San Ignacio y sus raspados más famosos, el legado de “Chayin” que enamora a turistas
En el corazón de San Ignacio, Sinaloa, hay un puesto que guarda más de 20 años de historia y sabor. Los famosos raspados de “Chayin” son una parada obligada para todo visitante
Quien visita el Pueblo Mágico de San Ignacio, y no prueba los raspados de “Chayin”, es como si no hubiera ido, es la frase de esta comerciante que desde niña ha sabido lo que es ganarse el dinero con esfuerzo y dedicación.
Rosario Verdín Pérez, oriunda de la cabecera municipal, sabe perfectamente lo que es el comercio, pues su padre le inculcó desde muy pequeña el amor por este oficio tan noble, pues dijo recordar que este atendía una carreta grande en la plazuela principal, donde vendían tortas, aguas frescas, fruta picada, raspados y demás.
Así inició con la venta de raspado Chayin en San Ignacio
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Fue después que su padre falleció hace alrededor de 35 años que dejó de vender, posteriormente se casó, y regresó a las ventas hace más de 20 años, ya de forma establecida, primero en el otro extremo de la plazuela principal, y desde hace 17 años en la esquina de la misma, frente al palacio municipal.
Entusiasmada dice que le gusta ser comerciante, conocer personas, tratarlas, convivir, saber de donde vienen y que es lo que los trajo a San Ignacio, pues por estar instalada en un punto estratégico, ha tenido la fortuna de conocer infinidad de turistas, y convivir con quienes son originarias del municipio, pero que por algún motivo tuvieron que irse del municipio, pero que regresan en temporadas específicas.
Incluso mencionó que no falta quien le tome vídeos o fotografías que posteriormente suben a las redes sociales recomendando sus raspados.
Regularmente a diario se instala a las 10:00 horas de la mañana, y se retira cerca de las 15:00 horas, esto abarca todo el año, pues aunque sea invierno las personas no dejan de consumir su producto.
Además, también vende tostitos preparados, chimichangas, diablitos, cevichurros, y otro más que ella misma bautizó como “chingaderas”, y que es muy bien vendido, este lleva zanahoria, pepino, cueritos, cacahuate japones, chaca chaca, y se le vierte salsa, tajín, limón y clamato, sin duda dijo, es un antojito más natural.
En temporada de la pitaya, hace para la venta tamales y mermelada, además de que también participa en el festival que se realiza año con año, donde personas de la cabecera promocionan diferentes preparados con este rico fruto endémico de San Ignacio.
Diferentes sabores de raspados
En su puesto ofrece raspados de diferentes sabores como; leche quemada, piña, ciruela, guayaba, vainilla, tamarindo, en temporada alta que son las vacaciones, nuez, chocolate, rosa, durazno y fresa, siendo de los más pedidos los sabores de leche quemada y piña.
Mencionó que siempre realiza sus jarabes con amor y con productos de calidad, pues lo que se busca es ofrecerle al cliente lo mejor para que este se vaya contento, regrese y la recomiende, pues su padre siempre le decía “si vas a hacer algo, hazlo bien, si no mejor ni lo hagas” y “si vas a ir a trabajar, ve de buen modo, si no mejor ni vayas”, eso es algo que le quedó muy grabado y que dice, ha llevado a la práctica.
“Aquí llegan de personas con diferentes gustos, diferente paladar, y hay que saber que ofrecerles, igual en temporada alta, preparo dos jarabes para diabéticos, porque son los únicos que les puede aportar algo benéfico, que es de guayaba y tamarindo” explicó.
Por el momento las ventas han estado tranquilas, pero para ella la temporada de calor es la mejor, pues las personas buscan refrescarse.
En cuanto a la preparación de los jarabes, dijo que es laborioso, por lo que se requiere mucho tiempo, y procura que toda la fruta que utiliza sea fresca, y aunque es cansado, añadió, es muy satisfactorio ver todo el esfuerzo reflejado en el gusto de las personas, cuando le expresan que están muy ricos o que nunca habían probado algo igual.
Indicó que la clave del éxito de un negocio es el buen trato que le das al cliente, siempre procurar estar de buen humor, recibirlos con una sonrisa, pues las personas no tienen la culpa de los problemas que ella pueda tener.
También envió un mensaje a todos aquellos emprendedores que no se desesperen, pues la situación económica por la que atraviesa no solo el municipio, sino todo el estado no es la mejor, que sean perseverantes y que busquen innovar, no copiar el emprendimiento de otra persona.
Por último, dijo que le gusta mucho trabajar, además que es una bendición tener una entrada de dinero extra en el hogar, pues gracias a esto ha apoyado a sus hijos para que terminen una carrera, y orgullosa mencionó que ya tiene dos profesionistas, una contadora y un chef, y que en un año más tendrá una veterinaria.
Es así como una persona perseverante nos enseña varias lecciones valiosas como, la determinación, la resiliencia, el aprendizaje continuo, la paciencia y la fuerza interior.
