Una historia de aprendizaje, resiliencia y pasión por el emprendimiento
Por: Eunice Arredondo
La historia de Gerardo Rosete Ramírez es conocida por muchos por haber sido Presidente Municipal sustituto de Mazatlán por un año, luego de en un periodo complicado de la vida política del puerto. Hoy se distingue por el sabor tropical de su birria mazatleca.
Hay mucha historia detrás de la investidura política de Gerardo Rosete como alcalde mazatleco en poco menos de un año, entre junio del 2002 y mayo del 2003.
Gerardo Rosete, nació en el seno de una familia mazatleca radicada en el corazón del centro de la ciudad, es el menor de siete hermanos y recuerda su infancia como una época feliz, en la que creció rodeado de el amor de sus padres y hermanos disfrutando de la libertad de ser niño.
“Mi papá tenía un taller de metal mecánica y en ese tiempo en mi infancia tenía una pequeña fundidora y hacía soldadura. Ahí crecimos en el taller, jugábamos a los carritos en los cerros de arena que estaban ahí. En esos tiempos éramos muy felices, andábamos en la calle sin preocupación, comíamos con los vecinos, eran otro tipo de experiencias, eras libre de jugar en la calle, eran familias grandes antes, eran bonitos esos tiempos”, recuerda con nostalgia.
Estudió preescolar, primaria y secundaria en escuelas cercanas a su casa, en el centro de Mazatlán y cuando llegó la hora de ingresar al bachillerato sus papás decidieron mandarlo a la ciudad de Guadalajara donde ya estudiaban dos de sus hermanos mayores.
“Recuerdo que aquí era venir de vacaciones y a trabajar, veníamos el fin de semana a Mazatlán, pero papá nos quería de 7:00 am a 3:00 pm trabajando. Traía amigos de la prepa pero no sabían que tenían que trabajar, mi papá era muy cordial le gustaba atender, después mis amigos venían por gusto a trabajar y a estar en Mazatlán”, dice divertido.
En la perla tapatía se quedó a estudiar la carrera como ingeniero mecánico electricista en la Universidad Autónoma de Guadalajara. Y al graduarse, Gerardo decidió emprender su primera aventura.
“Cuando estaba en la universidad en Guadalajara puse un carrito de hotdogs en la noche los fines de semana, me gusta el negocio de la comida, vendía cosas en la escuela, hacía quinielas de béisbol, he sido siempre muy dinámico en la cuestión empresarial”, dice.
Lecciones del mar
Justo al salir de la universidad regresó a Mazatlán y al día siguiente se embarcó en un buque atunero, en el que realizó una travesía de cuatro meses, experiencia que marcó su juventud y le dejó grandes aprendizajes.
“Mi papá no me dio la bendición no estaba de acuerdo porque él quería que todos trabajáramos en el negocio familiar, eran tiempos de progreso y de innovar, mi hermano que es ingeniero industrial fue el que tomó las riendas del negocio”, señala en entrevista con Tus Buenas Noticias.
El barco atunero llegó hasta Centro América, en Nicaragua había golpe de estado por lo que llegaron nada más a descargar el barco.
“Estaban en guerrilla, nos quedamos en el muelle no podíamos bajar y ahí venimos de regreso. Yo iba de ´pavo´ y así ganas por el poco producto que se pesca aparte del atún, pero tuvimos que tirar una gran parte del ´troncho´ de tiburón porque teníamos que descargar la bodega y en tierra no hubo comercialización, así que los dos pavos que íbamos no ganamos prácticamente nada”, señala.
Gerardo recuerda que luego de cuatro meses en altamar trabajando arduamente y con la experiencia de llegar a un país en situación complicada, sin tener las ganancias esperadas, le dejó en claro que esa sería su única experiencia como hombre de mar.
“De regreso el barco se fue hasta Ensenada y allá me bajé, un jefe de cubierta me dijo te tiene que gustar mucho el mar o tener necesidad, y yo dije esto no es para mí, me bajé del barco le hablé a mi papá y regresé a Mazatlán”.
Retos en el mundo empresarial y su paso por la política
En el puerto se incorporó a trabajar con sus hermanos en el negocio de la familia, en el área de mantenimiento, al tiempo abrieron una comercializadora en Culiacán y empezaron a innovar con el acero inoxidable.
Después de unos años, Gerardo continuaba a cargo de la fundidora de su papá y en esa época se involucró en la actividad de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación de la que fue presidente en el periodo 1996-1997 y luego llegaron las oportunidades en la política.
Contendió a la Alcaldía de Mazatlán por primera vez en 1998, fue integrante de la 57 legislatura del Congreso del Estado, fue Alcalde sustituto entre 2002 y 2003 y culminó su gestión como diputado local en 2004.
“Lo más complicado de ser Alcalde fue hacer empatía con los diferentes grupos de Mazatlán, por la forma como llegué era una situación complicada, empezamos a hablar con líderes, buscando el bienestar del municipio, había diferencias obviamente si todos viéramos el bien común y no el bien particular sería diferente (…) lo mejor es andar con la frente en alto y no tener enemistades”, así resume Rosete Ramírez su experiencia como Presidente Municipal.
Al finalizar su participación en la política llegó una buena oportunidad en la obra de construcción de las instalaciones del Poder Judicial en Mazatlán.
“Metimos presupuesto para hacer obra y nos aceptaron ahí duramos un año, lo que duró la obra del Poder Judicial y la fundidora se la renté a los trabajadores porque acá era un mundo de chamba y había que cumplir con los compromisos de la obra en tiempo y forma”, asegura.
Emprendimiento y resiliencia
Al finalizar la obra Gerardo decidió seguir su corazón de emprendedor y abrió su primer restaurante.
“Era restaurante bar por Miguel Alemán y Carnaval, en el centro de Mazatlán, fue una experiencia fuerte porque abríamos a las 7:00 am y terminábamos a las 11:00 pm, eran desayunos, comidas y cenas, era un desgaste físico y mental enorme”, recuerda.
Luego de un año el negocio no prosperó, pero Gerardo continuó intentando por el mismo camino, al tiempo se asoció con un amigo para abrir un restaurante de comida china en la zona de Playa Sur, pero también tuvo sus complicaciones.
“Nos juntamos y a la hora de abrir el amigo se va, yo con todo el equipo y sin saber hacer ni un arroz frito ni una morisqueta, como ya tenía todo empecé a buscar gente y contactos causalmente llegó un amigo que estaba en Culiacán que trabajó un tiempo en el Tai Pack y él fue el que me ayudó a hacer el menú y tenía muy buena comida”.
Al tiempo que tenía el restaurante de comida china rentó un área de lavado para autos y alternaba su trabajo entre los dos negocios.
“Pues ahí me tienes también lavando carros y aspirando en short, yo le andaba buscando por todos lados, ya en las tardes salía y me cambiaba y atendía en el restaurante me ayudaba también una hermana, empezó a tener buena aceptación el restaurante, pero no era de chinos, duramos a fin de cuentas un año y medio con el negocio, pero no hubo ese crecimiento”, señala.
Lalo´s Birria, el nacimiento de un negocio exitoso
Luego de dos intentos con restaurantes, Gerardo estaba en un momento complicado de su vida, pero decidió probar de nuevo y volvió a emprender. Un amigo le sugirió hacer birria para vender.
“En septiembre de 2010 hice unas pruebas de birria. El chef que tenía de la comida china, una señora conocida de la esposa de un amigo que le gustaba mucho la cocina y otro señor cocinaron, yo hice una degustación y la que ganara esa es la que íbamos a hacer y ganó la de la señora”, recuerda.
Gerardo se arriesgó de nuevo y en diciembre de 2010 empezó a vender tacos de birria en la misma esquina de Playa Sur donde tenía el auto baño.
“Saqué una carreta cuadrada como una isla y puse una sombrillita, yo era el taquero y ahí empecé, a las 5:30 de la mañana estábamos ahí me acuerdo y tengo bien presente que hizo mucho frío yo traía una chamarrota hasta con guantes y no he vuelto a sentir ese frío, no sé si era para ver si aguantaba o no aguantaba, pero yo creo que fue la prueba”.
Gerardo bautizó su negocio como Lalo´s Birria, los tacos tuvieron buena aceptación y cada vez más gente lo visitaba, muchos atraídos por la curiosidad de ver al ex Alcalde como taquero, pues un medio local difundió una nota al respecto.
“Llegaban y me decían ¿cómo que eres taquero? y les decía no le hace de donde caiga pero que caiga. Me ha tocado llevar en moto pedidos al Ayuntamiento, donde despachaba como Presidente, a muchos les causaba extrañeza, pero creo que todos lo vieron bien y creo que es la correspondencia, nadie es más ni menos que otra persona”, asegura con ánimo.
A partir de entonces, Gerardo Rosete ha abierto dos sucursales más de Lalo´s Birria, en la Avenida Rafael Buelna y en Las Mañanitas, además acondicionó un camión para brindar servicio en eventos.
Desde 2010 Lalo´s Birria se ha convertido en un negocio exitoso y muy querido por mazatlecos y turistas, el sabor característico de sus tacos y la invención de los tacos dorados de birria con queso le dio al emprendimiento el impuso necesario para crecer y mantenerse.
“He tenido clientes que siguen viniendo, son clientes frecuentes, son generaciones que han estado aquí y nos han aceptado. Es un esfuerzo que ha valido la pena, pero si hay que ser constante tienes que conocer a tus clientes y escuchar lo que les gusta y lo que no, tener un buen servicio”, asegura.
Lalo's Birria es la esencia de un hombre que ha sabido reinventarse y enfrentar desafíos. Gerardo Rosete Ramírez nos enseña que, sin importar las circunstancias, el esfuerzo y la pasión pueden transformar sueños en realidades.
En Mazatlán con una sazón muy porteña nos recuerda que el trabajo y el amor por lo que hacemos son el verdadero motor del éxito.