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Juan Osuna y su legado familiar que hornea sueños en el sector Urías de Mazatlán

Con Juan Pan los hijos de Juan Osuna hacen homenaje a la herencia de su padre poniendo el corazón en cada pieza de pan y cada sucursal que trabaja para llevar el delicioso sabor de la panadería tradicional.

4 diciembre, 2025
Belén Osuna, hija de Juan Osuna, con orgullo forma parte del equipo de Juan Pan, una panadería que honra la memoria de su padre y une a la familia en torno a un sueño.
Belén Osuna, hija de Juan Osuna, con orgullo forma parte del equipo de Juan Pan, una panadería que honra la memoria de su padre y une a la familia en torno a un sueño.

El señor Juan Osuna Ramos fue panadero de oficio y desde muy joven inició con ayuda de su esposa su propia panadería en su casa.

Corría el año de 1985 cuando nació la “Panadería 20 de noviembre”, nombre que hacía alusión a la colonia donde Juan y su esposa vivían.

Juan inició horneando su pan en estufas, él era panadero, repartidor y administrador de su negocio, que gracias al sabor de su delicioso pan artesanal y el buen trato a la gente se ganó la confianza de los vecinos y todo aquel que llegaba a comprar una pieza de pan.

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Juan y su esposa tuvieron 5 hijos, cuatro mujeres y un varón, que desde pequeños empezaron a involucrarse de alguna manera en la panadería, sin embargo, ninguno estaba preparado para hacerse cargo de la panadería cunado Juan falleció muy joven, a la edad de 47 años.

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Las hijas mayores de Juan sabían algo del negocio, pero se dedicaban a ejercer sus carreras más orientadas al área de la salud pues estudiaron psicología y enfermería.

Así, su vida dio un giro de 180 grados cuando al quedarse sin el pilar de la familia se vieron en la necesidad de involucrarse al 100% en la panadería pues querían mantener vivo el legado de su padre.

“Ya hace 17 años que mi papá falleció y el negocio continuó, pero en un principio fue complicado porque no traíamos la experiencia y esa fuerza que él tenía”, platica Belén, hija de Juan que actualmente se desempeña como gerente de operaciones y capacitación en la empresa.


Resiliencia y unión: cómo la familia Osuna transformó la pérdida en oportunidad

Belén recuerda que ella y su hermana mayor decidieron continuar con la panadería con el apoyo de los colaboradores que trabajaban con su papá, pero llegó el punto en el que sintieron que la empresa empezaba a debilitarse.

“Era una panadería de colonia, sí teníamos una ruta de reparto y teníamos nuestros clientes, pero empezamos a perdernos en el camino, a no saber cómo hacerle”, recuerda.


Fue en ese momento en el que el esposo de su hermana mayor, que había trabajado en la panadería con Don Juan les ofreció ayuda, aun cuando no tenía la experiencia en la administración del negocio, pero sí muchas ideas para mejorarlo.

“Aún cuando también él era joven, él se sumó y nos vino a guiar, hicimos un compromiso como familia y él tuvo la grandiosa idea de decir: vamos sacando la panadería, vamos renovando el nombre, la infraestructura y para seguir poniendo en alto el nombre de mi papá por eso fue que cambió a Juan Pan”, señala orgullosa.


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De la tradición a la innovación: la evolución de la panadería 20 de noviembre a Juan Pan

Fue en 2019 que abrió la primera sucursal de Juan Pan en Real del Valle, donde originalmente era una planta de producción que se amplió y permitió que la panadería de la colonia 20 de noviembre cerrara desde entonces.

“Originalmente Juan Pan, el logotipo, tenía la cara de mi papá, era con su imagen”, dice Belén.


A partir de la primera apertura, Juan Pan tuvo buena aceptación de la comunidad mazatleca, manteniendo las recetes del pan tradicional que horneaba Juan Osuna e innovando para cubrir las necesidades del mercado la empresa creció.

En 2022 inauguraron una planta de producción en la colonia Jaripillo, después una nueva sucursal ubicada en la esquina del Libramiento III y Santa Rosa, hace un año en el fraccionamiento Santa Teresa, en el sector Urías y finalmente otra sobre avenida Gabriel Leyva.

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“Llegó el momento en que decidimos hacer todo más moderno y dejamos de usar la imagen de mi papá y ahora el logotipo es un gorrito de Juan Pan y cuando abrimos zona dorada empezamos a incluir la marca de ‘Café con Pan’ que es nuestra cafetería”.


Actualmente de los 5 hermanos cuatro están involucrados en la administración y producción de Juan Pan, a excepción de una hermana que vive fuera de Mazatlán pero tiene su pastelería.

Belén asegura que el negocio lejos de generar desacuerdos ha unido a la familia y la ha hecho más fuerte con el apoyo de sus cuñados que también son parte esencial de la empresa.

“Mi cuñado es el Director General, nosotras estamos muy agradecidas con él porque fue una inspiración y una motivación. Hemos crecido mucho con él porque se interesa mucho en el crecimiento laboral, no solo de la familia sino de todo el personal”, asegura.


Juan Pan tiene más de cien colaboradores en todas sus sucursales y para los hermanos Osuna ellos son parte importante no solo de su empresa sino de su familia, situación a la que Belén le atribuye parte importante del éxito de su emprendimiento.

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“Esa parte yo creo que nos ayuda mucho, estar cerca de nuestros colaboradores y esa calidez humana que hemos conservado”.


El ingrediente secreto: amor y calidad en cada producto

El sello de Juan Pan es elaborar el pan con amor, el principal ingrediente es ponerle corazón a todos sus productos, asegura Belén.

Esto de la mano con la calidad, higiene y procesos óptimos en todas sus panaderías ha convertido a Juan Pan en un negocio consentido en los sectores de Mazatlán en los que tienen presencia.

“Una de las características que también nos distingue es el ser tradicionales, nosotros tenemos desde una conchita hasta lo gourmet que es en lo que hemos ido innovando, con pan que en su momento no se elaboraba”, explica.


Conchitas, encanelados, pan de zanahoria, pay de queso, donas glaseadas y un amplio surtido de pan tradicional y gourmet, así como un extenso menú de bebidas frías y calientes hacen las delicias de los clientes de Juan Pan.

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A un año de la apertura de la sucursal en Santa Teresa, en el sector Urías de Mazatlán, la panadería se mantiene firme y la familia con sueños y proyectos de crecimiento.

El legado de Juan Osuna Ramos continúa vivo en cada pieza de pan que se hornea en Juan Pan, un negocio que ha demostrado que la unión familiar y el amor por la tradición son ingredientes esenciales para el éxito.

A pesar de las adversidades, las hijas de Juan han transformado el dolor de su pérdida en una oportunidad para fortalecer su vínculo familiar y revitalizar un emprendimiento que no solo alimenta a la comunidad, sino que también la une.

Con una visión renovada y el apoyo de colaboradores que se sienten parte de la familia, Juan Pan se ha expandido, llevando el sabor de sus productos a más rincones de Mazatlán.

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La historia de esta panadería es un testimonio inspirador de resiliencia y adaptación, mostrando cómo el trabajo en equipo y el compromiso con la calidad pueden llevar a alcanzar nuevos horizontes.

Mientras la familia Osuna sigue innovando y creciendo, su misión permanece intacta: hacer del pan un símbolo de amor y comunidad, un legado que perdurará por generaciones. Haciendo pan hacen comunidad.

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