Tus Buenas Noticias
Síguenos

Mejor es hacer, que decir

16 enero, 2024
Mejor es hacer, que decir

…porque si no tengo amor… no soy nada


La naturaleza del ser humano es compleja, y también es difícil de entender. Quizá por eso, la
historia de la humanidad está plagada de restricciones, ordenamientos, códigos, leyes y principios que permiten la “sana” convivencia entre los individuos. El orden como un principio básico, en la construcción de las diversas relaciones que el ser humano construye a lo largo de su existencia, es un ideal que hoy en día todos buscamos, pero, que a la vez lo obstaculizamos.

Quizá la respuesta –simplificada- de la contradicción previamente mencionada, es el sentimiento de egoísmo exacerbado que de manera natural –diría Adam Smith, el padre de la Economía política- todos los seres humanos mostramos cuando –sentimos- que es necesario proteger nuestros propios intereses, aun cuando esto significa perjudicar al prójimo o pasar por sus propios intereses o peor aún, de sus propios derechos.

Es interesante observar, que en las diversas religiones de la humanidad – Budismo, Islamismo,
Judaísmo, Hinduismo, y por supuesto, que también el Cristianismo con todas sus múltiples
variantes o denominaciones- hablan de amor al prójimo y de una práctica de valores universales, que de manera teórica muestra un panorama alentador y con grandes esperanzas entre los individuos. Sin embargo, en la vida cotidiana no es así.

Hoy en día, podemos constatar todo esto, con tan solo dar un vistazo a las noticias, y veremos que el mundo –nosotros como sociedad- dejamos de lado tales ideas de armonía y trato justo hacia nuestros semejantes. Otro ejemplo de ello, es que año con año los índices de delincuencia –en todos los niveles- aumentan y de manera alarmante, las relaciones comerciales, laborales e incluso las familiares o amistosas se deterioran por este egoísmo exacerbado, pero esto no es culpa de un ente superior llamado “Gobierno, Dios, la Providencia, el Cosmos o el Destino” como algunos se empeñan a llamar.

Nuestra realidad es simplemente el resultado de la falta de compromiso o empatía con nuestros
semejantes. Es el pobre resultado, de enseñar a no compartir nuestros éxitos económicos,
sociales, culturales y políticos con nuestros semejantes. Vivimos tan ensimismados de nuestra
propia realidad que no vemos más allá de la puerta de nuestra propia casa o negocio. Usamos
frases como: “Es pobre por flojo o tonto” para justificar nuestra falta de empatía hacia los más
necesitados o desfavorecidos en nuestra comunidad.

Con esto, no quiero decir, que vamos a querer redimir o arreglar la vida de quienes han tomado
una serie de decisiones que les llevó a tales circunstancias de vida. Más bien, me refiero al hecho de que día a día, busquemos ejercer la justicia y la bondad en pequeños hechos o actitudes, tales como “no hablar cosas de nuestro prójimo que no nos consta”, o “si me prestó algo alguien, lo devuelvo”, “sí veo a alguien en la calle con dificultades –se le estropeó una llanta, cruzar la calle transitada, cargar algo pesado, etc- ofrezco mi ayuda. Recuerda, todo acto de bondad llama a otro acto de bondad.

Ojalá que en este nuevo inicio de año, nos atrevamos a ser DIFERENTES, recordemos siempre, que nuestros hechos hablan más que nuestras palabras, recordemos que siempre es mejor hacer que solamente decir.

Enlaces patrocinados