Empecemos a cerrar ciclos
El mejor camino para lograr aceptar lo que ya nos pasó, es dejar de pensar en posibilidades distintas. Deja de darle vueltas al tema con preguntas innecesarias.
Estamos despidiendo el tan especial y fuerte año 2020. Este año transcurrió como una avalancha de momentos fuertes, duros e inolvidables, con una sensación de exploración, crecimiento personal y grandes aventuras acumuladas en nuestra cuenta bancaria emocional.
Cada momento vivido se convirtió en una experiencia que decora nuestro árbol de la vida, que aporta a nuestro presente, que representará en unas semanas el pasado y que es la base de nuestro futuro.
Un ciclo por tanto es el compilado de esos momentos vividos, impregnados de sentimientos, agradables o no, a los cuales nos apegamos.
Terminar con una etapa o una relación que ha sido importante en nuestra vida nunca es sencillo y más cuando estás consciente de que no quieres herir. La cosa se vuelve mucho más complicada cuando no sabes bien cómo expresarte.
Pero cerrar un ciclo no se refiere a olvidar, sino a descubrir la evolución dentro de uno mismo para poder seguir avanzando a pesar de la pérdida sufrida. Cuando esto ocurre comenzamos a recordar con cariño, pero no con necesidad, podemos agradecer por lo que fue y no sufrir por lo que ya no es, logramos asimilar la pérdida como una experiencia para crecer y aprender, no como una caída que nos volvió más débiles.
Es muy importante no confundir cerrar con evadir, al comenzar a pensar en la persona o situación perdida como algo ajeno a nosotros, algo que ya no es parte de este mundo o que ya no existirá nunca más, se trata de una evasión, a través de la cual no podremos avanzar ni ser, sólo nos hará creer que al pensar que aquello murió y que hoy somos nuevas personas sin necesidad de llorar o reflexionar, estaremos bien otra vez, cuando no es así.
Recordar es la mejor forma de olvidar - Sigmund Freud
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Por más cruel que parezca, hay que recordar todo lo que vivimos en ese momento que ahora duele, es imposible que todos los recuerdos sean negativos, así que hay que aprender de lo sucedido, aceptar lo vivido y no pretender olvidarlo.
Si sólo nos enfocamos en olvidar, la ansiedad nos carcomerá, trayendo de vuelta dolor y sufrimiento.
Por tal motivo el siguiente paso será perdonarnos, debemos enfocarnos en ser empáticos con nosotros mismos, en procurarnos como algún día cuidamos de la pareja, en entendernos como entendimos a todos aquellos que también cometieron errores y, sobre todo, en reconocer los aciertos que tuvimos.
Entonces ahora estamos listos para perdonar, porque perdonar también nos lleva a aprender de lo sufrido. No te agobies por lo que no sabes, déjalo ir. El mejor camino para lograr aceptar lo que ya nos pasó, es dejar de pensar en posibilidades distintas. Deja de darle vueltas al tema con preguntas innecesarias.
Entonces ya se puede desprender, tu camino recorre sus etapas y cada uno llega a su tiempo, sin presionar.
- Negación
- Ira
- Negociación
- Depresión
- Aceptación
Todas estas etapas aparecerán mientras vivamos nuestro duelo, son completamente normales y de ellas renace una fortaleza impresionante.
Recordemos que se gana más cuando se pierde.
Cerremos para empezar. Afectuosamente, Karla Lozano