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Sarahi Trejo: de la adversidad al éxito, una historia de emprendimiento en Mazatlán

El camino de lucha y resiliencia de una joven madre emprendedora

8 noviembre, 2025
A base de trabajo, constancia y esfuerzo Sarahí Trejo ha logrado un negocio próspero con Sarahí Cosméticos
A base de trabajo, constancia y esfuerzo Sarahí Trejo ha logrado un negocio próspero con Sarahí Cosméticos

Sarahí Cosmeticos es una empresa que refleja la lucha y las ganas de salir delante de una joven mazatleca que ha hecho del emprendimiento su manera de vivir y ha logrado el éxito que alguna vez pensó que no alcanzaría.

Sarahí Trejo fue una adolescente rebelde, nacida en una familia radicada en la zona sur de la ciudad, en Urbivilla del Real, donde ha escrito su historia desde que sus padres llegaron al puerto procedentes de Torreón.

Luego de terminar la secundaria Sarahí no quiso continuar estudiando, aunque sus papás la inscribieron en la preparatoria ella decidió no asistir, en ese tiempo conoció a un hombre mayor que ella, que le ofreció “libertad” lo que ella sentía que no tenía en el hogar familiar.

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Así, la joven de 16 años inició una relación en la que pronto quedó embarazada, las circunstancias la llevaron a vivir en la casa de su suegra y a tener un segundo bebé en menos de dos años, por lo que a los 19 años ya tenía la responsabilidad de dos hijos.

Intentando emprender 

Durante el tiempo que duró la relación con el papá de sus dos bebés Sarahí intentó tener un negocio, una pequeña papelería, pero sin apoyo no funcionó, así que su gusto por las ventas tuvo que esperar unos años más para salir a flote.

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Luego de 6 años de relación en los que las cosas no eran como Sarahi esperaba, decidió separarse de su pareja, con dos niños pequeños bajo su única responsabilidad pues el papá decidió no hacerse cargo de ellos. Esa carga le dejó más dificultades.

Al separarse Sarahí deseaba vivir sola con sus dos hijos, que hoy tienen 16 y 17 años respectivamente, pero no tenía un lugar donde quedarse, así que regresó con sus padres donde vivió alrededor de un año.

Sus padres tenían una casa en el sector, por lo que Sarahí les pedía oportunidad para vivir ahí, sin embargo, ellos no querían que ella estuviera sola en ese lugar.

Durante ese lapso, ella buscó trabajo y estuvo como empleada en varias empresas del sector mientras su mamá le ayudaba con los niños.

Tiempo después encontró un empleo como operadora de radio en el sindicato de Eco taxis verdes de Mazatlán.

“En ese lapso mis hijos lloraban de hambre y yo junto con ellos, no quería irme de esta casa, pero no tenía dinero. Mi papá un día me vio llorando y le dije que ya no podía con mis hijos y con todo, ya no podía mantener la casa y le dije que me iba a regresar a vivir con ellos”, recuerda.


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El papá de Sarahí, al ver a su hija en esta situación, le dio un motivo poderoso para salir adelante, le ofreció regalarle la casa con la condición de hacer un gran esfuerzo y demostrar que podía salir adelante con sus hijos.

“Me dijo: si tú me demuestras que puedes con tus hijos y con esta casa yo te regalo la casa, la casa es tuya, pero demuéstrame que puedes”.


Transformando desafíos en oportunidades: la creación de Sarahí Cosmeticos

Con esa motivación Sarahí decidió continuar trabajando y luchando por sus hijos. Tiempo después en su lugar de trabajo conoció a una persona que le ofreció ayuda y decidió aceptarla, aunque no podían ser pareja trabajando en el mismo sitio.

Decidieron que Sarahí dejaría ese empleo y con la ayuda económica que él le ofreció ella pudo empezar un pequeño emprendimiento de ventas por encargo.

“Con ese dinero empecé a ir a Guadalajara a comprar cosas que me encargaban, era complicado porque no me pagaban, así estuve tres años, durante el COVID estuve sin poder trabajar ni vender, pero empecé a ver a mujeres que vendían cosas por internet y les empecé a comprar para revender”, platica.


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Un día Sarahí abrió los ojos a una realidad que sería la que le cambiaría la vida. Al acompañar a una vendedora a hacer un cambio de mercancía conoció un pequeño negocio montado en una casa similar a la suya, en un espacio pequeño pero que daba buenas ganancias.

“Era una casa de Infonavit que tenía en la entrada un anaquel con unas tablas de madera alrededor en una sala, me atendieron muy amables y yo sentí que me dieron un cubetazo de agua fría al ver el lugar y pensar ‘yo puedo hacer esto’ ya conocía cómo vender y esa idea se me quedó”, señala.


Sarahí tomó un nuevo impulso y aunque en un principio sufrió una estafa que estuvo a punto de hacerla desistir por completo, su pareja la apoyó y le pidió que tuviera confianza y paciencia, pues sabía que las cosas iban a fluir en esta ocasión.

Con un préstamo de 5 mil pesos Sarahí regresó a Guadalajara a surtirse de mercancía que algunos conocidos le pidieron, estaba cerca la temporada navideña lo que la hacía tener esperanzas en que las ventas serían buenas en los próximos meses.

“Al principio les vendía solo a los conocidos, con una bolsa me iba caminando y ofrecía los productos. Caminaba a donde sea que me pidieran producto. Si diez vueltas era necesario dar, las daba. Me decía mi papá que me comprara una bicicleta en tono de broma, pero era venta, me estaba aclientando” dice convencida.


Cuando la pandemia de COVID 19 empezó a ceder, en cuanto se pudo salir Sarahí empezó a fortalecer sus ventas y empezó a adecuar su casa.

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La joven platica que vendió su sala y su comedor para invertir más, luego vendió juguetes y hasta las camas de sus hijos y todos se acomodaron en una sola habitación para que la mercancía cupiera en la casa.

“Con ese dinero compré a anaqueles de plástico y la gente ya me buscaba y aunque tenía cosas en la mesa y los estantes no tan llenos yo siempre decía que me iba a llegar mucha mercancía, empecé a hacer videos para promocionar lo que tenía en venta”, dice animada.


Aunque hubo días en los que no se vendía nada, la constancia de Sarahí ganó la batalla y el negocio empezó a prosperar.

“Primero en la sala fui llenando de mercancía luego quitamos una pared para hacer más espacio y también lo llenamos, luego empecé a sacar todo a la cochera con una carpa que sacaba todos los días luego pusimos el techo, subimos las bardas, pusimos la puerta, todo se ha ido haciendo paso a paso y ahora tengo otra tienda en la Flores Magón tengo un año con ella”, platica con emoción.


Aunque Sarahí empezó vendiendo maquillaje, hoy ofrece en sus dos locales otros artículos de belleza, tecnología, electrónica, juguetes, algunas prendas de ropa y muchos otros artículos de temporada o lo que sus clientes le van pidiendo.

Durante los últimos cuatro años Sarahí ha trabajado mucho, el negocio le ha permitido generar empleos y tener un nuevo hogar, al lado de su pareja que la une desde hace 8 años, y con sus hijos.

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“Este negocio me ha permitido vivir diferente, de no tener para llevar a mi hijo al doctor a poder darle a mis hijos todo lo que necesitan, aunque ellos vivieron momentos difíciles conmigo estamos saliendo adelante”, asegura con emoción.


El viaje de Sarahí Trejo es un testimonio inspirador de perseverancia y transformación. Desde sus inicios en circunstancias desafiantes, ha demostrado que la determinación y el apoyo familiar pueden abrir puertas hacia un futuro más brillante.

Su historia no solo resalta la importancia del emprendimiento en la vida de las mujeres, sino que también subraya cómo el esfuerzo y la resiliencia pueden llevar a la creación de oportunidades, no solo para uno mismo, sino también para la comunidad.

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Con su negocio Sarahí Cosméticos, Sarahí no solo ha logrado un cambio significativo en su vida, sino que también ha generado empleo y ha contribuido al desarrollo económico de su entorno.

Hoy, ella es un ejemplo vivo de que, con valentía y dedicación, es posible construir el futuro que uno desea.


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