Cuándo soltar es tu mayor aporte
Las empresas siempre van más rápido que las personas. Incluido el fundador.


El problema es que muchos emprendedores no saben cuándo llegó el momento de cambiar de rol. Y ese error puede costarles la empresa. Yo lo viví.
Hubo un punto en el que ya no aportaba el mismo valor en ciertas funciones. Me aferré demasiado tiempo y debí haberme movido antes, porque la empresa ya no me necesitaba en ese rol.
El secreto está en detectar el momento exacto antes de que sea demasiado tarde. El empresario que trasciende entiende que su valor no siempre está en la operación. A veces toca ser director, otras veces operador, y en algunos momentos, toca alejarse del negocio para dejar que otros lo hagan crecer.
Las empresas tienen ciclos. Y es muy probable que, 3 o 5 años después, ya no seas la persona que más aporta en el mismo asiento. Ahí es donde se vuelve crucial tener la valentía de moverte.
Si quieres que tu empresa siga creciendo, tienes que aprender algo incómodo pero indispensable: a despedirte de tus propios roles.
Porque el empresario que no se despide a tiempo... termina siendo despedido por la empresa.