Migración totonaca fortalece la producción hortícola y la diversidad cultural en Villa Juárez, Navolato
La llegada estacional de familias totonacas a Villa Juárez impulsa la producción hortícola y, a la vez, transforma al valle en un espacio pluricultural donde convergen lenguas, tradiciones y saberes ancestrales.

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La presencia recurrente de población totonaca en los campos agrícolas de Sinaloa se ha convertido en un componente clave para el desarrollo hortícola y, al mismo tiempo, en un factor que está transformando el valle de Villa Juárez en una región multiétnica y policultural.
Su llegada, marcada por ciclos estacionales de trabajo y por profundas raíces culturales, ha enriquecido tanto la economía agrícola como el tejido social del centro del estado.
La llegada totonaca en Sinaloa y su impacto en la agricultura
Los totonacas son originarios de la región del Totonacapan, que abarca parte de Veracruz y el norte de Puebla. Este pueblo indígena, con una herencia cultural milenaria, mantiene vivas sus lenguas, principalmente el totonaco, en varias de sus variantes. 
Entre las costumbres que conservan se encuentran los rituales agrícolas de agradecimiento a la tierra, la preparación de alimentos tradicionales como los tamales de frijol y pipián, y la transmisión oral de saberes familiares.
Ellos fueron constructores de pirámides siglos atrás. Muchas familias migrantes mantienen el uso cotidiano de su lengua materna, reforzando su cohesión cultural aun en contextos laborales adversos.
Factores que impulsan la migración totonaca hacia Sinaloa
La migración totonaca hacia Sinaloa responde a factores de expulsión relacionados con la escasez de empleo en sus comunidades de origen. En los desplazamientos suelen involucrar a familias completas, incluidos niños.
Los campos agrícolas de Sinaloa se han consolidado como uno de los principales destinos para jornaleros totonacas, junto con grupos étnicos, provenientes de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Colima, Nayarit y Puebla. 
Entre octubre y mayo, cuando se intensifican las labores de plantación, deshierbe, corte y empaque de hortalizas como tomate, pepino y chile, los trabajadores migrantes se vuelven indispensables para sostener la producción que abastece mercados nacionales e internacionales.
La importancia de la mano de obra indígena en la producción agrícola
Su experiencia y destrezas en procesos clave —desde la siembra hasta la cosecha y selección— los han convertido en una mano de obra calificada dentro del sector agrícola sinaloense. La presencia totonaca y de otros pueblos indígenas ha transformado a Villa Juárez y su valle agrícola en un espacio pluricultural, donde convergen lenguas, tradiciones y formas de organización familiar provenientes de distintas regiones del país.
Esta migración estacional ha tejido redes de convivencia que reconfiguran de manera profunda la identidad social del valle agrícola de Sinaloa. Son manos que trabajan y voces del alma de México.










