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Lupita Espinoza, ejemplo de amor y resiliencia en Urías

Con la Farmacia de Urías Lupita cumple casi seis décadas de trabajo y dedicación a sus hijos y su comunidad. Más que un negocio, su farmacia representa el sueño hecho realidad de una mujer que ha sabido trabajar por su objetivos y darle a sus hijos amor y valores para salir adelante

9 diciembre, 2025
Lupita Espinoza trabajó para lograr sus sueños y objetivos desde muy pequeña, así logró ser la madre más amorosa y la farmacéutica más querida de Urías, en Mazatlán
Lupita Espinoza trabajó para lograr sus sueños y objetivos desde muy pequeña, así logró ser la madre más amorosa y la farmacéutica más querida de Urías, en Mazatlán

A sus 85 años de edad Lupita Espinoza Díaz es una de las habitantes más orgullosa de Urías. Ella asegura que durante casi 60 años ha vivido feliz en este lugar que veía al pasar de Concordia a Mazatlán cuando era niña.

Lupita nació en la cabecera municipal de Concordia en el seno de una familia con pocas posibilidades económicas por lo que desde niña empezó a trabajar para comprar sus cuadernos y poder ir a la escuela.

Vendió ponte duros, jamoncillos y cucharas de madera para ayudarse y ayudar a una tía, por lo que aprendió a ser comerciante desde muy joven, esa experiencia y su actitud positiva ante la vida y las adversidades le dieron la posibilidad de salir adelante.

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Antes de terminar la secundaria Lupita se mudó a Mazatlán donde le dieron asilo en casa de familiares de una de sus primas en el centro de la ciudad, ella continuó trabajando para poder terminar la secundaria y empezar la preparatoria, que no alcanzó a concluir por circunstancias de la vida.

“Yo quería ser enfermera, pero no había los medios, entonces tuve que trabajar para pagar mis pasajes y seguir estudiando, me ofrecieron una beca para irme a estudiar a Culiacán, como no tenía familia allá me ofrecían un espacio en la casa del estudiante, pero mis padres eran muy conservadores, no me permitieron ir y antes nosotros como hijos éramos muy obedientes”, asegura


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De comerciante a farmacéutica: la historia de superación de una mujer luchadora

A sus 14 años empezó a trabajar en la Farmacia París en la colonia Juárez, con el Doctor Claudio Ortega Flores.

Ahí trabajó 15 años, fue encargada de la farmacia y con su sueldo ayudaba a sus papás que seguían en Concordia, su mamá y enfermó y falleció cuando Lupita tenía 26 años de edad, fue entonces cuando ella decidió empezar a ver por sí misma y su futuro.

“Yo dije ya voy a trabajar para mí, renté una casa en la Juárez y ahí puse una miscelánea, conocí al que fue mi esposo y me casé a los 30 años”, recuerda.


Lupita quería ser madre, quería experimentar el amor más grande que como mujer se tiene por los hijos, para darles una vida diferente a la que ella tuvo.

“Yo quería tener hijos, pero no quería que estuvieran en mi situación, quería que tuvieran otro tipo de educación y de oportunidades, para que fueran trabajadores, humildes y buenos con la gente, así como era su madre”, asegura.


Al casarse Lupita y su esposo se mudaron a Urías, ahí empezaron a rentar en la esquina de la carretera internacional México 15 y la calle Tráfico, justo el lugar que ella veía al pasar cuando era una niña.

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A principio puso una miscelánea, pero el Doctor Ortega Flores le recomendó poner una farmacia para aprovechar la experiencia y el contacto con proveedores que ya tenía gracias a su trabajo en la Farmacia París.

Y así fue, luego de un año Lupita Abrió la Farmacia de Urías, en la que puso en práctica sus conocimientos y a donde llegaban clientes que ya la conocían por su trabajo en la colonia Juárez.

“Primero renté, le dije al dueño no tengo dinero porque apenas voy empezando, pero si ustedes me esperan yo les voy a pagar, duré 15 años rentándole al señor, cuando ya vendía bien le dije que si me vendía y me vendió la mitad de su casa”, señala.


Familia y valores, la clave para un futuro mejor en la comunidad

Tuvo 4 hijos y una hija, además Lupita le dio alojamiento a sus sobrinas que venían de Concordia con la firme intención de darle también a ellas las oportunidades que ella no tuvo para continuar con sus estudios.

Después de 23 años de matrimonio Lupita se divorció, fue un trago amargo, pero asegura que su fe y su amor a Dios y a sus hijos fue su tabla de salvación para seguir en pie, trabajando para ella y para que los muchachos terminaran sus estudios.

Todos los hijos de Lupita y su sobrina son profesionistas y la mayoría de ellos tienen que ver con la medicina, pues crecieron ayudando a su mamá en la Farmacia de Urías, aprendieron del negocio y eso les despertó el interés por la salud.

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Ella recuerda que cuando sus hijos se fueron a Culiacán para estudiar medicina los aconsejaba para que aprendieran a salir adelante sin dejar de estudiar y luchar por sus objetivos.

“Cuando se fueron a Culiacán yo les decía para libros no tengo, si necesitan para una tarea un libro vayan a una biblioteca y le sacan copias, no les puedo dar un carro tienen que usar el camión (…) yo les decía prepárense y sean humildes para que la gente los apoye”.


La Farmacia de Urías: un símbolo de dedicación y servicio familiar

A casi 60 años de haber fundado su farmacia, Lupita es un ícono de Urías, la gente la conoce y la aprecia, ella ve a su comunidad como parte de su familia y asegura que el amor a esa tierra también se lo ha inculcado a sus hijos.

“Todo Urías me conoce cuando llegue aquí no había tanta casa como ahora, antes eran puras huertas de mangos. Ese amor que yo le tengo a este pueblo se los inculque a mis hijos ellos aman este pueblo, a mí siempre me gustó Urías para vivir y para poner un negocio”, dice con orgullo.


A pesar de las adversidades que ha enfrentado Lupita vive con entusiasmo cada día. Hace pocos años perdió a su única hija por una enfermedad, ella era quien la ayudaba con la farmacia, labor que ahora sus hijos comparten con Lupita.

La Farmacia de Urías abre de 10:00 am a 9:00 pm siempre atendida por su propietaria Lupita Espinoza y sus hijos, quienes agradecidos con su madre por todo el trabajo y amor que les ha dedicado a lo largo de su vida continúan con el negocio familiar, el sueño de Lupita hecho realidad en Urías.

“A los hijos hay que darles amor y enseñarles valores, si todas las personas hiciéramos eso no habría tanta delincuencia, yo a mis hijos les di mucho amor y así ellos tienen que darles mucho amor a sus hijos”, asegura.


Lupita desde su farmacia en Urías hace un llamado a todas las familias, en especial a las mamás “que sean amorosas con hijos porque son un regalo que Dios nos da, dando amor eres feliz porque así recibes amor”, dice con una gran sonrisa.

Lupita Espinoza Díaz, a sus 85 años, no solo es un pilar de la comunidad de Urías, sino también un ejemplo de resiliencia y amor familiar.

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Su historia, marcada por la superación y el deseo de ofrecer un futuro mejor a sus hijos, resuena como un testimonio de que con esfuerzo y dedicación se pueden transformar las adversidades en oportunidades.

La Farmacia de Urías, más que un negocio, representa el sueño hecho realidad de una mujer que ha sabido combinar su pasión por el servicio y su compromiso con la educación de sus hijos.

A través de su ejemplo, Lupita nos recuerda la importancia de cultivar valores como la humildad y el amor en nuestras familias, ingredientes esenciales para construir una sociedad más solidaria y justa.

Su llamado a las mamás para que sean amorosas con sus hijos es un mensaje poderoso que invita a la reflexión sobre el papel fundamental que cada familia juega en la formación de una comunidad próspera.


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