Bonos ODS: la herramienta con la que México financia desarrollo social y verde
México asignó 7,095 mdd en 2024 mediante Bonos ODS para financiar proyectos sociales y verdes. Conoce los avances, retos y oportunidades del país en sostenibilidad


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En un momento en que los países se ven obligados a acelerar sus estrategias para reducir desigualdades y enfrentar el cambio climático, México ha puesto en marcha un mecanismo financiero que ya mueve miles de millones de dólares hacia proyectos con impacto social y ambiental.
Se trata de los Bonos ODS, instrumentos que permiten atraer capital global y canalizarlo a necesidades urgentes del país, desde becas educativas hasta infraestructura verde.

De acuerdo con el Reporte de Asignación e Impacto de los Bonos ODS 2025 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el país destinó 7,095 millones de dólares durante 2024 a programas sociales y verdes mediante tres instrumentos financieros:
Dos bonos internacionales alineados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (uno en euros y otro en yenes) y un Bono de Desarrollo del Gobierno Federal en pesos, conocido como Bondes G, alineado con criterios ASG.
Cómo funcionan… en pocas palabras
Los Bonos ODS operan con una lógica sencilla: el gobierno emite deuda con criterios de sostenibilidad; inversionistas globales compran estos bonos; y los recursos fortalecen el Presupuesto de Egresos, permitiendo financiar programas con impacto directo en los ODS.
Sí, es deuda, pero con propósito —y con lupa internacional vigilando que realmente se use para lo que se promete—.
Datos clave
- 7,095 millones de dólares asignados en 2024.
- 42 gastos elegibles: 29 sociales y 13 verdes.
- 5,400 millones dirigidos a estados y municipios con alto rezago.
- 1,695 millones destinados a gasto verde.
¿En qué se invierte exactamente?
El reporte detalla que 1,010 millones de dólares se orientaron a combatir la carencia alimentaria en zonas rezagadas, beneficiando a 65 mil 998 niñas, niños y adolescentes indígenas y afromexicanos.
En materia de salud, se asignaron 1,174 millones de dólares, lo que permitió que 12 mil 365 personas iniciaran tratamiento antirretroviral.
El rubro educativo también recibió un impulso: 2 mil 134 millones de dólares se dirigieron a fortalecer la educación de calidad, con 327 mil 900 becas otorgadas y mejoras en 31 mil 237 escuelas públicas.
Un panorama con retos… y oportunidades
Aunque la movilización de recursos es significativa, los desafíos siguen siendo amplios. México necesita mejorar la medición del impacto real de estos proyectos, ampliar la transparencia en el seguimiento de los gastos y fortalecer la planeación multianual para evitar que los programas queden a medio camino.
Pero también hay oportunidades. La demanda global por bonos sostenibles continúa creciendo, lo que abre la puerta para atraer mayor financiamiento con tasas competitivas.
Además, estos instrumentos pueden convertirse en un puente para acelerar políticas públicas más integrales y con enfoque territorial, especialmente en zonas que han vivido históricas desigualdades.
En otras palabras, los Bonos ODS no son una varita mágica, pero sí un motor financiero capaz de empujar a México hacia un desarrollo más justo y sustentable… siempre y cuando se mantenga el paso firme y la mira puesta en el largo plazo.










