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Vecinos de Prados del Sol 2 siembran unión y esperanza en su Huerto Urbano

En Prados del Sol 2, vecinos y familias de Culiacán se unen para sembrar pepino y tomate en su Huerto Urbano, una iniciativa que fortalece la unión comunitaria y demuestra que, cuando se cultiva con corazón, florece el bienestar de todos

21 octubre, 2025
En el huerto urbano de Prados del Sol del Desierto, las semillas no solo germinan en la tierra, también en el corazón de una comunidad que ha decidido florecer junta. | Imágenes de Francisco Castro
En el huerto urbano de Prados del Sol del Desierto, las semillas no solo germinan en la tierra, también en el corazón de una comunidad que ha decidido florecer junta. | Imágenes de Francisco Castro

Bajo los primeros rayos del sol de la mañana, el Huerto Urbano del Parque Prados del Sol del Desierto, al sur de Culiacán, cobró nueva vida con el trasplante de plántulas de pepino y tomate, en una jornada comunitaria que reunió a vecinos, familias y amigos de colonias cercanas. 

Más que una simple actividad agrícola, el encuentro matutino se convirtió en un símbolo de trabajo en equipo, convivencia y compromiso por un entorno más verde y solidario.


Vecinos de Prados del Sol 2 y colonias aledañas se sumaron a la plantación en el Huerto Urbano del Parque Prados del Sol del Desierto.
Vecinos de Prados del Sol 2 y colonias aledañas se sumaron a la plantación en el Huerto Urbano del Parque Prados del Sol del Desierto.

Cultivar la tierra, cultivar la comunidad

Rigoberto Cristóbal, uno de los pilares del comité vecinal y encargado del huerto, encabezó la actividad con la misma energía que lo caracteriza desde hace cinco años de labor en el parque.

“Empezamos desde temprano, con alegría y ganas de aportar algo bueno a la colonia”, comentó para Tus Buenas Noticias, mientras acomodaba la tierra húmeda para iniciar la plantación.


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A la jornada acudieron integrantes del comité de vecinos, familiares de Rigoberto y habitantes de colonias cercanas como Prados del Sol. Entre ellos, destacaron Amelia Soto, presidenta del comité del Parque de la Tundra, y Diana Victoria Berrelleza, quienes no dudaron en ponerse los guantes y sumarse a la siembra.

El objetivo, explicó Rigoberto, “no es solo sembrar hortalizas, sino sembrar comunidad. Cuando todos aportamos, el entorno cambia. Lo que se cosecha aquí no solo son pepinos o tomates, sino relaciones y confianza”.

De tierra árida a espacio fértil

El Huerto Urbano, ubicado entre las avenidas del Desierto y de la Sierra, no siempre lució como hoy. Hace tres años, la tierra era dura y poco apta para el cultivo.

Sin embargo, la perseverancia de los vecinos y el apoyo de instituciones como Fundación Coppel y Parques Alegres transformaron el terreno en un espacio verde y productivo.

“Conseguimos tierra buena, sistema de riego, cintilla y plántulas gracias a las donaciones de algunas agrícolas. Poco a poco hemos aprendido a manejar los ciclos de cultivo, a cuidar el suelo y aprovechar el agua”, explicó Rigoberto.


El huerto funciona con base en la temporada: se planta cuando inicia el clima fresco, en octubre, y la cosecha se extiende durante los meses posteriores. Entre las variedades cultivadas destacan rábano, cilantro, zanahoria, chile morrón, lechuga y maíz, además del tomate y pepino recién plantados.

Niños también se sumaron a la plantación en el Huerto Urbano del Parque Prados del Sol del Desierto, un espacio comunitario.
Niños también se sumaron a la plantación en el Huerto Urbano del Parque Prados del Sol del Desierto, un espacio comunitario.

Aprender, compartir y mejorar

Rigoberto reconoce que, al principio, no sabía mucho sobre agricultura urbana. “Tenía la idea, pero lo aprendí aquí”, dice con orgullo. Los cursos y capacitaciones ofrecidos por Parques Alegres, sumados a su curiosidad por aprender a través de tutoriales y videos, lo convirtieron en un verdadero promotor del desarrollo sostenible en su colonia.

“Hoy sabemos cómo instalar un sistema de riego, cómo cuidar las hortalizas y cómo aprovechar mejor el espacio. Todo lo que se produce se reparte entre quienes colaboramos, y una parte se vende para financiar mejoras en el parque”, añadió.


El ingreso obtenido de las pequeñas ventas se utiliza para adquirir materiales de mantenimiento, herramientas y plantas ornamentales. “Cada peso que entra se reinvierte aquí mismo. La idea es que el parque siga creciendo y que cada vez más familias se involucren”, señala Rigoberto mientras supervisa las nuevas plántulas.

Más que un huerto: un punto de encuentro

El Parque Prados del Sol del Desierto es hoy un referente de participación vecinal en Culiacán. Sus áreas verdes, juegos infantiles, trotapista y espacios para la primera infancia —rehabilitados con apoyo de Fundación Coppel— se han convertido en un punto de encuentro donde los vecinos conviven, se capacitan y organizan nuevas actividades.

Rigoberto, además de su labor comunitaria, trabaja en una empresa y dedica parte de su tiempo libre a servir como instructor de catecismo en la capilla San Juan Pablo Segundo.

Su vocación, dice, es clara: “Desde niño aprendí que la fe sin obras está incompleta. Mi forma de servir es aportar algo a la sociedad, y el huerto es una manera de hacerlo”.


La jornada de plantación concluyó entre risas, fotografías y la satisfacción compartida de ver nuevas plántulas afianzadas al suelo. Para los vecinos de Prados del Sol 2, cada brote que emerge representa una esperanza renovada y una prueba de que, con organización y voluntad, la comunidad puede transformar su entorno.




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