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Comedor Comunitario de Loma de Rodriguera: 15 años tendiendo la mano a quienes más lo necesitan

El Comedor Comunitario de Loma de Rodriguera cumple 15 años brindando alimento, esperanza y apoyo a familias vulnerables del norte de Culiacán

7 octubre, 2025
Juana Zamora lleva 15 años al frente del Comedor Comunitario de Loma de Rodriguera, un espacio que brinda alimentos y esperanza a familias vulnerables. | Imágenes de Francisco Castro
Juana Zamora lleva 15 años al frente del Comedor Comunitario de Loma de Rodriguera, un espacio que brinda alimentos y esperanza a familias vulnerables. | Imágenes de Francisco Castro

En la colonia Loma de Rodriguera, al norte de la ciudad, existe un espacio donde la solidaridad se cocina todos los días.

Se trata del Comedor Comunitario del DIF Culiacán, atendido por Juana Zamora Espinosa, una mujer de 57 años que desde hace 15 años es parte de este proyecto con un lema claro: “ayudar a todo el que pueda”.

El Comedor Comunitario de Loma de Rodriguera abre sus puertas de lunes a viernes, desde las ocho de la mañana a las tres de la tarde.
El Comedor Comunitario de Loma de Rodriguera abre sus puertas de lunes a viernes, desde las ocho de la mañana a las tres de la tarde.
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Ubicado a un costado del complejo deportivo, en la esquina de las calles Carmen Serdán y Primera Norte (vialidad que comunica con el fraccionamiento San Fermín), el comedor abre sus puertas de lunes a viernes para ofrecer desayunos desde las 8 de la mañana y comidas entre la 1 y las 3 de la tarde.

Alimento para personas de escasos recursos

Su capacidad alcanza hasta 50 personas diarias, principalmente niños en situación de calle, adultos mayores y familias de escasos recursos.

“Quien puede aportar da una cuota de 30 pesos, pero la mayoría no tiene. Aquí se les recibe con lo que haya”, relata Juana, quien es fundadora de este espacio y además fue gestora del complejo deportivo de la zona y de varias pavimentaciones de calles.


Los platillos son caseros: arroz, sopas, carnes o incluso camarones empanizados, dependiendo de lo que alcance con el apoyo que reciben del Ayuntamiento en insumos básicos como aceite, arroz o pastas. 

Lo demás se cubre con recursos propios. Hasta hoy, no cuentan con donadores fijos, aunque Juana asegura que están abiertos a recibir aportaciones en especie.

Juana, la señora incansable

El comedor es atendido principalmente por Juana y, en ocasiones, por voluntarios que se suman sin remuneración. “Si no vienen, yo sola me hago cargo, disfruto cocinar para todos”, comparte.

Este esfuerzo no solo alimenta estómagos, también construye comunidad. Juana recuerda con cariño y tristeza a algunos de los “clientes frecuentes”, personas en situación vulnerable que hallaron en este espacio un respiro en medio de la adversidad.

Con la sencillez que la caracteriza, resume el espíritu de su labor: “Aquí nadie se queda sin comer, aunque no traiga un peso en la bolsa”.


El Comedor Comunitario de Loma de Rodriguera se ha convertido en un símbolo de esperanza y fraternidad para decenas de familias. Una iniciativa ciudadana que demuestra que, con voluntad y empatía, es posible transformar realidades desde lo más esencial: compartir un plato de comida.





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