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El esfuerzo y la esperanza de Jorge y Paulina: Emprendiendo desde casa en el sector Urías de Mazatlán

De jornaleros a emprendedores, la historia de superación de una pareja oaxaqueña en el puerto.

11 septiembre, 2025
Jorge y Paulina con entusiasmo atienden los Abarrotes Lara en la segunda ampliación de Urías
Jorge y Paulina con entusiasmo atienden los Abarrotes Lara en la segunda ampliación de Urías

Las ganas de emprender y tener mejores condiciones de vida son el motor de la pareja conformada por el señor Jorge Martínez y su esposa la señora Paulina López Velasco, quienes hace un par de meses iniciaron un negocio en su hogar, los abarrotes Lara.

Jorge y Paulina son originarios de Zaachila Oaxaca, pero la vida los trajo a Sinaloa muy jóvenes en busca de oportunidades para vivir mejor.

Como muchas familias del sur del país Jorge y Paulina migraron para trabajar como jornaleros en el cultivo de hortalizas, llegaron al centro del estado, a los campos agrícolas de Culiacán donde trabajaban en la pizca de tomate desde 1968.

“En 1968 yo llegué a Culiacán a cortar tomate y luego volví a ir, pero en 1970 me contrataron en el ejército y estuve en entrenamiento tres años, siete años después en enero del 77 llegamos a Mazatlán a trabajar”, recuerda Jorge con añoranza.


Raíces de lucha, la migración forjó su camino hacia un hogar en Mazatlán

Don Jorge llegó a Mazatlán con su familia mientras trabajaba para el Ejército Mexicano, pues en el puerto se ubica la Tercera Región Militar que abarca los estados de Sinaloa y Durango.

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Luego de años de trabajo duro, Jorge salió del ejército y se dedicó a trabajar como albañil para sacar adelante a su familia.

“Con el tiempo salí por lo pesado del trabajo y me dediqué a trabajar en obras de construcción, anteriormente el sueldo de albañil era muy bajo, ahora pagan mejor, pero las cosas son más caras”, asegura.


Con seis hijos y su esposa, la familia se estableció en la segunda ampliación de Urías, donde con el trabajo de todos pidieron construir su casa, en la que han habitado durante 48 años.

“Me decían que no me quedara aquí en Urías, que era una colonia complicada, pero hemos vivido tranquilos aquí, nosotros nos quedamos en Mazatlán porque está cerca el mar, anteriormente nada más te acercabas al estero y sacabas jaiba para comer, ahora ya no se puede pescar”, señala Don Jorge.


Paulina recuerda que a su llegada la colonia estaba prácticamente sola. Poco a poco se fue poblando y ahí crecieron sus hijos, estudiaron y se convirtieron en adultos de bien que hoy tienen sus propias familias en Mazatlán.

“Cuando nosotros llegamos aquí estaba solo, no había casas era todo baldío y del otro lado era parcela, ahí comíamos elotes y había huertos de mango, ahora está todo poblado, ha crecido mucho esta parte de Urías” comenta.


Desafíos y esperanzas: la salud de Paulina y la determinación de seguir adelante

Con el paso de los años los hijos de la familia Martínez López se fueron de casa, Jorge y Paulina, al no tener un ingreso fijo se han dedicado a la venta de diferentes productos en su hogar, con la finalidad de ganar algo de recurso para tener una mejor calidad de vida.

“A veces vendemos bolis, a veces vendemos aguas porque no tenemos un ingreso, solo tenemos la pensión del bienestar” señala Paulina.


Las necesidades son muchas, pero la principal es la de atender la salud de Paulina que desde hace tiempo padece de una falla renal que le obliga a llevar un tratamiento médico de hemodiálisis en un hospital de la ciudad, gracias al servicio médico de una de sus hijas.

“Estoy enferma y aunque me atienden gracias al seguro médico de mi hija los pasajes nos cuestan a nosotros, cada tres días vamos a que me hagan la hemodiálisis, ahí se va toda la pensión”, explica Paulina sin perder el ánimo.


La tiendita de abarrotes que busca mejorar su calidad de vida

Con el apoyo de sus hijos y con la firme convicción de seguir buscando alternativas para vivir mejor, Jorge y Paulina decidieron emprender hace un par de meses. En su casa pusieron dos anaqueles de madera con algunos productos a la venta y abrieron una tiendita de abarrotes.

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En la fachada de su casa marcada con el número 206 de la calle Estadio en la Segunda Ampliación de Urías, justo frente al Centro Comunitario del Bienestar, se puede ver el toldo rojo de su negocio “Abarrotes Lara”.

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Jorge asegura que la idea de tener una tienda surgió desde hace años, pero no se había dado la oportunidad de empezar. Hoy, con mucho esfuerzo en su negocio ofrecen productos básicos como latas, alimentos no precederos, agua, refrescos, galletas y algunos dulces.

“Lo poquito que ganamos es para comer, nuestros hijos nos ayudan cuando nos visitan, pero a veces se puede y a veces no, no nos podemos quejar, surtimos de las tiendas más grandes cuando está barato”, dice Paulina.


Con todo el entusiasmo Jorge asegura que seguirá trabajando en su proyecto para hacerlo crecer.

“La idea es que vamos a seguir con el negocio y poco a poco vamos a ir abriendo hasta convertirlo en un supermercado”, dice sonriendo.


A través de la perseverancia y la unión familiar, Jorge y Paulina no solo han logrado establecer su negocio, sino que también han demostrado que la adversidad puede ser transformada en oportunidades.

Su historia es un ejemplo de cómo el emprendimiento puede ser una vía para mejorar las condiciones de vida y fortalecer los lazos comunitarios.

Con cada venta en su tiendita de abarrotes, no solo alimentan a su familia, sino que también siembran la esperanza de un futuro más próspero para ellos y su comunidad.

En un mundo donde los desafíos son constantes, su determinación brilla como un faro de inspiración para quienes buscan un cambio positivo.


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