El Documental Trazos del cielo reúne a familias en una noche cultural en la Unidad Finisterra, Culiacán
Familias de la colonia Finisterra disfrutan de la proyección del documental "Trazos del cielo" sobre los voladores de Papantla y su ritual ancestral


La Unidad Finisterra se convirtió en un punto de encuentro cultural, en donde decenas de niñas, niños, adolescentes y adultos se reunieron para disfrutar la proyección del documental Trazos del cielo, dirigido por Ligia Cortés Águila.
La función formó parte de la red de exhibición colaborativa DOCTUBREMX, una iniciativa del festival DOXMX que, en Culiacán, es impulsada por la cineasta sinaloense Zulema Olivas Sánchez con el apoyo de Parques Alegres IAP y el comité de vecinos del parque.

La velada se desarrolló en un ambiente familiar que recordó la importancia de recuperar los espacios públicos como centros de convivencia y aprendizaje.
Para Zulema Olivas, llevar cine a los parques es una apuesta que combina arte, comunidad y reflexión. Su gestión ha permitido que más familias accedan a contenidos que motivan el diálogo sobre temas que afectan a la sociedad de manera directa.
“Las familias lo reciben muy bien; son historias que nos hacen pensar”, comparte la cineasta.
¿De qué trata el documental Trazos del cielo?
El documental Trazos del cielo aborda la historia de cuatro niñas y niños mexicanos —Dana, Said, Jairo y Sarahí— que se preparan para convertirse en voladores de Papantla. A través de su entrenamiento, la cinta se adentra en la dimensión espiritual de esta danza prehispánica cuyo propósito es invocar la lluvia.
El relato se entrelaza con las leyendas totonacas que explican cómo las nuevas generaciones buscan proteger a su comunidad de la sequía, un desafío que hoy sigue golpeando a diversas regiones del país.
La cámara acompaña a los pequeños en las escuelas de voladores, donde aprenden el ritual con disciplina, alegría y un profundo respeto por la tradición.
Sus voces narran historias antiguas que conectan el cielo con la tierra y recuerdan que la cultura también es una herramienta para sanar el entorno. En ese cruce entre identidad, naturaleza y esperanza radica la fuerza del documental.
Una actividad que fortalece el sentido comunitario
La actividad en Finisterra no solo acercó al público a una obra cinematográfica con gran valor cultural, sino que fortaleció el sentido comunitario. Para muchas familias, la proyección representó una oportunidad de convivir, descubrir una tradición viva y reflexionar sobre el cuidado del medio ambiente desde una mirada sensible y colectiva.
Estas iniciativas demuestran cómo el cine puede abrir puertas a la comprensión y al diálogo, especialmente cuando se convierte en un puente entre generaciones.
En esta ocasión, las historias que honran la lluvia encontraron eco en una comunidad que, bajo el cielo de Culiacán, se dio el tiempo de mirar, escuchar y compartir.
















