De la oscuridad a la esperanza: un paramédico sinaloense narra su batalla contra las adicciones
Daniel Pacheco, el camino de las adicciones y la fuerza de la recuperación. Un testimonio de vida en el Podcast “¿No pasa nada?”

En el episodio 43 del podcast ¿No pasa nada?, Daniel Pacheco, joven paramédico de 24 años, compartió su historia marcada por las adicciones y el difícil proceso de recuperación que hoy le permite hablar con franqueza para advertir a otros.
Con casi cuatro años libre de consumo, Pacheco reconoce que su experiencia puede convertirse en un mensaje de prevención, especialmente para jóvenes que enfrentan la tentación de iniciar en el mundo de las drogas.
La infancia marcada y el inicio en los analgésicos
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Daniel recuerda haber crecido como un niño sobreprotegido tras la ausencia de su padre y la pérdida temprana de su abuelo, a quien consideraba una figura paterna. Sin embargo, una lesión en la espalda lo llevó desde los 8 años a consumir analgésicos recetados, lo que abrió la puerta a la dependencia.
“Uno empieza justificando el uso de medicamentos, pero lo que no sabes es que ese alivio puede convertirse en adicción”, relató.
La espiral de las drogas: del fentanilo a la cocaína
Su formación en enfermería y su trabajo como paramédico le facilitaron el acceso a fármacos más fuertes, como opioides e incluso fentanilo de uso médico.
A los 18 años conoció la cocaína, droga que, según admite, marcó su etapa más destructiva:
“Podía atender a un paciente estando yo drogado y nadie lo notaba, pero en el fondo me estaba perdiendo a mí mismo”.
El fondo: tres sobredosis en una semana
El momento más crítico llegó cuando sufrió tres sobredosis en apenas una semana. La tercera estuvo a punto de costarle la vida. Su madre, también profesional de la salud, fue quien lo reanimó en casa:
“Ahí entendí que si no paraba, iba a morir”.
Fue entonces cuando ingresó a una clínica de rehabilitación, donde permaneció 35 días y tomó la decisión de no volver a consumir.
Recuperación y secuelas
Hoy, Daniel confiesa que vive con las secuelas físicas y cognitivas de aquellos años: problemas de memoria, cansancio y dificultades en el habla. Sin embargo, reconoce que la terapia psicológica y la disciplina lo mantienen firme.
Uno de sus mayores dolores, admite, ha sido perder tiempo valioso con su hijo:
“Me arrepiento de haberme perdido a mí mismo y de haberme perdido su infancia”.
El mensaje: “Siempre pasa algo”
Consciente de que su testimonio puede salvar vidas, Pacheco lanza una advertencia directa:
“Muchos creen que no pasa nada cuando prueban una droga. Yo estoy aquí para decirles que siempre pasa algo. Las consecuencias son reales y te marcan para siempre”.
Un llamado a la prevención
El caso de Daniel es reflejo de lo que muestran las estadísticas: apenas uno de cada diez adictos logra mantenerse en recuperación. Su historia subraya la importancia de no iniciar en el consumo, pero también de brindar acompañamiento, escucha y oportunidades a quienes enfrentan esta enfermedad.
La historia de Daniel Pacheco no es solo la de una lucha contra las adicciones, es también una advertencia y una invitación a elegir distinto. Su experiencia nos recuerda que la verdadera valentía no está en probar lo prohibido, sino en saber decir “no” a lo que destruye.
Para las juventudes sinaloenses, y de todo México, este testimonio es un espejo: cada decisión cuenta y cada paso puede definir un futuro. Daniel demuestra que siempre hay salida, que siempre se puede volver a empezar y que la vida, con todo y sus tropiezos, vale la pena vivirse despierto, libre y en paz consigo mismo.