Jesús Valerio Quintero Machado: la cultura y la danza como camino de esperanza en Villa Juárez
El director de la Compañía Pueblo Mestizo impulsa la formación artística y humana de nuevas generaciones a través del folclor en Villa Juárez y Navolato

En medio de un entorno marcado por desafíos sociales y episodios de inseguridad, la danza folclórica se ha convertido en un refugio, una disciplina y una vía de transformación para niñas, niños y jóvenes de Villa Juárez.
Al frente de ese esfuerzo está Jesús Valerio Quintero Machado, director y coreógrafo de la Compañía de Danza Pueblo Mestizo, quien desde hace más de 16 años ha mantenido viva la pasión por el arte y la identidad sinaloense en esta sindicatura.
La cultura como forma de resistencia
“Nosotros no nos rendimos”, dice Jesús Valerio con convicción. “A pesar de todo lo que se vive aquí, seguimos trabajando y luchando para que la sociedad vea nuestro trabajo y para que los jóvenes encuentren en la danza una alternativa de vida”.

En medio de las dificultades sociales que vive Sinaloa, el grupo folclórico Pueblo Mestizo, ha trabajado de la mano en actividades culturales del municipio de Navolato y del Instituto Sinaloense de Cultura, desde lo local.
Su grupo, Pueblo Mestizo, prepara actualmente su Festival Navideño, un espacio donde su equipo de bailarines locales muestra el fruto de meses de ensayos, disciplina y creatividad. 
El proyecto también participará en el Festival del Cañero Cultural “Sinaloa por La Paz”, con el espectáculo “Navolato: tradición, fiesta y color”, resultado de un trabajo de investigación sobre las raíces culturales del municipio.
Dieciséis años formando generaciones
Desde su fundación, Pueblo Mestizo ha sido una verdadera escuela de vida.
“Tenemos 16 años trabajando generación tras generación. Hoy bailan conmigo hijos de exalumnos, que empezaron desde los cinco o seis años. Y ahora sus hijos son mis alumnos”, comparte Quintero Machado.
Las innumerables presentaciones dentro y fuera del estado confirman la constancia y el prestigio de una agrupación que ha representado con orgullo a Sinaloa a nivel nacional. 
Pero más allá de los escenarios, el impacto se mide en las personas:
“Muchos de los jóvenes que comenzaron en el grupo hoy son adultos responsables, padres y madres de familia que siguen bailando o apoyando. Eso demuestra que la danza deja huellas profundas”.
La danza que aleja de la violencia
Para Jesús Valerio, el arte no solo entretiene: protege y orienta.
“La cultura contribuye a que los jóvenes vean otra perspectiva de la vida. Les da disciplina, propósito, y los mantiene alejados de la violencia o las adicciones. En lugar de caer en eso, se enfocan en actividades que los nutren física y emocionalmente”.
El director asegura que la danza permite a niñez y juventudes que participan, a desarrollar responsabilidad, independencia y autoestima. En una comunidad como Villa Juárez, donde las opciones recreativas y formativas son limitadas, cada ensayo y cada presentación se convierten en un acto de esperanza colectiva.
El papel de las familias
"Detrás de cada bailarín hay una familia comprometida. El papel de los padres es fundamental”, señala Quintero Machado. “Sin su apoyo, los niños no llegan lejos. Cuando los padres se involucran, transmiten valores de familia y compromiso. Los hijos lo aprenden y lo reflejan dentro y fuera del escenario”.

Gracias a esa alianza entre comunidad y cultura, el grupo sigue en pie, demostrando que la danza folclórica no solo conserva tradiciones: también construye futuro.
“Bailar es resistir”, resume Jesús Valerio. “Es creer que todavía se puede vivir en paz, con identidad y con alegría en el corazón de Villa Juárez.”











