Pedro García, el valiente bombero de Navolato que apaga fuegos y enciende corazones de gratitud
A sus 38 años de edad, cada día que Pedro García Moreno sale de su casa tiene en mente el reto de salvar vidas a expensas de la propia.
Navolato, Sinaloa.- Casi todos los niños, en algún momento de su vida, sueñan con ser bomberos, pero alguien los anima a cambiar de opinión cuando crecen. A Pedro García nadie lo detuvo. Con veinte años como bombero en la Estación de Bomberos de Navolato, construye una historia de valentía y sacrificio que ha marcado su vida, mientras él marca historia de quienes ha ayudado.
"Comencé como un jovencito con sueños de salvar vidas", recuerda Pedro con orgullo, mientras comparte para Tus Buenas Noticias algunas de las experiencias que ha experimentado a lo largo de dos décadas. En ese tiempo, ha enfrentado desafíos inimaginables en su camino, pero nunca ha dejado de luchar por su comunidad.
La historia de Pedro no está completa sin mencionar a su esposa, Lourdes Castro Quevedo, una maestra, y sus tres hijos: dos niñas, Maríangel y María José, de 17 y 8 años respectivamente, y su pequeño Pedro Damián, de 2 años. Su hijo, inspirado por el coraje de su padre, sueña con seguir sus pasos como bombero.
El 22 de agosto, el día en que Pedro García Moreno viene vestido con su uniforme de oficial, sus dos hijas lo miran con admiración y orgullo. Inicialmente, a su esposa, Lourdes, le preocupaba quedarse sola, pero después de cinco años de matrimonio, se ha adaptado a la vida de un bombero. “El temor es común entre las esposas de los bomberos”, asegura el oficial, pero a medida que conocen el oficio, descubren su valentía y se enamoran de la causa.
A lo largo de los años, Pedro ha enfrentado situaciones extremadamente peligrosas. Ha estado al borde del peligro en numerosas ocasiones, pero siempre con la determinación de ayudar. "Estamos capacitados, preparados y entrenados para hacer frente a cada situación", enfatiza con firmeza. Para los bomberos de Navolato, la respuesta a un incendio o cualquier emergencia es una rutina constante.
Pedro y su equipo han realizado diversas maniobras y rescatado a numerosas personas atrapadas en situaciones críticas. Ha experimentado el cálido agradecimiento de aquellos a quienes ha salvado.
"Se siente bonito", dice, "saber que estás haciendo algo bien. Es una entrega de nosotros y un ejemplo para la comunidad. Te entregas a ti, para salvar a otros", reconoce con una voz de reflexión.
Aunque no lleven el uniforme puesto y estén fuera de servicio, los bomberos, siempre están dispuestos a ayudar en situaciones de emergencia.
Recuerda con gratitud el caso de un policía al que rescataron hace doce años. El oficial de la policía había caído en su unidad en un dren; tenía una fractura de clavícula y no podía salir. Su vida estaba en riesgo. Sin pensarlo dos veces, Pedro y su equipo se sumergieron y lograron salvarlo en medio de la conmoción que le estaba causando el hundimiento y el torrente de agua entrando al vehículo.
Desde aquel entonces, el policía rescatado, agradece la oportunidad de seguir con vida y agradecido, les cuenta la historia a los niños del comandante García y con el paso de los años se han convertido en amigos.
"Ser bombero me ha dado buenas recompensas", reflexiona Pedro. A lo largo de su vida, ha forjado amistades duraderas y ha sido un aliado en situaciones de emergencia.
Además de su trabajo como bombero, Pedro también ha sido paramédico durante muchos años. Para él, la colaboración entre los equipos de bomberos y paramédicos de Cruz Roja es un estilo de vida. Pedro, ha estado en ambos lados de la línea y sabe el significado de la emergencia.
Siempre están listos para otros, aunque la familia propia lo padezca. "Si necesitan apoyo, nosotros estamos ahí. Yo soy paramédico también y actuamos siempre que es necesario. No tememos, solo hacemos lo que sabemos que es correcto. Salvar vidas", concluye Pedro.
Con dedicación, demuestra que su compromiso con la seguridad y el bienestar de su comunidad no tiene límites. Su historia de vida es un testimonio del coraje y la dedicación de los bomberos que arriesgan sus vidas para salvar a otros.
En Navolato, con sus buenas acciones, Pedro apaga incendios, pero enciende corazones de gratitud cada día de su vida.
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