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Gabriel y Luisa, con su amor de hierro hicieron un emprendimiento ferretero

Juntos pusieron la segunda ferretería de Villa Juárez cuando el pueblo era pequeño, en 36 años siguen dando soluciones a hogares de villajuarenses y migrantes.

Gabriel y Luisa, con su amor de hierro hicieron un emprendimiento ferretero

Por el año de 1973 Francisco Gabriel Ochoa Téllez y su hermano eran boleros en la sindicatura de Costa Rica. Les gustaba lustrar calzado porque podían regalarle algo a sus padres el día de su cumpleaños. Aunque llegó a estudiar ingeniería civil se quedó en el oficio de comerciante, igual que su padre.

Frank nació en la sindicatura de Costa rica, a donde llegó su padre  Gabriel Ochoa migrando desde Cosalá. Allá su papá se desempeñaba como mecánico y agricultor, pero migró a la costa sinaloense donde hizo familia, y sus conocimientos de mecánica le permitieron instalar la primera ferretería y refaccionaria de Costa Rica.

En ese entorno creció Francisco Gabriel Ochoa Téllez. Cuenta que su padre siempre les enseñó ser responsables, por eso desde temprana edad él y su hermano se dedicaron a lustrar calzado. Lo comenta con orgullo afirmando que eso le dio la humildad para ver la vida con otros ojos.

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Por sus habilidades matemáticas decidió estudiar ingeniería civil. No alcanzó a terminar la carrera cuando incursionó en el mundo de los negocios. Su experiencia en el manejo ferretero, atención a proveedores y clientes, lo llevó a planear la instalación de una ferretería en Villa Juárez, ya había una ferretería en el poblado, así que él puso la segunda.

En plena Flor de la juventud conoció a Luisa Reátiga, quien lo cautivó con su belleza y nobleza. Ella es hija de trabajadores migrantes nacida en Villa Juárez. En tiempos de su juventud trabajaba en los empaques agrícolas, particularmente en el Campo Victoria y luego en una farmacia. Y aquello que inició bien, se consolidó llevándola al altar en acto matrimonial.

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Juntos atendieron su ferretería en tiempos en que Villa Juárez no tenía ninguna calle pavimentada y se componía de muy pocas colonias. Así fueron viendo crecer el pueblo con la llegada de tantos migrantes y luego atestiguaron la pavimentación de sus calles. Recuerda Frank que cuando llegó, entre las instituciones sólo estaba el Instituto Mexicano del Seguro Social, vieron cómo se fueron construyendo espacios como la sindicatura, la ludoteca y el conjunto de escuelas y tiendas que se fueron instalando.

En todo este tiempo la ferretería Ochoa era el negocio al que todos, de alguna manera, llegaban para resolver sus problemas domésticos. Ahí en la Ferretería Ochoa, por décadas han comprado las tuberías para drenaje, plomería, herramientas para la construcción, domésticas, para las labores del campo, pinturas y refacciones básicas.

Producto de su matrimonio, Francisco Gabriel Ochoa Téllez y Luisa Reátiga procrearon a Ana Karen, Jesús Gabriel y Karen Nicol Ochoa Reátiga. Ellos como su padre y su abuelo han tenido una vida ligada a la ferretería.

“Queriendo trabajar honradamente uno sale adelante. Así hemos visto pasar lluvias, ciclones, inundaciones y todo el crecimiento del pueblo”, dice Frank con orgullo. “Me siento satisfecho con la salud y el amor de mi esposa y de mis hijos”.

Luisa explica que paso a paso se va conociendo todo acerca del negocio. De tal manera que al paso del tiempo pusieron una segunda Ferretería en Villa Juárez. Comenta que lo que más satisfacción le da de este trabajo de ferretero es que se llega a conocer a miles de personas. Los ven llegar como trabajadores migrantes, cómo van haciendo familias y creciendo sus hijos. Algunos van y vienen cada temporada a sus pueblo y otros se van quedando a vivir en la sindicatura.

Platica con emoción que al paso de los años llegan al pueblo personas que dicen que ellos compraban en la ferretería cuando eran niños, y ahora regresan con pareja y con hijos. O algunos niños nacidos en el pueblo, que en su juventud fueron empleados de la ferretería en medio turno, ya están grandes y tienen familia, y regresan para agradecer. “Te das cuenta, con la ferretería, que llegaste a ser parte de sus historias”, dice con un sentido de satisfacción.

De su experiencia ferretera Luisa Reátiga comenta que, para que un negocio sea exitoso, “con todo mundo hay que portarse bien, con el más sencillo y con el más pudiente, con el que va a comprar poquito o con el que va a comprar mucho”.

Francisco Gabriel Ochoa Téllez recomienda a los habitantes de Villa Juárez “que busquen como hacer trabajo honrado, que siempre sigan el ejemplo de buenas personas, de buenas mujeres, de cualquier lugar que vengan. Porque la vida es trabajo, estudio, amor y alegría. Que, si se caen o tropiezan en la vida, hagan todo por levantarse y vivir felices haciendo el bien”.

Así, con 27 años de casados, Francisco Gabriel y Luisa con su amor de hierro hicieron un emprendimiento ferretero. Con sus servicios construyen historias de vida en Villa Juárez.

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