Cristian Cruz es un barbero altruista en Culiacán que da confianza con cada corte
Por las mañanas Cristian Cruz es maestro de artes, por las tardes barbero, y cuando el corazón lo llama, altruista en comunidades marginadas
En una ciudad donde las rutinas tienden a consumir los días, Cristian Jacob Cruz Delgado ha optado por un camino distinto.
A sus 38 años, este hombre nacido en Oaxaca y criado en Culiacán desde los 9, se ha convertido en una figura inspiradora por su capacidad de combinar tres pasiones: el arte, la barbería y la labor social.
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Cristian vive en la colonia Villas del Humaya, pero cada tarde, cuando el reloj marca las 4, abre las puertas de su salón HopeStudio Salón Barbería en Villa Fontana. Sin embargo, su jornada empieza mucho antes: por las mañanas imparte clases de arte en un colegio privado, donde comparte su sensibilidad artística con sus alumnos.
El detalle y la atención al cliente, es clave
“En la barbería, la mayor satisfacción es que el cliente se sienta libre, cómodo, que tenga confianza de decir lo que quiere. Que sea como si él mismo se cortara el cabello, pero con mis manos”, comenta con una sonrisa.
Esa búsqueda de libertad estética lo llevó, desde joven, a tomar las tijeras por cuenta propia. “Nunca me gustaba cómo me dejaban cuando iba a cortarme el cabello, así que decidí aprender solo, viendo videos, preguntando tips… al final terminé cortándome el cabello a mí mismo”, recuerda entre risas.
Lo que comenzó como una inconformidad con los cortes de cabello que recibía, terminó por convertirse en una vocación.
Tras un curso básico de barbería que tomó hace tres años, formalizó conocimientos que ya venía adquiriendo desde hace casi dos décadas. Hoy, en HopeStudio, ofrece servicios que van desde cortes masculinos y femeninos, tintes, rayitos, laminado de cejas y hasta tratamientos en barba y bigote.
Cristian y su labor social
Pero Cristian no se quedó ahí. Como todo verdadero artista, su trabajo va más allá del negocio. Desde hace dos años participa en jornadas de asistencia social en colonias vulnerables de Culiacán, como la 21 de marzo, Bicentenario y zonas cercanas al basurero municipal.
Ahí, junto con otros voluntarios –barberos, médicos, enfermeros y personas que reparten alimentos– regala algo más que un corte de cabello: devuelve dignidad, levanta el ánimo y siembra esperanza.
“Me invitaron a participar en uno de esos eventos y dije que sí porque me gusta ayudar. Muchas veces la gente no tiene cómo pagar un corte o no sabe cómo pedir lo que quiere. Nosotros vamos para darles la oportunidad de sentirse bien consigo mismos”, explica.
Estas jornadas se organizan al menos un par de veces al año, y para Cristian, significan un recordatorio de por qué hace lo que hace. “A veces una buena imagen puede cambiar el ánimo de una persona”, comenta con humildad.
Combina a la perfección sus dos pasiones: docencia y barbería
Aunque muchos pensarían que mantener dos profesiones puede ser agotador, Cristian lo hace con una sonrisa. “Mi horario es muy flexible. Salgo del colegio a la 1:40, voy a casa, como, me alisto y me vengo a trabajar a la barbería. No se me complica porque disfruto mucho ambas cosas”, explica.
Y no es solo maestro por vocación, Cristian también canta, compone y ha producido tres discos de música electrónica disponibles en Spotify bajo el nombre artístico Christian Cross.
“Desde chico me aprendía todas las canciones que escuchaba. Ya más grande empecé a componer y grabar”, cuenta. Para él, el arte es un lenguaje universal que puede transformar, sanar y comunicar lo más profundo del alma.
La pasión por las artes
Su formación en artes plásticas la realizó en la Universidad Autónoma de Sinaloa, allá por el 2013. Incluso durante su etapa universitaria ya daba clases. Luego de una pausa para trabajar en una fábrica de artesanías en Oaxaca, donde diseñaba bolsas típicas, regresó a Culiacán y retomó su vida como docente y barbero.
La capacidad de Cristian para reinventarse es notable. Desde cortarse el cabello a sí mismo hasta componer canciones, enseñar arte y brindar servicios gratuitos en comunidades con carencias, su vida está tejida con la vocación del servicio y el amor por el detalle.
¿Qué consejo le daría a los jóvenes que aún no encuentran su rumbo? Su respuesta es clara y directa:
“Piensen en algo que realmente les apasione. Porque eso a lo que se dediquen será para toda su vida. Si haces algo que no te gusta, vivirás infeliz. Pero si haces lo que te apasiona, vas a destacar y serás feliz”.
Hoy, quienes se sientan en la silla de Cristian no solo reciben un corte profesional, también reciben atención, empatía y una escucha sincera.
En un mundo acelerado, donde la conexión humana se ha vuelto escasa, Cristian ha hecho de su barbería un refugio, y de sus tijeras, una herramienta de transformación social.
