Migrante veracruzana, de jornalera a emprendedora y gestora social en Villa Juárez, Navolato
Esmeralda Jacobo inspira con su historia de migración, emprendimiento y servicio comunitario en Villa Juárez.

La vida de Esmeralda Jacobo Cruz es un testimonio de lucha, resiliencia y transformación. Originaria de Veracruz y avecindada desde hace más de tres décadas en Villa Juárez, Navolato, su trayectoria pasó de ser jornalera agrícola con dobles turnos a convertirse en emprendedora y gestora social reconocida en la comunidad.
De Veracruz a los campos de Sinaloa
Como miles de familias veracruzanas, Esmeralda migró al noroeste de México en busca de mejores oportunidades. Tenía 8 años cuando llegó de Piedras Negras Veracruz, acompañada de su madre y 5 hermanos. A esa edad encontró trabajo en los campos de Villa Juárez, como apuntadora en una cuadrilla, porque antes también los niños trabajaban.
Su juventud la pasó en las labores de jornalera agrícola, se casó y procreó 3 hijos: Juan Daniel Guzmán Jacobo, Sarahí y Engelberto. Tras su divorcio a los 10 años de casada, pasó 19 años de su vida necesitada de trabajar de jornalera en dos turnos, desde las 4 de la mañana, hasta por 16 horas diarias, para mantener a sus hijos. Ahora ya son adultos, tiene un segundo matrimonio y es abuela.
“No fue fácil, había días en los que parecía imposible continuar, pero el compromiso con mis hijos me dio la fuerza. Sé lo que significa dejar tu tierra y llegar sin nada, pero también sé que con esfuerzo sí se puede salir adelante”, expresa con emoción.
Durante su paso como jornalera agrícola trabajó en los campos: La Palma, Campo Batan, Campo Pénjamo, Campo Victoria, Campo Moroleón, Campo Pía, Paralelo 38, Campo Cerrucho y Divemex, entre otros. En ese tiempo construyó su casa. Su último empleo fue de fletera llevando personal a los campos agrícolas en una camioneta.
Después de más de 30 años en el campo, Esmeralda decidió emprender. Con los pocos ahorros que había logrado reunir y el apoyo de su esposo Sergio Fabián Martínez, comenzó un pequeño negocio en el Tianguis de Villa Juárez.
Ahí, los fines de semana, desde la madrugada vende ropa, calzado y artículos de uso diario para familias trabajadoras, siempre buscando precios accesibles y productos de buena calidad.
“El tianguis fue mi escuela. Ahí aprendí a tratar con la gente, a administrar lo poco que tenía y a darme cuenta de que podía crecer”, comenta.

Gracias a su constancia, el negocio fue creciendo. Hoy cuenta con una clientela fiel en los tianguis de Villa Juárez y se prepara para dar un paso más grande: la apertura de dos locales fijos. Uno de ropa para caballeros y niños; y otro de ropa y accesorios para dama y niñas.
Compromiso social con Villa Juárez
El espíritu de servicio llevó a Esmeralda más allá del emprendimiento. Se convirtió en gestora social, impulsando apoyos a jornaleros y familias necesitadas. También es funcionaria, trabajando como responsable de un Centro Comunitario Luis Donaldo Colosio Murrieta del Ayuntamiento de Navolato.
Parte de su vocación altruista es gestionar y colectar ropa, útiles escolares y medicinas para personas vulnerables. También en el Centro Comunitario ofrecen cursos de capacitación en diversos oficios para nuevos emprendimientos familiares.
“Lo que más me gusta de este trabajo es poder ayudar a las personas, ver cómo los niños se ponen contentos cuando reciben una mochila nueva o usada, ver cómo las personas reciben medicinas que tanto necesitan y no pueden comprar. Eso me llena de satisfacción porque yo sé lo que es no tener”, comenta.
Un mensaje para los migrantes
Consciente de la difícil realidad que enfrentan quienes, como ella, dejaron su estado natal en busca de un futuro, Esmeralda envía un mensaje a los migrantes que hoy llegan a Villa Juárez:
“Quiero decirles que no pierdan la fe, que aprovechen cada oportunidad, aunque parezca pequeña. Aquí también hay gente buena y comunidades que pueden convertirse en un nuevo hogar. Lo más importante es nunca olvidar de dónde venimos y luchar con dignidad” expresa con entusiasmo.
Sus palabras, llenas de experiencia y sentimiento, reflejan la empatía de alguien que ha vivido en carne propia las dificultades de migrar y que ahora se esfuerza por abrir caminos para otros. Confiesa con satisfacción que está viviendo hoy los mejores momentos de su vida.
Hoy, Esmeralda Jacobo es vista como un ejemplo de superación y compromiso en Villa Juárez, Navolato. Su historia inspira a otras mujeres que buscan salir adelante pese a la adversidad.
Desde su rol de emprendedora y gestora social, continúa abriendo caminos y demostrando que la resiliencia, la perseverancia y la solidaridad pueden transformar vidas y comunidades enteras. Nos demuestra que el trabajo honesto y la dedicación cambia las dificultades en virtudes.