Consejos Emprendedores: 3 Mentalidades que Rompen las Reglas

Descubre cómo desafiar la sabiduría empresarial tradicional con enfoque innovador a través de consejos emprendedores

Por: Iván Aguilar

A menudo, las escuelas de negocios y las grandes corporaciones nos enseñan un conjunto de "mejores prácticas": enfocarse en lo que sabemos hacer, analizar grandes mercados y mejorar los productos existentes. Estas reglas se crearon para dar estabilidad y predictibilidad a las grandes organizaciones.

Pero, ¿y si el éxito emprendedor radicara en hacer exactamente lo contrario? Para crear algo nuevo, es necesario romper el molde. John Mullins, en su popular charla TED "6 Tips on Being a Successful Entrepreneur", argumenta exactamente eso.

Él identifica seis formas de pensar contraconvencionales que desafían la sabiduría empresarial tradicional, diseñada para gestionar lo existente, y que en cambio han catapultado a startups a crear fenómenos globales. A continuación, exploraremos las primeras tres mentalidades, aquellas que redefinen cómo vemos los problemas, los clientes y las oportunidades.

La mentalidad del "Sí, podemos"

Las grandes empresas se centran en sus competencias básicas, aquello en lo que son expertas. Si un cliente pide algo fuera de esa especialidad, la respuesta suele ser: "No, aquí no hacemos eso". Es una respuesta lógica para mantener la eficiencia y el control de calidad.

Mullins sugiere que el emprendedor diga "Sí, podemos". Esto no es arrogancia; es un compromiso de aprender, adaptarse y descubrir cómo hacerlo. Comparte el caso de Arnold Correia en Brasil. 

Su negocio se reinventó cuatro veces, no por un plan maestro, sino porque cada vez que un cliente clave pedía algo nuevo y desafiante, algo que nunca habían hecho, Arnold respondía "Sí, podemos".

Al hacerlo, no solo resolvía un problema, sino que ganaba una confianza inmensa de su cliente y forzaba a su propio equipo a evolucionar. Esta mentalidad transforma la petición de un cliente de ser una distracción a ser la próxima gran oportunidad de negocio.

Primero el problema, luego el producto

Las empresas se obsesionan con sus productos. Piensan en cómo hacer el detergente nuevo y mejorado, cambiando las manchitas azules por verdes o lanzando la "Cherry Coke" y la "Vanilla Coke". Esta es una innovación incremental, de bajo riesgo, pero también de bajo impacto.

Por otro lado, Mullins sugiere que los emprendedores se obsesionen con los problemas. Es decir, que no les importe el producto, en su lugar se enfoquen en la solución.

El ejemplo de Jonathan Thorne es brillante: inventó unas pinzas quirúrgicas que no se pegaban al tejido humano. Resolvió un problema frustrante para los cirujanos plásticos, quienes corrían el riesgo de dañar el tejido en un procedimiento estético.

Pero luego, Thorne buscó un problema más grande y lo encontró en la neurocirugía, donde unas pinzas que se pegan al tejido cerebral pueden tener consecuencias devastadoras. Al centrarse en resolver problemas críticos (primero pequeños, luego grandes), construyó un negocio de inmenso valor que fue adquirido por Stryker.

Jonathan Thorne resolvió un problema crítico para los cirujanos, con su invento: unas pinzas quirúrgicas que no se pegaban al tejido humano.

La lección es clara: la verdadera innovación nace de entender un dolor real, no de maquillar un producto existente.

Piensa de forma específica, no general

Las grandes empresas buscan mercados masivos. Sus estructuras de costes fijos les exigen ir a por "todos". Por eso, ven los nichos como una pérdida de tiempo; parecen demasiado pequeños para mover la aguja.

La mentalidad emprendedora: Los emprendedores comienzan resolviendo un problema para un mercado objetivo extremadamente específico.

El caso de Nike es paradigmático. No empezaron queriendo vender zapatos a todo el mundo. Empezaron como dos corredores de fondo, Phil Knight y Bill Bowerman, que tenían un problema muy específico: los zapatos existentes eran para velocistas y no servían para correr millas en senderos.

Diseñaron un zapato solo para corredores de fondo de élite. Al enfocarse tan intensamente en ese nicho, crearon el producto perfecto para ellos, ganando una credibilidad y lealtad que ninguna campaña de marketing masivo podría comprar.

Una vez que dominaron ese nicho y desarrollaron las habilidades para diseñar, importar y promocionar, usaron esa misma lógica y credibilidad para conquistar el tenis (John McEnroe) y el baloncesto (Michael Jordan). Empezaron pequeños para poder crecer gigantes.

Tres mentalidades contraconvencionales que desafían la sabiduría empresarial tradicional.

Puedes ver la plática de John Mullins en el siguiente enlace: