Don Cleto, el paletero que refresca los días de Navolato
Martín “Cleto” Bojórquez Arellano ha dedicado más de una década a llevar paletas, bolis y nieves a las calles y plazas de Navolato.

En Navolato, muchos lo conocen como Cleto, un apodo que le quedó desde niño.
“Me decían así por un mono que salía en la televisión y que se parecía a mí”, recuerda entre risas y comparte con Tus Buenas Noticias.
Pero para cientos de familias y sobre todo niños, Cleto es mucho más que un apodo: es el paletero que refresca los días calurosos con bolis, paletas y nieves.
Martín Bojórquez Arellano tiene 55 años y lleva 11 años dedicado a este oficio que combina venta, calle y contacto constante con la gente.
Un oficio que le permite recorrer Navolato

Antes trabajaba como obrero en el ingenio, pero al cerrar, decidió apostar por un trabajo propio, que le permite recorrer Navolato y conectar con la comunidad mientras se gana la vida. “Aquí es donde se vende más, cuando hace calor, y la gente busca refrescarse. Por eso vendo paletas”, dice.
Su día comienza temprano, desde las 7 de la mañana, y puede extenderse hasta las 7 de la tarde, dependiendo del movimiento.
Los días escolares su recorrido se centra en plazas y escuelas, mientras que en vacaciones o fines de semana se mueve por la ciudad, las colonias y los, siempre acompañado de su clientela fiel y, a veces, de su familia.
Sus productos, los más buscados

Sus productos más vendidos son los bolis, las galletas y esquimales y las nieves. Cada sabor lo describe con detalle: vainilla, fresa, fresa con leche, coco, piña, uva, limón. “Es mi oficio, ya lo propio. Tengo que saber qué traigo y qué ofrezco”, asegura.
Para Cleto, este trabajo no es solo vender, sino acompañar a la gente de Navolato en su día a día. Los niños lo esperan en las plazas, los jóvenes lo saludan en el camino y las familias lo reconocen como parte del paisaje de la ciudad.
“Cuando hay calor, mi paleta o mi boli ayudan a que los niños se refresquen y la gente se sienta contenta”, dice. Su dedicación hace que cada venta sea más que un ingreso: es un lazo con la gente que ha aprendido a confiar en él.
Un hombre que disfruta de su oficio

A pesar de los retos, Cleto disfruta de su oficio. No necesita fabricar las paletas, pero sí cuidar que cada producto llegue en buen estado, seleccionar sabores y recorrer la ciudad con su carreta.
Cada día de trabajo es un esfuerzo físico, pero también una oportunidad de compartir, conversar y formar parte de la rutina de Navolato. “Si no vendo, no gano; pero también es bonito ver cómo la gente espera mi llegada”, comenta con orgullo.
Don Cleto vive actualmente en la colonia Alcanfores y desde allí sale cada día a recorrer la ciudad.
La vida de don Cleto da muestra de que un oficio sencillo traer mucha satisfacción. Para Martín, vender paletas y bolis no es solo un trabajo, es su manera de dar sabor y alegría a la vida.