Guadalupe Villaverde hornea más que pasteles y cupcakes convierte su pasión en alegría, esperanza y sueños que inspiran en Culiacán
Desde hace dos años, Guadalupe Villaverde Aguirre descubrió en la repostería su verdadera vocación y, con pasión y esfuerzo, ha convertido sus postres en un proyecto que impulsa, transforma vidas y contagia alegría en la colonia Ampliación San Benito en Culiacán


Culiacán, Sinaloa. - Desde muy pequeña, Guadalupe Villaverde Aguirre encontró en la cocina un espacio para soñar y crear, pero fue hace apenas dos años que descubrió en la repostería su verdadera vocación, esa que hoy la impulsa a transformar su vida, llenar de dulzura los días de quienes la rodean y demostrar que con pasión y esfuerzo se pueden convertir los sueños en realidad, un pastel a la vez.
“Inicié haciendo flanes, chisckey, pays, bollitos y empanaditas que vendía casa por casa”, recordó con orgullo la joven de la colonia Ampliación San Benito.

Guadalupe transforma su pasión por la repostería en inspiración y dulces sueños
Un dulce inicio: Guadalupe horneó un pastel y lo mostró en su estado WhatsApp; pronto llegaron sus primeros compradores. Su pedido inicial fue para su vecina Mónica, quien lo quería para la fiesta de su hijo. Así comenzó un camino que ha convertido su pasión en un proyecto lleno de inspiración.
Ante la falta de oportunidades laborales y la difícil situación que se vive en Culiacán, hace más de un año Guadalupe decidió dedicarse por completo a la elaboración de pasteles y cupcakes, siempre con ingredientes de la mejor calidad.
“También hago otros postres que me solicitan, como empanaditas, pero mi enfoque principal son los pasteles y cupcakes para fiestas”, comentó.

Su mejor publicidad son los clientes satisfechos, quienes la recomiendan entre familiares y amigos. Sus comentarios positivos y la fidelidad de quienes prueban sus creaciones son un motor constante de motivación para Guadalupe, quien pone amor y dedicación en cada producto que elabora.
Su emprendimiento, Repostería Emy, lleva el nombre de su hijo Emilio, su mayor inspiración para seguir adelante día a día. A pesar de contar con un horno pequeño, Guadalupe se ingenia para cumplir con los pedidos y no deja de soñar con uno más grande y con un establecimiento propio que brinde mayor comodidad a sus clientes.
Consciente de que la capacitación es clave para crecer, comparte técnicas y aprendizajes con colegas reposteras.
“Me siento orgullosa de lo que he logrado. La repostería es mi mejor terapia; me ayuda a salir adelante económicamente y a compartir más tiempo con mi hijo”, afirmó.
Guadalupe compartió un mensaje lleno de motivación para quienes sueñan con emprender:
“Quiero decirles, y sobre todo a las mujeres, que no tengan miedo de dar el primer paso. Confíen en ustedes mismas, sigan su pasión y nunca se rindan; con esfuerzo y perseverancia, podrán alcanzar sus metas y convertir sus sueños en realidad”.
Su historia demuestra que los sueños pueden nacer en los espacios más pequeños y crecer con esfuerzo, creatividad y amor.

Guadalupe nos recuerda que la repostería no solo puede convertirse en un sustento, sino en una forma de expresar pasión, transformar vidas y contagiar alegría a través de cada postre que crea.
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Con dedicación y perseverancia, cualquier persona puede seguir su vocación y convertir sus sueños en dulces realidades.







































