Doña Juana, la mujer de 77 años que convirtió su tradición de trabajo en un bazar lleno de vida en Las Américas

Doña Juana a sus 77 años mantiene un bazar en Las Américas tras décadas de lucha y la crianza de ocho hijos, su negocio sigue siendo un espacio de fe, servicio y esperanza para el sector en la ciudad de Culiacán

9 diciembre, 2025

Por Victoria Herrera

Doña Juana busca siempre brindar apoyo a las personas a través de su trabajo y su bazar.

Desde una esquina tranquila de la colonia Las Américas, la señora Juana Martínez, de 77 años, mantiene vivo un pequeño bazar que simboliza esfuerzo y cariño comunitario. Lo inició hace dieciocho años, después de una vida entera dedicada al comercio.

“Toda mi vida, fui comerciante”, recuerda con naturalidad.

El bazar nació al llegar a su casa, cuando decidió dejar los negocios en locales y emprender algo más pequeño, pero suyo.

“Ya dije: ya voy a dejar de trabajar y me vine a mi casa… ya tengo dieciocho años”.

Su oferta comenzó con ropa nueva, pero pronto integró mercancía “del otro lado”, y así fue creciendo.

Aunque es una mujer mayor, su rutina sigue llena de actividad. “Desde las siete de la mañana que yo me levanto hasta las seis de la tarde… hay días que hasta las ocho”, comparte. Pero lo que más define su bazar no es la mercancía, sino el corazón con que lo atiende.

“Mucha gente viene y necesita, y no tiene… yo les ayudo cuando puedo”, explica.

Para ella, esa es una ley de vida que todos deberían seguir y lo brinda como consejo para quien lo quiera tomar: “Eso que uno hace, uno siembra… son los frutos de lo que uno da también”.

Una vida dedicada a la familia

Juana nació en Alicitos, Badiraguato, y llegó a Culiacán hace más de cuarenta años para que sus hijos estudiaran. “Me vine a poner mis hijos a la escuela… desde entonces aquí estoy”, dice.

Su historia está marcada por una fortaleza profunda: “Yo fui padre y madre a la vez”. Su esposo murió hace 49 años, cuando su hija menor aún no nacía.

Ella sacó adelante a seis hijos y crió también a dos sobrinos: “Fueron ocho en total”. Esa fuerza, afirma, viene de su fe: “Dios nunca me ha dejado, siempre ha estado conmigo”.

Su negocio también es un espacio para la convivencia familiar entre ellos sus hijos y nietos, sobre todo su nieta Anahí y su hija Leticia la acompañan y le ayudan. “Ellas vienen a darme la mano”, describe.

Al final, cuando se le pregunta por un mensaje, responde con la sinceridad que ha guiado su vida:
“Sean sinceros en la vida, ser mejores cada día… porque lo que uno hace, lo que uno siembra”, añade.

El bazar de doña Juana no es solo un negocio: es la historia viva de una mujer que no se rindió, que trabajó por ocho hijos, que ayuda a quien puede y que a sus 77 años sigue demostrando que el trabajo con amor también es una forma de fe y esperanza.

Vestir a la comunidad a bajo precio es su misión; ayudar, su obra más duradera.