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Salvar vidas no es un oficio para Héctor Valentín, es un acto de valentía

El Delfín, como de cariño lo conocen, tiene más de 17 años dedicado a ser rescatista, lo cual describe como un trabajo agradable y gratificante

1 septiembre, 2022
Héctor Valentín labora todos los días, de 9 de la mañana a 7 de la tarde, en la Isla Cortés. Fotos: Lino Ceballos
Héctor Valentín labora todos los días, de 9 de la mañana a 7 de la tarde, en la Isla Cortés. Fotos: Lino Ceballos

Navolato, Sinaloa.- Arriesgar su vida por otras personas, apoyar a la gente en alguna contingencia y, sobre todo, rescatar vidas, es una de las grandes pasiones de Héctor Valentín Andrade Martínez, quien tiene toda una vida dedicada al servicio por los demás, entusiasmo que lo trae desde que era niño. “Ayudar, corre por mis venas”.

Desde hace más de 17 años se dedica a ser rescatista en el Mar de Cortés, donde le ha tocado vivir un sinfín de acontecimientos, unos con trago amargo, pero muchos con un final feliz, como el lograr rescatar con vida a una familia. De esos tiene muchos recuerdos que aún le resultan gratificantes y otras veces perturbadores.

“Cuando una familia disfrutaba del mar, una ola jaló a la mamá, y el padre e hijo al intentar salvarla, también fueron jalados por la fuerte corriente. Al percatarme de inmediato me metí por ellos con una boya que tiene capacidad para cuatro personas. Tome a la primera persona, luego la otra, hasta agarrar a los tres. Luego les pedí que agarraran aire y se tranquilizaran. Al lograr salir a la orilla del mar, ya nos esperaban algunos compañeros y familiares de los rescatados. La gente empezó aplaudir. Nos abrazamos y lloramos todos. Es una experiencia difícil de olvidar, bastante bonita”, expresó el héroe mientras su piel se erizaba al recordar el milagroso suceso.

Por su amabilidad, nobleza y habilidad para nadar se ha ganado el apodo de “delfín”. “Muchas personas me conocen como delfín, por todos los rescates que he realizado y por mi nobleza. Me gusta mucho mi trabajo, no cualquiera se anima a realizarlo porque es muy peligroso. Me fascina ver el mar y disfrutar del aire fresco. No me veo haciendo otra actividad, mi vida es estar en el mar, me encanta lo que hago”.                                                                                                     

Uno de los obstáculos que tuvo que enfrentar Héctor Valentín en los inicios de su admirable labor fue vencer el miedo al oleaje del mar, que en ocasiones es muy fuerte, pero muy pronto logró ser un gran rescatista gracias a sus capacidades, medios y preparación.

Relata que en el mar encontró el amor de su vida, su hoy esposa María Rojo Rodríguez, con quien formó una bonita familia que también integran sus hijos Consuelo, Lineth y Héctor, quienes son su mayor motor en la vida.

Además, ha tenido que hacer grandes sacrificios, como el no estar en momentos especiales con sus seres queridos. “A pesar de todos los sacrificios que tengo que hacer, me fascina lo que hago. Mi familia me apoya porque entienden que ser rescatista es algo que me apasiona realizar. Me gusta mucho ayudar a quien lo necesite”, dijo.

Entre las principales actividades que realiza el salvavidas en esta franja del Mar de Cortés, junto a un equipo de trabajo, es monitorear y supervisar las actividades acuáticas, asegurándose que los visitantes cumplan con las medidas de seguridad para evitar lesiones y accidentes. También de ser necesario brinda servicios de primeros auxilios y RCP.

“Recomiendo a las personas, de no meterse donde no puedan nadar, no confiarse del mar y evitar bañarse en lugares solos; respetar las banderas, porque tomar precauciones ayuda bastante a evitar que ocurran accidentes o situaciones fatídicas en la playa”, aconseja el "delfín".

Andrade Martínez invita en especial a niños y jóvenes a interesarse en ser "Salvavidas"; el principal requisito es tener vocación de ayudar al prójimo porque es un trabajo voluntario.

También es Técnico en Urgencias Médicas, asegura que ver a una persona que se recupera y que le agradece por rescatarlo es más satisfactorio que recibir cualquier pago económico.

Para Héctor Valentín, lo más difícil de ser rescatista es lidiar contra la conmoción que causa ver a una persona herida, principalmente cuando se trata de niños o lo más impactante cuando se pierde una vida; sin embargo, “lo mejor es saber que gracias a mí, una persona sigue con vida”. El mar puede ser una oportunidad de recreación, pero un descuido puede convertirse en tragedia. En esos malos momentos El "delfín" da su vida por los demás. Para él salvar vidas no es un oficio, es un acto de valentía y amor al prójimo.

 

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