Las Laras: emprendimiento y hermandad de corazón en el Tianguis de la Flores Magón de Mazatlán
De la granja al tianguis: una historia de resiliencia y unión familiar


Sonia y Judith Lara son hermanas y socias. Sus negocios son emprendimientos familiares que nacieron hace 28 años en Mazatlán, con la venta de pollos en el Tianguis dominical de la colonia Benito Juárez.
Sonia, la mayor de “Las Laras” como son conocidas en el ámbito del comercio mazatleco, platica que ella y su hermana son las únicas hijas de un matrimonio que terminó muy pronto y en el que su mamá tomó la responsabilidad de sacarlas adelante y enseñarlas a trabajar.
La mayor de las hermanas Lara recuerda que su mamá se vio en la necesidad de emprender desde muy joven, pues a los 21 años ya estaba sola con sus dos niñas pequeñas, que se llevan dos años de diferencia.
El legado de su madre: enseñanzas que perduran en el tiempo
Así, su mamá inició una granja de pollos en la zona de El Castillo, enfrente del penal, pero con el paso del huracán Olivia en 1975 la granja sufrió grandes pérdidas y tuvo que cerrar, sin embargo, sus esfuerzos no cesaron y volvió a emprender con otra granja en El Venadillo. 
“Nosotras estábamos chiquillas, mi mamá era madre soltera muy joven ella tenía 22 años cuando se divorció de mi papá con dos hijas, así que ella nos enseñó a trabajar”, asegura.
Con el paso del tiempo y la llegada a Mazatlán de grandes compañías polleras el negocio de las granjas dejó de ser una opción para la familia, Sonia señala que a los pequeños productores como su mamá ya no les convenía la crianza de pollos debido a la competencia.
“Ellos ya traían el pollo listo para procesar y para entregarlo en los mercados y traían muy buen precio, entonces mi mamá decidió cerrar el negocio y nosotras nos dedicamos a buscar otras opciones de venta”, dice.
Pero sus nuevos horizontes no se alejaron mucho de lo que les enseñó su mamá como forma de ganarse la vida. Siguiendo los pasos de algunos parientes cercanos, “Las Lara” empezaron a vender pollo en la Tianguis dominical de la Colonia Juárez. 
“En el Tianguis de la Juárez tenían puesto dos tías, en los tianguis se vende más barato y mucha gente busca los tianguis en lugar de ir al mercado y así se nos ocurrió acercarnos a buscar la manera de vender”, señala.
Un negocio que une: el trabajo en equipo de las hermanas
Tanto Sonia como Judith empezaron sus emprendimientos en el tianguis vendiendo pollo, pero al ver que se hacían la competencia, Sonia tuvo la iniciativa de vender huevo, así cada una empezó a ganar clientes en su giro y permanecieron juntas en el comercio.
“Vi que era competencia y empecé a vender huevo, primero con una o dos cajitas y fuimos aumentando poco a poco creció el negocio, ella se quedó con el pollo y yo con el huevo, pero eso sí siempre juntas”, asegura Sonia.
Luego de 8 años trabajando en el Tianguis de la colonia Juárez “Las Laras” decidieron ampliar sus puntos de venta y buscaron suerte en el Tianguis de la colonia Flores Magón, donde llevan 20 años vendiendo sus productos los días martes.
“En la Juárez y el la Flores Magón estamos en puestos pegaditos, ella en el uno y yo en el dos, siempre hemos sido muy unidas las dos hermanas”, dice con orgullo mientras Judith escucha atenta.

Con el paso del tiempo tanto Sonia como Judith conocieron a sus parejas, se casaron y formaron sus familias, que hoy están involucradas también en la venta de pollos, huevo, cremería y abarrotes.
Generaciones de esfuerzo: los hijos que continúan el camino
Sonia señala que han encontrado en este emprendimiento un buen negocio que les ha permitido dar sustento a los suyos y las carreras profesionales a sus hijos, quienes demás de ejercer se mantienen dentro del comercio.
“Nuestros esposos e hijos trabajan con nosotros, mis tres hijos gracias a Dios son profesionistas, pero siguieron con el negocio. Mi hija mayor es médico, el segundo es piloto naval y la tercera es dentista, en la mañana me ayuda y en las tardes da consulta”, dice orgullosa.
Para Sonia el trabajo en equipo con su esposo ha sido fundamental para sacar adelante a sus hijos y su negocio, pues aunque actualmente él trabaja en el emprendimiento familiar hubo una época en la que tuvo que hacer grandes esfuerzos para sacar adelante la carrera de su primera hija.
“La hija mayor se fue a estudiar a Culiacán y económicamente no podíamos, entonces él se fue a Alaska a trabajar, se embarcaba hasta seis meses en la pesca de salmón y regresaba, hasta que ya tuvimos para poner el negocito bien y se pudo quedar”, recuerda.
En ese lapso, que se extendió seis años, la pareja tuvo que enfrentar situaciones complicadas, pues él sufría de ansiedad al partir. Sin embargo, juntos superaron ese periodo y finalmente pudieron estar juntos en familia de nuevo trabajando en su negocio. 
Gracias a ese gran esfuerzo el emprendimiento prosperó y los otros hijos de la pareja pudieron cumplir sus metas académicas también.
Hoy el negocio familiar se ha ampliado, el hijo de Sonia abrió una nueva tienda de “Las Laras” en la avenida Tulipán de la colonia Flores Magón, un negocio en el que ofrece pollo, huevo, abarrotes y cremería.
Las hermanas Sonia y Judith continúan acudiendo a los tianguis donde han hecho comunidad con compañeros de comercio y clientela, que las busca los martes y domingos o acude a la tienda para seguir consumiendo sus productos.
La historia de Sonia y Judith Lara es un poderoso testimonio de perseverancia, unión familiar y emprendimiento.
A través de los altibajos que la vida les ha presentado, estas hermanas han demostrado que el trabajo en equipo y la determinación pueden transformar desafíos en oportunidades.
Desde sus inicios en el tianguis de la colonia Benito Juárez hasta la expansión de su negocio familiar, han tejido una red de apoyo que no solo beneficia a sus familias, sino que también fortalece la comunidad de Mazatlán. 
Hoy, mientras sus hijos continúan el legado familiar, Sonia y Judith no solo venden productos; están construyendo sueños y sembrando esperanza en cada rincón donde establecen su presencia.
Su historia inspira a otros a seguir adelante, recordándonos que el verdadero éxito no se mide solo en ganancias, sino en el amor y el esfuerzo que se comparte en el camino.
Con su emprendimiento las hermanas Lara están dejando una huella imborrable en su comunidad, un recordatorio de que, con trabajo y dedicación, es posible superar cualquier obstáculo.









