Altata rugió con el Off Road Altata 130
El Off Road Altata 130 trajo adrenalina y turismo al puerto, llenándolo de vida, emoción y un gran impacto para los participantes de este gran evento.
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Altata cambió de ritmo este fin de semana. Desde el sábado, el puerto empezó a llenarse de camionetas con jaulas, remolques, mecánicos corriendo de un lado a otro y familias enteras buscando el mejor lugar para ver pasar a los pilotos.
Era claro: el Off Road Altata 130 había llegado, y con él, la emoción que solo la velocidad sobre arena puede provocar.
Los primeros en sentir el ambiente fueron los habitantes del puerto.
“Aquí se siente cuando viene un evento grande, desde temprano se oye el movimiento”, comentaba Marisela, empleada de los mariscos García, mientras acomodaba hieleras, botanas y mesas extras para atender a los visitantes.
Y no era para menos: restaurantes, hoteles y zonas recreativas se abarrotaron desde el sábado en la tarde, cuando los asistentes comenzaron a instalarse para vivir el arranque oficial.
Detalles de la competencia off-road en Altata
El domingo, Altata amaneció distinto. El sol apenas salía y ya se escuchaba el rugir de motos y UTV’s calentando motores. Pilotos de nivel internacional ajustaban los últimos detalles de sus vehículos, inspirados en la modalidad off-road estilo Score, la misma que ha llevado a corredores sinaloenses a competir en pruebas de talla mundial.
La ruta no daba tregua: 130 millas de dunas, playa, terrenos irregulares y caminos que exigían tanto pericia como resistencia. Cada categoría; cuatrimotos, UTV’s y Trophy Truck, aportó su propia dosis de adrenalina, levantando nubes de arena que hicieron gritar a los aficionados cada vez que un piloto pasaba rozando el límite.
Impacto en Altata tras el evento
Pero detrás del estruendo de los motores también había otra historia: la de Altata reencontrándose con su propio esplendor. Cada visitante que llegaba generaba movimiento. Cada familia que acudía dejaba algo más que aplausos.
“Nos levanta la venta, nos anima… se siente bonito ver el puerto lleno otra vez”, expresaban los restauranteros con una sonrisa cansada pero agradecida.
Las autoridades estatales y federales mantuvieron un operativo constante en playas, caminos y carreteras, lo que dio seguridad a los corredores y tranquilidad a las familias que siguieron las carreras desde distintos puntos del recorrido.
A las cinco de la tarde culminaría la competencia, pero la derrama económica y el ánimo que dejó permanecerán más allá del horario oficial.
Para los organizadores, este evento representa un paso más hacia la consolidación de Altata como destino competitivo y atractivo para deportes de alto impacto. Para los habitantes, es una oportunidad en temporada baja; un recordatorio de que su puerto tiene todo para seguir creciendo.
Y para quienes estuvieron ahí, el Off Road Altata 130 quedará grabado como ese fin de semana en el que Altata rugió, vibró y se llenó de vida, demostrando que cuando el puerto se activa, se nota en cada rincón.
