Casa Venado, galería de arte y punto de encuentro para la comunidad en Mazatlán
La historia de Sergio Angulo, el artista de Alhuey que llegó a mostrar su talento en el puerto


En mayo de 2025 abrió en Mazatlán Casa Venado, una galería en la que se exhiben las obras de Sergio Angulo, un sinaloense que después de vivir varios años en el extranjero encontró en el puerto el lugar adecuado para hacer crecer su arte.
Sergio es originario de Alhuey, Angostura, al norte de Sinaloa. Ahí nació en una familia que durante sus primeros años de vida lo acompañó en su pueblo y luego en Los Mochis donde estudió la mayor parte de la primaria y la secundaria.
Sergio regresó a Alhuey con sus padres para estudiar la preparatoria, al ser el menor de 6 hermanos, él era el único hijo que seguía en casa pues sus hermanos se habían casado y dejado el hogar para hacer su vida.
Al finalizar la preparatoria Sergio decidió buscar suerte en Estados Unidos, dejó su pueblo y a su familia para cruzar la frontera en busca del sueño americano.
“Me fui a Estados Unidos a trabajar por cuestiones de la vida que te hacen emigrar a otras partes, allá pasé muchos años, y el último año en Estados Unidos conocí a mi esposa bonita tuve la suerte, la dicha y la fortuna, me la hallé por ahí y me la traje”, dice convencido mientras su esposa Kathy lo mira divertida.

La pasión por el arte que desafía fronteras
Pero antes de conocer a su compañera de vida Sergio vivió muchas experiencias, cruzó la frontera como muchos mexicanos en busca de un trabajo que le permitiera mejores condiciones de vida. Llegó a Los Ángeles y de ahí viajó a Chicago, en ambas ciudades tenía amigos que ya residían en Estados Unidos.
“Cuando llegué empecé a trabajar de lavaplatos, reparaba cosas, lo que me pusieran a hacer, pero siempre me ha gustado mucho el arte, siempre he pintado y dibujado, hacía mucho trabajo de aerógrafo en ese entonces y empecé a tatuar en Estado Unidos, en los 90´s”, recuerda con nostalgia.
Sergio aprendió a tatuar en Chicago, esa fue una de las maneras de expresar el arte que desde siempre ha formado parte de sus talentos para la vida.
“Aprendí batallando solo, ya hace tanto tiempo, practicando aquí y allá primero con cosas simples y así va aprendiendo uno y teniendo más experiencia” asegura.
Pero el arte del tatuaje y los trabajos con aerógrafo con los que empezó no fueron tan complicados para Sergio como aprender el idioma y la cultura de aquel país, además de extrañar su tierra sinaloense y a su gente que lo esperaba en Alhuey. 
“Empecé de la nada, de abajo, empecé a aprender el idioma, las costumbres, las tradiciones, la cultura más que nada, eso era lo principal que me interesaba aprender, eso fue lo que más se me complicó. Cuando uno va empezando cualquier idioma es difícil y más difícil es qué vas a decir si no conoces la cultura”, afirma.
Y así los años pasaron mientras Sergio iba descubriendo de a poco sus talentos para hacer arte, empezó a dibujar también y poco a poco su técnica fue mejorando.
“Empecé dibujando en Chicago, yo creo que el arte es mi pasión, pero muchas veces uno no se da cuenta hasta que ya está bien metido en eso, cuando volteas ya todo es parte de, uno no decide al principio a esto me voy a dedicar, empiezas con un lápiz y un color y al último tu vida es esto” dice pensativo.
Cuando conoció a Kathy y se enamoró de ella en Chicago decidieron formar una familia, al nacer la primera de sus tres hijos, Kelsea, planearon viajar a México y lo hicieron en 1999.
De regreso a las raíces con nuevos proyectos
Llegaron a Morelia, Michoacán, ahí se quedaron algunos meses a conocer el lugar y planear el siguiente paso de la familia.
“Siempre quise regresar a México y hacer algo aquí, la niña todavía no entraba a la escuela y tuvimos oportunidad de venir a probar suerte, nos fuimos a Morelia porque es una ciudad muy bonita, muy colonial, muy fresca, llegamos a pasar unos meses y de ahí nos venimos a Sinaloa”, platican Sergio y Kathy complementando uno la historia del otro.

Sergio tenía en mente que su trabajo en Sinaloa sería poner un estudio de tatuajes, por ello, no podía regresar a Alhuey, pues su mercado estaba en otro lado, un sitio turístico como Mazatlán era lo ideal para iniciar el negocio.
“No podía yo irme a un ranchito como el mío, hace 25 años no había tanto auge en el tatuaje, no era ni bien visto, ni bien pagado. Para mí no era opción regresar a Aluhey y nos quedamos en Mazatlán, que en ese entonces aquí era un negocio muy rentable, porque nada más éramos solo dos los que tatuábamos oficialmente aquí”, señala.
Sergio y Kathy abrieron el estudio de tatuaje en la Zona Dorada donde su clientela era principalmente turismo extranjero y unos cuantos mazatlecos, ahí Sergio conoció a algunos pintores que serían parte de sus nuevos proyectos muchos años después.
En 2012 el estudio de tatuaje cerró. Después de años de ser un negocio redituable, la situación de inseguridad que vivió el puerto y que obligó a cancelar la llegada de cruceros turísticos afectó a todo el sector, incluido el estudio de Sergio.
“Con el tiempo puse otro negocio de tatuajes cerca de Olas Altas por Sixto Osuna, frente al Museo de Arte y ahí, entre una cosa y otra, los pintores que yo tatuaba en el otro negocio dijeron que este nuevo estudio estaría bien para poner unos cuadros, así empecé a pintar yo también, al último ya éramos galería y estudio de tatuajes, después fue más galería que otra cosa”, dice.
En la galería de Sixto Osuna Sergio pasó varios años y fue de los primeros en unirse al Artwalk en Mazatlán, un proyecto que nació con la finalidad de dar a conocer los estudios, talleres y galerías de los artistas locales. 
Al tiempo Sergio y su familia tuvieron la necesidad de viajar fuera de Mazatlán y por un tiempo cerrar la galería, luego vino la remodelación del centro histórico y luego la pandemia, lo que hizo cerrar definitivamente el lugar.
Entonces Sergio empezó a exhibir sus pinturas en la galería de un amigo cerca de la Plazuela Machado, pero el lugar también entró en remodelación y finalmente, en mayo de este año los hijos de Sergio y Kathy fueron quienes sugirieron abrir la Casa Venado.
Una galería con alma, Casa Venado en Playa Sur
Durante una venta de garaje, en su propia casa ubicada en la esquina de Playa Copacabana y Carnaval, en Playa Sur, además de ropa, los muchachos sacaron cuadros de Sergio y la gente empezó a interesarse en las obras, lo demás es historia.
“Estábamos viendo que hace falta un espacio para convivir y grupos para pintar, pero en verano hace mucho calor, pensamos empezar a dar clases cuando empiece a bajar el calor y la humedad, clases recreacionales que venga la gente a pasar un buen rato y relajarse porque esas clases pueden ser un poco complicadas si son más técnicas, queremos que conviva una gente con otra, que aquí se conozcan y platiquen”, dicen Sergio y Kathy.
Actualmente en Casa Venado, llamada así en alusión al significado de Mazatlán “Tierra de venados”, se exhiben las obras de Sergio, además es su taller de pintura y ahora el punto de encuentro de una comunidad mazatleca y extranjera que gusta del arte y la pintura.
“Abrimos también con toda la intención de reunir a la comunidad de mazatlecos y extranjeros creemos que también puede hacerse un intercambio de idiomas, hay muchas personas que nos han solicitado clases de pintura, pero también a la comunidad extranjera le interesa, en los últimos meses hemos conocido más vecinos que en 20 años, desde que abrimos Casa Venado vienen a ver los cuadros y preguntan” señala Kathy.

Los cuadros de Sergio retratan la belleza de Mazatlán, sus playas, su gente, sus monumentos, el venado y la naturaleza en general. Su técnica va del impresionismo abstracto en óleo al realismo en acrílico y pinturas hechas con pincel, esponja o espátula.
Demostrando que el arte puede ser un puente entre culturas, la galería Casa Venado se erige como un punto de encuentro, de creatividad y comunidad en Mazatlán.
La historia de Sergio Angulo, desde sus inicios en Alhuey hasta convertirse en un artista completo en el puerto, nos recuerda que la perseverancia y la pasión pueden transformar vidas y espacios.
La galería no solo exhibe obras que capturan la esencia de Mazatlán, sino que también se convierte en un punto de encuentro para locales y visitantes, fomentando el intercambio cultural y el aprendizaje.
Con la visión de Sergio y Kathy, Casa Venado promete ser más que una simple galería; es un espacio donde la comunidad se une, se inspira y crea, demostrando que el arte tiene el poder de conectar corazones y mentes en un entorno lleno de color y vida.














