Con más de 25 años como estilista Yissell Arámbula transformó su trabajo en hogar en el sector La Conquista
Con más de 25 años como estilista, Yissell Arámbula convirtió su salón en un espacio de belleza, bienestar emocional y legado familiar en la ciudad de Culiacán


Desde muy joven, Yissell Arámbula aprendió que el trabajo también se hace con el corazón. A los 12 años comenzó a ayudar en una estética familiar y, sin imaginarlo, inició un camino que hoy suma más de 25 años como estilista, marcado por la constancia, el esfuerzo y el trato humano.
“Esto también es una profesión”, afirma Yissell. “No solo arreglamos el cabello, también escuchamos, acompañamos y ayudamos a que las mujeres se sientan mejor consigo mismas”.
A los 16 años abrió su primer negocio en la colonia Sinaloa, convencida de que la estética era su vocación. Desde entonces, su forma de trabajar ha estado guiada por la cercanía con las personas y el respeto por cada historia que llega a su silla.
El origen de esa visión está en su infancia, ya que creció viendo a su mamá trabajar sin descanso y enseñar con el ejemplo que las oportunidades se buscan.
“Mi mamá siempre nos decía que acostadas en la cama no iba a llegar nada. Desde niña nos enseñó a trabajar y a atender a la gente con respeto”, recuerda.
Hoy, su salón, ubicado en el bulevar Santa Anita, cerca del sector La Conquista, en Culiacán, es un espacio donde la belleza va de la mano con el bienestar emocional.
“Aquí la clienta viene a relajarse, a tomarse su tiempo y a salir mejor de como llegó, no solo por fuera, también por dentro”, comparte Yissell.
Legado familiar
El proyecto se ha convertido en un legado familiar. Su hija, que creció entre peines, aromas y clientas, observa en su mamá un ejemplo de fortaleza y disciplina.
“Lo que más admiro de mi mamá es la mujer que es. La miro muchísimo, por dentro y por fuera. Desde que me cuenta cómo fue su infancia hasta lo que es hoy, siempre me inspira”, expresa con emoción.
Esa misma cercanía se refleja en el equipo de trabajo. Para Julieta, una de sus colaboradoras, el salón es mucho más que un empleo.
“No es solo una jefa, es amiga y muchas veces como otra mamá. Siempre escucha y siempre tiene un plan para resolver las cosas”, asegura.
Yissell lo confirma pues menciona que su plan de trabajo es que las personas que estén con ella se sientan parte del equipo.
“Aquí pasamos muchas horas y el ambiente tiene que ser sano”, señala.
Con más de dos décadas de experiencia, Yissell Arámbula se define como estilista y emprendedora, pero también como confidente y acompañante.
Cree firmemente que los límites solo existen cuando uno se los impone. “No hay barreras más grandes que las que uno mismo se pone. Todo empieza hoy, no mañana”, afirma con convicción.









