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La etnia Huasteca de San Luis Potosí. Identidad y migración hacia los campos de Villa Juárez, Sinaloa

Huastecos de San Luis Potosí se integran como trabajadores del campo en la producción de hortalizas en los valles de Culiacán y Navolato

23 mayo, 2025
Huastecos de San Luis Potosí, una etnia pacifista en Villa Juárez, Navolato Sinaloa. Foto SEGE SLP
Huastecos de San Luis Potosí, una etnia pacifista en Villa Juárez, Navolato Sinaloa. Foto SEGE SLP

En el corazón de México, entre montañas y selvas tropicales, habita un pueblo originario cuya lengua, costumbres y resistencia cultural han perdurado a lo largo de siglos: la etnia huasteca. Hoy, sus huellas se extienden con una nueva expresión de su identidad en los campos agrícolas del noroeste mexicano.

Con raíces firmemente plantadas en el estado de San Luis Potosí, este grupo indígena ha sido históricamente parte fundamental del mosaico multicultural de la región Huasteca, que abarca también partes de Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro y Tamaulipas

Origen y distribución geográfica

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Los huastecos, o téenek, como se autodenominan —palabra que significa "los que viven en el campo con lenguaje propio"—, conforman una de las culturas indígenas más antiguas de Mesoamérica. En San Luis Potosí, la mayoría de esta población se concentra en municipios del oriente, como Ciudad Valles, Aquismón, Tancanhuitz y Tamazunchale.

Según datos del INPI (Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas), la población huasteca en México supera los 150 mil hablantes, siendo San Luis Potosí una de las entidades con mayor concentración. Su lengua, el huasteco o téenek, pertenece a la familia lingüística maya, aunque está geográficamente aislada del área maya principal.

Cultura y características identitarias

El pueblo huasteco mantiene vivas tradiciones ancestrales como la música de tambor y violín, los rituales agrícolas, y fiestas como el Xantolo (celebración del Día de Muertos), en donde se mezclan el simbolismo indígena con elementos del catolicismo popular. La relación con la tierra es profundamente espiritual, y el maíz ocupa un lugar central en su cosmovisión.

Migración hacia Sinaloa: una distinción en Villa Juárez

En décadas recientes, los huastecos de San Luis Potosí han protagonizado procesos migratorios internos motivados por razones económicas. Uno de los destinos recurrentes ha sido el valle agrícola de Culiacán, particularmente la sindicatura de Villa Juárez en el municipio de Navolato, Sinaloa, donde se integran como trabajadores del campo en la producción de hortalizas.

José Luis Alvarado y Elisa Antonio Hernández, trabajadores Huastecos que residen temporalmente en Villa Juárez, Navolato
José Luis Alvarado y Elisa Antonio Hernández, trabajadores Huastecos que residen temporalmente en Villa Juárez, Navolato

En este contexto, figuras como José Luis Alvarado y Elisa Antonio Hernández emergen como ejemplos vivos de esta migración cultural. Ambos son orgullosos huastecos que han sabido mantener su identidad mientras se integran a la vida laboral sinaloense.

Su presencia en Villa Juárez no solo representa fuerza de trabajo, sino también la expansión y resistencia de una cultura indígena que se adapta sin perder su esencia.

Lengua y pertenencia en movimiento

A pesar de las dificultades que implica migrar, muchos huastecos continúan transmitiendo su lengua téenek a sus hijos e hijas incluso fuera de su región natal. En campos como los de Villa Juárez, es posible escuchar conversaciones en huasteco entre surcos de tomate o chile, y ver cómo las costumbres de San Luis Potosí se entrelazan con el contexto sinaloense.

En lugares como Villa Juárez, su presencia representa una distinción y una oportunidad para el reconocimiento de la diversidad cultural que conforma al México profundo.

Mientras José Luis y Elisa trabajan bajo el sol sinaloense, llevan consigo no solo la esperanza de un sustento económico, sino también los cantos, la lengua, las historias y el orgullo de ser huastecos.

Son testimonio de una identidad que no se desvanece con la distancia, sino que se fortalece en cada jornada y en cada palabra hablada en téenek entre los surcos del noroeste. En Villa Juárez, Navolato son orgullo de pertenencia.


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