Andrea Portillo: La niña de Culiacán que deslumbra contando cuentos
A sus 12 años, Andrea cautiva con su voz, talento e imaginación, ganando el 1er lugar en el concurso de Cuentacuentos “Cuéntamelo otra vez” 2025 en Culiacán


En un escenario imponente, con una escenografía que parecía custodio un secreto a punto de revelarse, se alzó la voz firme y emotiva de Andrea Guadalupe Portillo Meza, alumna de sexto grado de la Primaria General Guadalupe Victoria, quien conquistó al jurado, al público y al mismísimo dragón de su cuento con una interpretación inolvidable.
Andrea, de apenas 12 años, fue la ganadora del 2º Concurso de Cuentas “Cuéntamelo otra vez” 2025 , con el cuento “La princesa y el dragón”, evento organizado por el Instituto Municipal de Cultura de Culiacán.

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Andrea y su capacidad interpretativa
Su talento, sin embargo, no es nuevo. Desde cuarto año ha sido una presencia constante en concursos de narración, canto y declamación. Lo que la distingue no es solo su voz clara o su dominio escénico, sino una capacidad poco común para conectarse con su audiencia desde el primer gesto, desde la primera palabra.
“Cuando dijeron mi nombre como ganadora, me sentí emocionada”, cuenta Andrea, entre risas nerviosas. Con una simpatía espontánea y contagiosa, narra que eligió La princesa y el dragón como su cuento no solo por su historia, sino por el potencial expresivo que le permitía jugar con voces, emociones y ritmos.
"Yo soy la princesa, soy el dragón, me transformo. Me olvido de todo cuando estoy en escena", compartió en entrevista para Tus Buenas Noticias desde su escuela en Loma de Rodriguera .
Una familia de artistas
La vena artística viene de casa. Su madre, Rosario Meza, no solo la acompaña en sus ensayos, también ha sido cuentacuentos y cantante.
“Ella me ayuda con la interpretación, con el vestuario, con los tips. Gracias a ella gané”, afirma Andrea. Su padre, por su parte, dirige una escuela de taekwondo en la que Andrea también entrena junto a sus hermanos.

La familia está conformada por cinco hijos, y Andrea es la más pequeña. “Así como la ven, no para”, comenta su mamá, con una mezcla de orgullo y ternura.
“Cuando no está platicando, está cantando o leyendo en voz alta. Tiene mucha confianza, pero también es muy noble. Incluso en el concurso, ayudaba a sus compañeras. Es solidaria, empática”, comparte la señora Rosario para Tus Buenas Noticias.
En efecto, la empatía es un valor que Andrea transmite e incorpora en sus personajes . Sobre La princesa y el dragón, comenta que lo que más le atrajo fue la transformación emocional del dragón, “que al principio es molesto, pero luego se nota que está solo, y la princesa lo entiende, hay empatía”.
Talento con propósito
Andrea también canta. De pequeña acompañaba a su madre a recitales, y poco a poco fue soltando la voz. “Cantar es como contar un cuento, pero con melodía”, explica. Sus habilidades interpretativas se extienden incluso a la lectura cotidiana.
“Cuando hacemos exposiciones en la escuela, yo las cuento como si fueran historias. Eso me ha ayudado mucho”, señala.
Pero hay más. En una reciente experiencia como locutora infantil en Trancapalanca Radio, descubrió otra pasión: el micrófono. “Ahí me sentí como si estuviera platicando con amigos. Me gustaría ser locutora cuando sea grande”.
La niña que hoy brilla sobre el escenario también tiene claro que el talento se construye. "A los que les da pena contar cuentos, yo les diría que empezar en casa. Se puede practicar con la familia. Y ya cuando estés enfrente, se te olvida el miedo. Es algo muy bonito", aconseja.

Un triunfo compartido
La gran final del concurso se llevó a cabo en el Teatro MIA, en el corazón de Culiacán. De diez finalistas que iniciaron el proceso, solo cuatro llegaron al último día.
El jurado, conformado por reconocidos artistas locales, eligió a Andrea como la ganadora del primer lugar, otorgándole un premio de cinco mil pesos y un reloj inteligente. Pero más allá del material de reconocimiento, lo que ella destaca es el momento en que se abrieron las cortinas: “Se vio épico”, resumen.
Para la comunidad educativa, su logro es motivo de orgullo. Iván Natanael Rubio Guzmán , director de la primaria Guadalupe Victoria, afirma que desde el primer día notó en Andrea una gran capacidad de expresión.
“Es una niña muy desenvuelta, muy dedicada. Sabíamos que podía obtener un buen resultado, pero la preparamos también para aceptar cualquier desenlace”.
Su maestra de sexto B, María Mercedes Vega Blanco, agrega: "Tiene mucha imaginación, expresa sus ideas con claridad y convive muy bien con sus compañeros. Yo creo que su fuerza está en que puede cuento creas a partir de lo que lee y vive. Cuando supimos que ganó, toda la escuela se emocionó".

Sin miedo al éxito
A punto de iniciar la secundaria, Andrea se muestra entusiasta pero también nostálgica. “Lo que más voy a extrañar de la primaria son mis amigos, los maestros, los concursos”.
Asegura que una de sus materias favoritas es matemáticas, porque le permite pensar más allá. "Cuando algo es difícil, me enfoco. Siento que mi mente puede llegar más lejos".
No le preocupa demasiado el futuro, aunque sí tiene ideas claras. Además de locutora, le gustaría ser cantautora. “He grabado canciones en casa, me gustaría escribir las mías”. Y aunque dice que escribir cuentos le cuesta trabajo, confía en que con ayuda puede lograrlo.
¿Y si pudiera vivir dentro de un cuento por un día? “Sería La princesa Sofía, para saber qué sintió realmente cuando estuvo frente al dragón. ¿Tuvo miedo? ¿Curiosidad? ¿Empatía? Me gustaría saberlo”.
Una voz que inspira
Andrea es muchas cosas a la vez: cantante, lectora, cuentacuentos, estudiante y locutora en ciernes. Pero sobre todo, es una niña que ha aprendido que su voz tiene poder. Poder para emocionar, para contar, para crear puentes entre mundos, para invitar a otros a imaginar ya perder el miedo.
Y si algún día escribe un cuento sobre su propia vida, aún no sabe cómo se llamaría. “Un título tiene que pensarse mucho, tiene que combinar contigo”, reflexiona. Pero sin duda, el cuento de Andrea Portillo Meza —como narradora y como persona— ya está dejando huella.
Y lo mejor de todo, es que apenas va a comenzar.