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Lo que no sabías de las Ruinas jesuitas de Guasave: el legado arquitectónico del río Sinaloa

Ve video memorial del programa Reflejos de TVP de hace 20 años. Los templos de Nío, Pueblo Viejo y Sinaloa de Leyva conservan la memoria de la arquitectura colonial y la influencia jesuita en el norte de Sinaloa.

26 octubre, 2025
Ruinas arquitectónicas de influencia jesuita de Nío y Pueblo Viejo en el municipio de Guasave. Foto Noroeste
Ruinas arquitectónicas de influencia jesuita de Nío y Pueblo Viejo en el municipio de Guasave. Foto Noroeste

A orillas del río Sinaloa, entre campos fértiles y antiguas comunidades de la ribera del Río Sinaloa, antes Petatlán, se conservan los vestigios de una historia que dio forma a la identidad arquitectónica y religiosa del norte del estado. 

Las ruinas de Nío, Pueblo Viejo y Sinaloa de Leiva son testigos silenciosos del paso de la orden jesuita por la región durante los siglos XVI y XVII, cuando la religión, la enseñanza y la arquitectura se unieron para fundar los primeros pueblos de misión. Confírmalo en el siguiente video memorial del programa Reflejos de TVP de hace 20 años.

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Arquitectura que resiste el tiempo

Los restos de templos y colegios jesuitas en el municipio de Guasave revelan el estilo sobrio y funcional característico de las edificaciones novohispanas.

En Sinaloa de Leyva, el primer templo jesuita construido en 1635 marcó el inicio de una red de misiones que se extendió hasta la Baja California y el norte de Sonora.

Aunque fue destruido por una crecida del río, aún se distinguen basamentos y muros de piedra que atestiguan su relevancia.

En Pueblo Viejo, a pocos kilómetros de la ciudad de Guasave, perdura parte de la estructura de otro templo jesuita.

Su muro norte, elaborado con ladrillos de barro y argamasa de conchas marinas molidas, se mantiene en pie, pese a siglos de erosión. La media bóveda de la capilla occidental, característica de las construcciones jesuitas, conserva todavía parte de su forma original.

Influencia arquitectónica jesuita de Nío en el municipio de Guasave, Sinaloa. Foto Línea Directa
Influencia arquitectónica jesuita de Nío en el municipio de Guasave, Sinaloa. Foto Línea Directa

Nío: piedra, adobe y memoria

A dos kilómetros de Pueblo Viejo se encuentran las ruinas de Nío, levantadas sobre basamentos de cantera y muros de adobe recocido. A pesar de que la cantera no es característica de la zona.

La edificación, que algunos historiadores consideran una reconstrucción del templo anterior, destaca por su arco frontal y su trazo preciso, ejemplo de la fusión entre las técnicas europeas y los materiales locales.

Los registros históricos señalan que las obras pudieron quedar inconclusas tras la expulsión de los jesuitas en 1767, cuando el rey Carlos III ordenó su salida de todos los dominios españoles. Sin embargo, el estado actual del templo, con restos de enjarre y una estructura definida, sugiere que llegó a ser completado y utilizado como centro de enseñanza y culto.

El corredor religioso del río Sinaloa

Las comunidades de Sinaloa de Leyva, Ocoroni, Bamoa, Nío, Pueblo Viejo, Guasave y Tamazula conforman el llamado corredor religioso del río Sinaloa, una ruta que reúne los principales vestigios de la arquitectura jesuita en la región.

Estos pueblos, además de su valor histórico, preservan una identidad arquitectónica única que combina la sobriedad del diseño colonial con la resistencia de los materiales locales.

A través de estos monumentos, el municipio de Guasave conserva una herencia cultural que trasciende los siglos y da sentido al territorio. Las ruinas jesuitas del río Sinaloa no solo representan un legado de fe, sino un símbolo de origen para los pueblos que, entre historia y memoria, aún se alzan en el corazón del noroeste mexicano.

Interior de la nave del templo jesuita en ruinas de Nío Guasave. Foto Línea Directa
Interior de la nave del templo jesuita en ruinas de Nío Guasave. Foto Línea Directa

Preservar la memoria y el patrimonio

El paso del tiempo, las crecidas del río y la falta de mantenimiento han deteriorado estos sitios históricos, que hoy enfrentan el riesgo del olvido.

A pesar de ello, vecinos y promotores culturales de la región realizan esfuerzos por conservar y difundir su importancia, conscientes de que estas construcciones representan las raíces de la formación social y espiritual de Sinaloa.

Recorrer las ruinas jesuitas de Guasave es adentrarse en una lección viva de historia. Entre el silencio de sus muros y los vestigios de sus capillas, se percibe la grandeza de un pasado que aún respira bajo el sol sinaloense, invitando a redescubrir y proteger el patrimonio que define la identidad cultural del estado.


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