Talento culichi desde la infancia, los gemelos que entrenan en Alturas del Sur para llegar al América
La historia de Alina y Max, dos gemelos que corren juntos hacia un mismo objetivo: ser futbolistas

En las canchas del fraccionamiento Alturas del Sur hay dos pequeños que nunca pasan desapercibidos. Corren, ríen, se animan entre ellos y comparten algo más que el apellido y el uniforme del Club América: comparten el mismo sueño de ser futbolistas profesionales.
Se llaman Alina Yanahí y Maximiliano López Sauceda, tienen siete años y son gemelos. Desde los seis forman parte del Nido Águila, la escuela oficial del Club América en Culiacán. Allí, con disciplina y alegría, comienzan a escribir su historia.
"A mí me metió mi mamá para que hiciera deporte", cuenta Alina con una sonrisa tímida para Tus Buenas Noticias, mientras acomoda su cabello después de entrenar.
El futbol se volvió parte de su vida diaria

Su mamá, Tania Sauceda, recuerda que todo empezó como una forma de mantenerlos activos, pero pronto el fútbol se volvió parte de su vida diaria. "Al principio era solo para que hicieran ejercicio, pero ahora no pueden pasar un día sin hablar del balón", dice entre risas.
Maximiliano, o simplemente Max, no se queda atrás. Con su voz firme y segura afirma: "Me gusta mucho el fútbol, juego con mi hermana y con mi papá en la casa".
En la cancha, se nota su energía. No importa si hace calor o si el entrenamiento es intenso, él sigue corriendo con la misma sonrisa.
Estudiantes destacados

Ambos estudian en la Escuela Ramón F. Iturbe, en la colonia 21 de Marzo. Comparten salón, tareas y ahora también una meta: jugar algún día en el América profesional.
"Yo quiero ser futbolista de grande, porque no me gusta estar encerrada", dice Alina, quien disfruta más la educación física que cualquier otra materia.
Para su entrenador, Ryan, los gemelos son un ejemplo de compañerismo y entusiasmo. "Siempre llegan juntos, se apoyan, se animan. Si uno falla, el otro lo motiva. Tienen ese espíritu que no se enseña, se trae de nacimiento", comenta orgulloso.
Buenos elementos para el Nido Águila

En poco tiempo, el equipo en el que participan ha destacado en torneos locales, acumulando buenos resultados. "No van en primer lugar, pero ya tienen nueve puntos, y lo más importante es el compromiso que muestran todos los niños", agrega el entrenador.
Alina y Max no solo comparten la pasión por el fútbol, también se acompañan en todo. "Si ella no viene, yo no me divierto", dice Max con sinceridad. "Y cuando él no está, juego con mi amiga Aitana… pero no es lo mismo", responde Alina entre risas.
Cada domingo, estos pequeños guerreros del balón llegan puntuales a su entrenamiento en el campo de Alturas del Sur, con el uniforme bien puesto y el corazón lleno de ilusión. Porque para ellos, el fútbol no es solo un juego: es el lazo que los une como hermanos y como soñadores.
Al final del entrenamiento, mientras el sol cae sobre la cancha, Alina y Max se despiden con una frase que resume su historia:
"Nos gusta el fútbol porque nos gusta correr juntos. Siempre juntos".
Estos niños si continúan jugando con el corazón, nunca perderán en la vida.
































