Como salí de mi depresión
El relato de una mujer de como logró salir de la depresión
Como salí de mi depresión
A finales de los años 90, mi padre nos abandonó y todo se vino abajo.
No supe cómo afrontarlo, me alejé de mi familia y busqué afecto en los lugares equivocados.
En 2015 volví a casa.
Un día, al verme derrotada, mi hermano me regaló “El hombre en busca de sentido”.
El libro era de Viktor Frankl y me dejó alucinada.
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Cuando empecé a investigar sobre la obra de Frankl, me encontré con una frase muy egoísta que casi curó mi vida por completo.
La frase de Viktor Frankl que cambió mi vida para siempre es:
“Cuando no podemos cambiar una situación, tenemos que cambiarnos a nosotros mismos”.
Sé que suena a una frase inocente, pero no lo es.
Había tocado fondo y había intentado todo para volver a ponerme de pie, sin éxito.
Entonces, después de leer la frase, decidí que aunque no podía cambiar el mundo, sí podía cambiar mi relación con el mundo.
No era un camino de rosas (ni yo era un ser de luz).
Al principio es difícil porque la gente no confía en ti.
“Sé amable, pues cada persona que conoces está librando una dura batalla” — Platón.
Resentía a mi familia porque pensaba que todos eran mis enemigos.
Pero no me daba cuenta de estas cosas:
- Cada persona con la que interactúas tiene sus problemas y dramas existenciales.
- Al tratar a todos como a tus enemigos, se vuelven defensivos y tus enemigos.
- Existen lo que yo llamo “heridas gemelas”, es decir, la herida que crees que tienes por culpa de otra persona; la otra persona también la tiene y piensa que es tu culpa.
Por eso todos desconfiaban de mí cuando empecé a intentar cambiar mi actitud.
Y aunque aceptaban mis favores, porque no tenían otra opción, me los recibían con desconfianza.
No puedes esperar que te den las gracias por ser un buen hijo o hermano después de décadas de ser un resentido.
Pero si persistes, los milagros ocurren.
Lo más asombroso de los milagros es que ocurren.
Durante estos años y proceso, me han pasado muchas cosas feas; aquí algunas de ellas.
- Mi madre y toda su familia pensaron que yo estaba en esta casa para beneficiarme.
- Mi hermano me pidió dinero y se lo quedó.
- Mi padre volvió a mi vida, lo ayudé a pagar una deuda y no solo no me dio las gracias, sino que me trató con cautela como si mi ayuda le costara algo más valioso que el dinero.
Pero la magia ocurre si sigues ayudando y sanando los vínculos, sin importar lo que piense o haga la otra persona (ese es su proceso, no tu problema).
Actualmente mi madre es mi mejor amiga.
Ha estado en cirugía dos veces al año desde 2017, y la ayudo con cada rehabilitación y aprendo mucho de ella, ya que es más estoica que Epicteto.
Mi hermano me devolvió hasta el último céntimo y me regaló el ordenador desde el que escribo este artículo (y salió caro :-)
Siempre que pasa por aquí, mi padre me invita a comer y me muestra algo parecido al respeto.
Cuando volví a casa de mi madre en 2015, apenas tenía dinero para cubrir mis gastos de la semana. Hoy tengo suficiente para cubrir mis gastos de 5 años.
Para muchos no es mucho, pero para mí es un milagro.
Dejé de ser adicta. Hoy no fumo, no bebo, hasta me siento más guapa.
Sanar mis vínculos con los demás y ser generosa es lo más egoísta que he hecho, porque es lo que más me ha beneficiado.
Conclusión: La extraña teoría del árbol y el bosque
Lo más curioso de mi proceso de sanación no es que yo haya salido bien, sino que también lo ha hecho toda mi familia.
Mi madre consiguió salir de una relación tóxica con un chico raro.
Mi hermano dejó de fumar y beber, encontró una pareja y maneja un hotel.
Mi padre, que casi muere en la pandemia, ahora viaja por el mundo aprovechando sus años dorados.
Somos como un bosque, no árboles aislados.
Es decir, tus seres queridos son partes del mismo organismo que tú.
Así que lo más egoísta que puedes hacer es sanar tus vínculos con ellos porque, al hacerlo, te sanas a ti mismo.
Así que mi consejo no solicitado de hoy es:
Ve a tus seres queridos como partes de ti, como árboles de tu bosque.
Sanar tu relación con ellos es sanarte a ti mismo.
Si uno mejora, el resto también lo hará, porque tú eres tu entorno.