Electromovilidad en México: crecimiento prometedor y principales desafíos
La electromovilidad crece en México, pero la falta de infraestructura y flotas eléctricas limita la transición hacia un sector automotriz sostenible


La industria automotriz mexicana atraviesa una transformación histórica. La adopción de vehículos híbridos y eléctricos ha crecido de manera notable: actualmente representan alrededor del 12% del mercado nacional, frente al 1% de hace cinco años, según Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotores (AMDA).
El aumento de la electromovilidad se ha convertido en un motor de recuperación del sector, pero el entusiasmo se enfrenta a desafíos estructurales que podrían limitar la velocidad de la transición.
Infraestructura de recarga: el principal cuello de botella
Aunque los precios de los autos eléctricos ya no son la barrera principal —existen modelos por debajo del promedio nacional de venta de 530 a 540 mil pesos—, más del 80% de la carga se realiza en casas u oficinas.
La falta de electrolineras públicas, concentradas en Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León, genera incertidumbre en viajes largos y frena la adopción en flotillas de reparto, según el Instituto Mexicano del Transporte (IMT).
Flotillas de reparto: oportunidad y desafío
Empresas como Bimbo, DHL y Grupo Modelo ya operan unidades eléctricas en zonas metropolitanas, mientras plataformas de última milla como 99 Minutos destacan la necesidad de hubs de carga compartidos, y así lo apunta The Logistics World.
El retrofit, la reconversión de unidades diésel a eléctricas, es una alternativa para transportistas con menor poder adquisitivo, pero la falta de incentivos masivos y la fragmentación institucional limitan su implementación, afirma el sitio especializado en industria logística.
Proveedores e inversión extranjera
La transición también impulsa a los proveedores. Volkswagen anunció en 2024 una inversión de 942 millones de dólares en Puebla para un centro de electromovilidad; BYD puso freno a la construcción de una planta en México, y Magna International destina 166 millones en Coahuila para autopartes de autos eléctricos.
A nivel binacional, México y la Universidad de California trabajan en una hoja de ruta que aproveche el nearshoring para integrar a proveedores locales en la cadena de valor.

Desafíos frente a compromisos internacionales
Pese a todo, México corre el riesgo de incumplir metas climáticas del Acuerdo de París y el T-MEC. Mientras se esperaba que el 50% de los vehículos ligeros fueran eléctricos para 2030, el país apenas alcanzó el 1% en 2023. La fragmentación institucional y la ausencia de métricas estandarizadas agravan el problema.
En medio de este escenario, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) identifica cinco pilares clave para consolidar la electromovilidad:
- Estandarización e interoperabilidad.
- Acceso y confiabilidad de infraestructura.
- Incentivos fiscales y créditos.
- Entornos promotores como leasing (arrendamiento) y transporte compartido.
- Sector eléctrico robusto y tarifas diferenciadas.
“El panorama es alentador, pero se necesita trabajar fuerte en infraestructura y en incentivos fiscales adecuados”, destacó el presidente de la AMDA, Rosales.
La electromovilidad ya no es una promesa, sino un mercado en crecimiento, pero México debe acelerar la instalación de electrolineras, clarificar marcos regulatorios y alinear esfuerzos público-privados. De lo contrario, corre el riesgo de rezagarse frente a sus socios comerciales y no cumplir metas climáticas.









