me de licencia estaré aquí parada como soldado”, asegura llena de amor.


Blanca Lazcano no solo representa la resiliencia ante la adversidad, también es ejemplo de esperanza y solidaridad en su comunidad.

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Su historia, marcada por la superación y el trabajo incansable, es un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, es posible construir un futuro mejor.

La vida de Blanca nos enseña la importancia de la empatía y el apoyo mutuo. Su experiencia resalta cómo la bondad de una persona puede transformar vidas, creando un efecto dominó de positividad en la comunidad.

Al liderar a los comerciantes del Tianguis de la colonia Flores Magón, Blanca no solo ha encontrado su lugar, sino que ha forjado un espacio donde cada vendedor puede prosperar y ser escuchado.

Hoy, mientras continúa su labor, Blanca invita a todos a reconocer el poder de la comunidad y la importancia de brindar apoyo a quienes más lo necesitan.

Su historia es un testimonio de que, juntos, podemos enfrentar cualquier adversidad y salir adelante, creando un entorno más solidario y enriquecedor para todos. La paz se construye con gestos de bondad.


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