Silverio Camarena Garay: el maestro de Culiacán que convirtió las matemáticas en motor de cambio
La historia de Silverio Camarena, profesor de matemáticas y gestor en Santa Fe, que convierte la enseñanza en un puente hacia la comunidad


En el Centro de Ciencias de Sinaloa y en la colonia Santa Fe, al norte de Culiacán, hay un nombre que resuena con fuerza: Silverio Camarena Garay, profesor de matemáticas con más de dos décadas de trayectoria y un compromiso inquebrantable con la enseñanza y la vida comunitaria.
Su historia no solo está marcada por pizarras llenas de fórmulas, sino también por parques convertidos en aulas abiertas, niños que descubren el gusto por los números y jóvenes que, gracias a su guía, se abren camino en competencias nacionales.

El origen de una vocación inesperada
El profesor recuerda con claridad el momento en que su vida se cruzó con las matemáticas. Fue en la secundaria, cuando un maestro lo presionaba constantemente. Lo que para muchos hubiera sido motivo de rechazo, para Silverio se convirtió en un desafío.
“Me sentía atacado, así que decidí preparar la clase yo mismo para estar a la altura. Ahí comenzó todo. Cada día era un reto, y sin darme cuenta, me fui enamorando de las matemáticas”, relata para Tus Buenas Noticias.
Ese impulso lo llevó años después a consolidar una carrera como docente, convencido de que la enseñanza era el camino natural para compartir su pasión. Su especialidad, además, se convirtió en un espacio de descubrimiento: “cada vez que encuentro algo nuevo en las matemáticas, me enamoro más”.
El encuentro con el Centro de Ciencias
El ingreso de Silverio al Centro de Ciencias fue casi un acto de destino. Originario de Mazatlán, sin un rumbo definido tras terminar sus estudios, un periódico arrastrado por el viento se cruzó en su camino. En sus páginas encontró una convocatoria: “Se solicita físico matemático en el Centro de Ciencias”.
Aunque la publicación llevaba meses de antigüedad, decidió presentarse. “Nunca pensé en cuánto me iban a pagar ni en nada más. Solo dije: me quedo desde ahorita”, recuerda con una sonrisa. Esa decisión marcó el inicio de más de dos décadas de trabajo en un espacio que considera su segundo hogar.
Ahí no solo imparte clases y talleres, también capacita a profesores y acompaña a generaciones de estudiantes en un proceso que describe como “la satisfacción más grande”: ver que lo que enseña conecta, despierta curiosidad y transforma vidas.
Semillero de talentos: las Olimpiadas de Matemáticas
Uno de los capítulos más significativos de su labor ha sido la coordinación de la Olimpiada de Matemáticas en Sinaloa. Silverio trabaja con estudiantes desde primaria hasta secundaria, detectando talentos, guiándolos por etapas de competencia y acompañándolos hasta la fase nacional.
El esfuerzo ha dado frutos notables. En la edición más reciente, celebrada en Puebla, el equipo sinaloense regresó con 15 medallas de 18 posibles. “Ver a los muchachos destacar entre todos los estados es una satisfacción enorme. Esos logros no son solo míos, son del esfuerzo colectivo”, asegura.
Para él, la Olimpiada es más que un certamen: es una plataforma para que niños y adolescentes descubran que las matemáticas son una herramienta poderosa para entender y transformar el mundo.

Un aula al aire libre en Santa Fe
Fuera del Centro de Ciencias, Silverio también ha sembrado raíces en su comunidad. En la colonia Santa Fe, ayudó a transformar un parque en un espacio de aprendizaje y encuentro. Lo que comenzó como un pasatiempo terminó convirtiéndose en un proyecto de gran impacto social.
Ahí nació el Club de Lectura Claudia, el primer parque en Culiacán en colocar libreros al aire libre. El último jueves de cada mes, antes del consejo técnico escolar, los niños se reúnen, llevan libros a casa y comparten lo que aprendieron. Además, realizan dinámicas como la siembra de árboles y actividades de concientización ambiental.
“El parque se ha convertido en un aula más. A veces platicamos sobre lectura, otras veces sobre cómo mantener las áreas verdes. Lo importante es que los jóvenes participen y se sientan parte de algo”, explica.
Matemáticas en cada rincón de la vida
Convencido de que los números están en todas partes, Silverio insiste en mostrar a sus alumnos y a su comunidad cómo las matemáticas se manifiestan en lo cotidiano. Desde el cálculo de la tela para una camisa hasta el diseño triangular de un columpio, todo tiene una lógica numérica detrás.
“Lo que pasa es que no siempre nos damos cuenta. Pero si observamos con atención, entenderíamos muchas cosas que nos rodean. Las matemáticas no están solo en el aula, están en la vida misma”, sostiene.
Un legado vivo
La trayectoria de Silverio Camarena Garay es testimonio de que la enseñanza va más allá de un salón. Sus estudiantes lo recuerdan como guía, sus colegas como un apoyo invaluable y su colonia como un vecino que decidió transformar un parque en un espacio de oportunidades.
Entre pizarras, parques y libros, ha demostrado que las matemáticas pueden ser mucho más que números: pueden ser un puente para construir comunidad, fomentar valores y sembrar esperanza en las nuevas generaciones.
En un mundo que a veces parece olvidarse de la importancia de la educación y del trabajo colectivo, la historia de Silverio recuerda que un maestro comprometido puede ser el inicio de una transformación silenciosa, pero profunda.