Una comerciante con alma: Patty transforma su trabajo en un acto de amor diario, lleno de frutos en Culiacán
Lorena Patricia Castro García ha hecho de su puesto de frutas y verduras un punto de encuentro donde la gente no solo compra, también conversa, sonríe y se siente bienvenida. Su forma de trabajar ha fortalecido los lazos en la zona sur de Culiacán
Culiacán, Sinaloa. - Hay historias que nacen en silencio, bajo el sol de cada mañana, entre colores, aromas y sonrisas sinceras. Vidas que no buscan reflectores, pero iluminan.
Una de ellas es la de Lorena Patricia Castro García, conocida con cariño por todos como “Patty”, una mujer que encontró en la venta de frutas y verduras no solo un sustento, sino un propósito de vida: servir, escuchar y sembrar esperanza desde el estacionamiento de Casa Ley Calzada.
Donde otros ven un puesto, Patty construyó un sueño lleno de perseverancia
Desde hace 10 años Patty se instaló en este espacio, pero su camino como comerciante inició mucho antes.
“Tengo más de 30 años en esto. Me dediqué a este oficio ante la falta de una oportunidad laboral”, reveló con la serenidad de quien transformó la necesidad en vocación.
Cada día, desde las 8:00 a.m. hasta las 4:00 p.m., Patty acomoda con cuidado fresas, mangos, chiles morrones, ejotes, calabacitas, nopales y aguacates. Productos frescos, productos nobles… como ella. Su clientela la bautizó como “la señora de la fresa”, porque es la fruta que más vende.
Actualmente, Patty ofrece la mejor fresa, cosechada en la capital sinaloense, un fruto fresco que destaca no solo por su calidad y sabor, sino también por su precio accesible, pensado para que más familias puedan disfrutar de un producto local que representa trabajo honesto y amor por su comunidad.
“Después del 20 de diciembre a mayo la fresa está muy bonita porque se cosecha aquí en Culiacán; de junio en adelante la traemos de Irapuato”, explicó con orgullo, como quien conoce cada etapa de su historia y de sus frutos.
Pero su negocio no solo se sostiene en los alimentos: se sostiene en la confianza. Hay clientes que, cuando no traen dinero, le piden fiado sin temor alguno.
“En la vuelta me pagan, y vuelven a consumir. La confianza no se da, se gana”, dice.
Patty, la vendedora que convirtió un puesto improvisado en un refugio de amistad
Con los años Patty dejó de ser “la vendedora” para convertirse en la amiga, la confidente, la mujer que escucha, que aconseja, que acompaña.
“Es un trabajo muy noble. Me ha ayudado en lo económico y emocionalmente. Me ha tocado conocer personas muy buenas”, compartió con esa sonrisa cálida que la caracteriza.
Patty también recuerda su inicio: jabas acomodadas una sobre otra para improvisar un puesto. Hoy, gracias a la bondad de las y los clientes, cuenta con una mesa y, a veces, hasta con un plato de comida que alguien le trae porque conoce su horario.
“Creo que les nace por el buen trato que les brindo”, comentó agradecida.
Y mientras acomoda con dedicación cada fruta y verdura, Patty piensa en todas esas mujeres que desean emprender, pero aún sienten miedo. A ellas les regala sus palabras más sinceras y llenas de experiencia:
“No teman. Empiecen con lo que tengan, aunque sea una inversión pequeña. El éxito llega con entusiasmo, pasión y perseverancia. Atiendan siempre con la mejor cara. No piensen solo en lo que van a ganar; mejor pónganle, amor a lo que hacen, porque eso es lo que las llevará a alcanzar esa meta soñada”.
La trayectoria de vida de Lorena Patricia Castro García no es solo la de una vendedora de frutas o verduras. Es el testimonio de una mujer que, con sus manos, su sonrisa y su nobleza, ha demostrado que los sueños también se siembran… y que cuando se riegan con trabajo, amor y gratitud, siempre dan frutos.
Porque Patty no solo vende fresas o mangos. Ella vende esperanza. Y cada día, en ese estacionamiento al sur de Culiacán, vuelve a demostrar que el verdadero éxito nace del corazón.
