2022-11-01

Con "Un pase" terminó su sueño de ser futbolista

El relato de un niño que soñaba con ser futbolista y cayó en el mundo de las drogas

Con la caída de la tarde, la tierra asentada y un aire fresco, es la señal que todo niño espera para tomar su balón y salir a jugar futbol. La cancha es el lugar predilecto para hacer fintas y pasar un buen rato con los amigos. Pero para un niño con problemas de violencia doméstica, puede convertirse en un escenario para probar las drogas y “olvidarse” del mundo.

Para mantener la privacidad del menor de edad, lo llamaremos “Manuel” pero su nombre real queda en el anonimato. Ver testimonio:

Como muchos niños, Manuel era un fanático del futbol y disfrutaba de este deporte al lado de su primo; quien tocaba su puerta para realizar pases de diversión durante la tarde. Sin embargo, el futbol fue más que un deporte, era el escape de Manuel ante los problemas en casa.

Para un niño de ocho años, resulta complicado comprender por qué mamá y papá discuten con frecuencia en casa. Más aún, encontrar que su padre se “relajaba” consumiendo sustancias, resultaba confuso.

En cada pleito, su padre se refugiaba en las drogas y él, con la curiosidad que distingue a los niños, las quería probar para saber qué era lo que sentía su papá y parecerse más a él; pero nunca lo consiguió y cuando estaba drogándose, corría al pequeño de la habitación. “¿Y por qué tú lo haces? No pues es que yo soy mayor ya, ya puedo hacer lo que me de mi gana”. Era la respuesta que recibía Manuel.

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Además del padre de Manuel, su primo preferido también era consumidor. Quizá sentía mayor seguridad en probar las drogas al lado de su padre, pues a su primo siempre le dijo que no. 

Pero llegó el día en que todo cambió. Anonadado por la situación en casa, su primo fue por él para ir a jugar futbol. Al poco tiempo de haber llegado a la cancha, los amigos del primo se juntaron y les ofrecieron resistol. “Consume, no pasa nada” le dijo el primo a Manuel, “esta cosa te sirve para olvidar todo”. Se le quedó viendo, tomó la decisión de probar y el efecto fue claro: se perdió del mundo y le empezó a gustar.

Con ocho años, Manuel ya había consumido marihuana, cristal, resistol, alcohol, tabaco, perico (cocaína) y se inyectaba. Salía del trabajo como limpiaparabrisas y con un “pase” retomaba energía para continuar vagando por la calle.

Al darse cuenta de la situación, su madre quería ayudarlo y se acercaba pero él la rechazaba. Decepcionada la mamá de Manuel dijo que ya no daba para más. Sin mamá y papá como pilares de apoyo, el pequeño se sentía solo. Su abuela era su último rayo de luz para poder regresar al camino y componer su vida; que por las drogas la estaba perdiendo y decidió ponerle marcha atrás a este infierno.

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A los nueve años, Manuel ingresó al DIF en materia de “resguardo temporal”. En esta categoría, los menores salen para reconstruir su vida, pero cuando el entorno sigue siendo el mismo o peor, los niños regresan a las adicciones y el problema se convierte en una espiral o un círculo vicioso, informó un colaborador de la dependencia.

Los trabajadores del DIF han visto a Manuel intoxicado, desconectado del mundo. “Te das cuenta que en algo estamos fallando”, con decepción afirmó el colaborador de DIF Sinaloa.

“Ver a un niño drogándose, verlo perdido sin conocerte, verlo perdido que no puede ni hablar, verlo perdido intoxicado; tener que moverlo de la calle o subirlo, o sacarlo del bote o del contenedor, es algo que parte el alma”

Con 12 años, Manuel ya sabe lo que es vagar por la calle: Vivir en casas abandonadas y cubrirse del frío con sábanas sucias, compartiendo espacio con un perro callejero; o bien, meterse a un tambo de 200 litros y taparse con un cartón, para poder dormir.

Hoy, este joven quiere cambiar su vida y ha tomado la decisión de ponerle fin al infierno de las drogas. Su esperanza es reconstruir el lazo afectivo que tenía con su amada abuela y su madre. También quiere volver a ver a su padre (quien tiene cuatro años desaparecido). Con valentía sigue la rehabilitación para darle un abrazo a sus seres queridos y decirles “estoy vivo”. 

Está consciente de que muchas cosas de su vida no podrán ser recuperadas, pero ha recuperado la dignidad, que es lo más importante. Ahora camina limpio en proceso de enderezar su vida. Los caminos malos un día pueden ser pavimentados. Manuel ha vuelto a jugar futbol.

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Una producción de Malala Academia.

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