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Mamá Belem, con su comida apapacha a los visitantes del Tianguis de la Flores Magón en Mazatlán

Desde hace 5 años Belem Alcaraz emprendió con sus hijas un negocio de comida que les permite darle más tiempo de calidad al hogar y la familia

18 septiembre, 2025
Belem y Sarahí atienden con gusto a sus clientes en el Tianguis de la Flores Magón
Belem y Sarahí atienden con gusto a sus clientes en el Tianguis de la Flores Magón

La necesidad de tener tiempo para el cuidado de los más pequeños de la familia y permanecer en su hogar fue el motor que llevó a la señora Belem y sus hijas a emprender un negocio de comida y otro de venta de ropa en el Tianguis de la colonia Flores Magón.

En ese entonces, ellas tenían diferentes empleos que les consumían muchas horas del día, lo que les impedía estar al pendiente de los niños.


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Juanita, la otra hija de Belem atiende un puesto de venta de ropa, las tres trabajan los días de tianguis: martes, jueves y domingos. Entre ellas y el esposo de Belem se coordinan y trabajan en equipo para que todo salga bien en el negocio y que los niños tengan la atención necesaria.

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Creciendo juntas: la dinámica familiar en el Tianguis

Al ser un emprendimiento de comida, el puesto de “Mamá Belem” como todos conocen a Belem en el Tianguis, obliga a estar desde muy temprano los días de trabajo para atender a los clientes.

“Nosotros para venir nos levantamos a la 1:30 o 2:00 de la mañana para estar en el tianguis a las 3:00 am y llegando empezamos a poner carpas, mesas, café, hacemos avena, kekis, pan con mantequilla y así se va nuestra mañana, hasta las 12:30 del día ya empezamos a recoger”, explica Sarahí a quien todos conocen como “Paloma” en el tianguis, por su semejanza con esa ave desde que era pequeña.


Mientras ellas ya están de pie, trabajando en el puesto, los niños se quedan con Juanita en casa, se levantan un poco más tarde y a las 6:00 am se van al tianguis a esperar que dé la hora de ir a la escuela.

“Nosotros nos venimos temprano y los niños se quedan con mi hermana en la casa, hasta que se dan las 6:00 am se vienen con ella, se están aquí hasta que se dan las 7:40 de la mañana, yo llevo a mi hija a la escuela, ellos (los niños) tienen todavía el privilegio de levantarse tarde”, dice Sarahí.


Durante las vacaciones, el cuidado de los pequeños también requirió del abuelo, pues él al ser músico de banda sale un poco más tarde de casa y se quedaba con ellos a esperar que las mujeres regresaran del tianguis.

“Mi papá es músico de banda, de las que les llaman “matona”, que se arman de diferentes músicos de varias bandas y se van a la huipa a la playa, durante las vacaciones los niños se quedaban en casa con el abuelo, cuando regresábamos para cuidarlos él se iba a trabajar”, señala.


Un emprendimiento familiar con sabor a hogar

El puesto de comida de “Mamá Belem” nació como una idea para solucionar una necesidad familiar, pero también como una manera de aprovechar el talento de Belem, a quien le gusta ser anfitriona y con su comida demuestra su amor por los demás.

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“Toda la gente me decía que pusiera un negocio de comida porque los invitaba a comer y me decían está muy bueno, ponga su changarro para venirle a consumir y dije me voy a animar y voy a poner mi negocio”, expresa.


Por su carácter amable y don de gentes en el tianguis los clientes y compañeros bautizaron a Belem como “Mamá Belem” y así es conocido su negocio desde que inició, ella y sus hijas disfrutan de la cocina y la convivencia, aseguran que el sazón y su variado menú han sido la clave del éxito para su negocio.

“Aquí tenemos variedad de desayunos, huevos al gusto, lo primordial es el taco de camarón capeado, a veces hacemos costillitas en salsa roja, chiles rellenos, los domingos son de menudo, los jueves son de pozole, variamos el menú, pero el taco capeado, chicharrón y machaca los tenemos todos los días”, dice Sarahí.


Normalmente los clientes del puesto de comida son de fuera, gente que va al tianguis a comprar y muchos llegan nada más a consumir los alimentos que prepara “Mamá Belem”, también la gente que trabaja en el tianguis consume regularmente.

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Belem asegura que estar en familia, apoyarse y poder hacer lo que le gusta es la mayor recompensa de ese emprendimiento.

“Estar en familia y estar de acuerdo en el trabajo es muy bonito, mi esposo me apoya en las madrugadas me trae el hielo, si se termina al gas va por él y aquí están mis hijas apoyándome, demás hemos hecho amistad con muchos clientes que dicen que comen muy a gusto aquí”, dice emocionada.


Con este negocio, Belem y su familia reafirman su orgullo como habitantes de la colonia Flores Magón, donde han vivido desde sus inicios.

“Mi mamá fue una de las fundadoras de la Flores Magón, cuando recién empezó a formarse la colonia ella llegó aquí, se llama Teodora Flores y fue pionera, ya tenemos 50 años en la Flores Magón”, asegura.


El emprendimiento de “Mamá Belem” no solo ha transformado la vida de esta familia, sino que también ha tejido lazos con la comunidad, convirtiéndose en un punto de encuentro donde la comida y el cariño se entrelazan.

Con sus tacos de camarón capeado y cada sonrisa compartida, Belem y sus hijas demuestran que el amor por la familia y la tradición culinaria son ingredientes esenciales para el éxito.

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En un mundo donde el tiempo se vuelve escaso, ellas han encontrado la manera de crear momentos significativos, reafirmando su legado en la colonia Flores Magón y dejando huella en el corazón de quienes las visitan.


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