Inspirados en la famosa panadería Tartine Bakery, José Eduardo y Carlos Alberto están cambiando la forma en que los consumidores en Culiacán entienden y saborean el pan
Por: Francisco Castro
En una esquina tranquila del Infonavit Humaya, en Culiacán, el aroma a pan recién horneado guía a los visitantes hacia un local discreto, pero con alma.
En el número 3443 de la calle Obrero Mundial, esquina con Manuel Herrera Imán, se encuentra Panadería Masa Madre, un pequeño taller de pan artesanal que ha conquistado el paladar —y la confianza— de Culiacán.
El negocio pertenece a José Eduardo Arredondo Ayón y Carlos Alberto Elena Ríos, dos jóvenes de 30 años formados en gastronomía que decidieron cambiar la rutina de los restaurantes por la libertad de amasar sus propios sueños.
Su inspiración: Tartine Bakery, la legendaria panadería de San Francisco que revolucionó la panadería mundial con sus hogazas de corteza caramelizada.
Un proyecto nacido de la amistad y la inquietud
José Eduardo cuenta que la idea surgió tras más de una década trabajando en cocinas ajenas. “Queríamos algo propio, algo que nos motivara de nuevo”, recuerda. “Carlos ya tenía años haciendo pan y decidimos emprender juntos, como amigos y socios”.
Así nació Masa Madre, hace tres años, primero como proveedor de restaurantes, cafeterías y pizzerías, y luego —desde hace un año— con su propio punto de venta al público. Hoy, el aroma que se escapa de su horno a media mañana se ha vuelto parte del paisaje olfativo del Humaya.
“Empezamos surtiendo a negocios”, explica José Eduardo. “Pero poco a poco la gente fue viniendo al local, preguntando por ese pan que no cae pesado, que dura más tiempo fresco. Ahí supimos que íbamos por buen camino”.
¿Qué hace diferente a la Masa Madre?
En Culiacán, donde el pan se hornea a toda prisa, Masa Madre propone lo contrario: tiempo, fermentación y respeto al proceso.
“Nuestros panes no llevan levadura industrial. Solo harina y agua”, explica el chef. “La fermentación natural tarda entre 12 y 24 horas, dependiendo del tipo de pan. Eso permite que el cuerpo lo digiera mejor y no genere pesadez”.
Esa paciencia transforma lo simple en especial. Panes que en otras panaderías se endurecerían en pocas horas, aquí mantienen su textura y sabor durante días. Personas con colitis, gastritis o diabetes se han vuelto clientes frecuentes al descubrir que el pan artesanal no solo es delicioso, sino más amable con el cuerpo.
El arte detrás de la hogaza
La estrella de la casa es la hogaza, un pan rústico con corteza crujiente y corazón húmedo que solo se hornea los viernes. Su versión de vino con arándano y nuez, en la que los frutos se remojan antes en vino tinto, se ha vuelto una joya local.
También ofrecen la hogaza italiana, con cebolla, ajo y hierbas finas, y la moka, una combinación de expreso, cocoa y chocolate amargo.
“Nos inspiramos en Tartine Bakery, pero le dimos un toque culiacanense”, dice José Eduardo con una sonrisa. “Aquí la gente se sorprende al ver el color oscuro de la corteza, y luego se enamora al probarla”, comparte para Tus Buenas Noticias.
Lo que debes saber si quieres visitar Panadería Masa Madre en Culiacán.
- Obrero Mundial No. 3443, esquina Manuel Herrera Imán, Infonavit Humaya, Culiacán
- Horario: lunes a sábado, de 11:00 a 19:00 horas
- Fundada en 2022 | Inspirada en Tartine Bakery (San Francisco)
Más que pan: una filosofía de vida
El ritmo de trabajo en Masa Madre rompe con el molde del panadero tradicional. En lugar de madrugar a las 4 de la mañana, el equipo inicia su jornada a las 7, con un sistema que les permite fermentar de noche y hornear por la mañana.
“No descansamos realmente”, admite José Eduardo entre risas. “Aunque el domingo cerramos al público, seguimos trabajando en la masa que horneamos el lunes. Cada día es parte del ciclo”.
Esa constancia se refleja en la calidad. A las 11:00 a.m., cuando abren al público, el pan recién salido del horno perfuma todo el local. “Todo lo que se hornea hoy, se fermentó desde ayer”, recalca.
Un catálogo que va del pan dulce al gourmet
La oferta de Masa Madre combina tradición y novedad. Entre los favoritos están las conchas, roles de canela, bizcochos de mantequilla, galletas y bollitos, pero también aparecen joyas menos comunes como baguettes, focaccias y panes de caja elaborados con masa madre.
“Los ingredientes son los mismos”, explica José Eduardo, “pero cambia la técnica y el respeto al tiempo. Es pan hecho con paciencia, no con prisa”.
Además del punto de venta, la panadería sigue surtiendo a restaurantes, cafeterías y pizzerías de la ciudad. Incluso elaboran bases de pizza con masa madre, que han sido bien recibidas por chefs y comensales.
La masa madre: un ser vivo que se cuida
El fermento que da nombre a la panadería no es solo un ingrediente, sino una responsabilidad. “La masa madre es como un bebé”, dice José Eduardo con humor. “Hay que alimentarla todos los días con harina y agua. Si la descuidas, muere. Es un trabajo de constancia”.
Carlos Alberto, el chef principal, es quien cuida ese fermento y lidera la producción. “Él es el alma técnica del negocio”, reconoce su socio. “Desde la universidad le apasionaba el pan; ya hacía sus propias masas cuando éramos estudiantes”.
Un futuro con aroma a crecimiento
Por ahora, el local de Infonavit Humaya es el único punto de venta, abierto de lunes a sábado de 11:00 a 19:00 horas. Pero los planes no se detienen.
“Queremos crecer poco a poco, sin perder lo artesanal”, comenta José Eduardo. “Quizá abrir otro punto en el futuro, pero con la misma esencia: pan honesto y hecho a mano”.
Mientras tanto, el horno sigue encendido y el fermento sigue vivo, alimentado cada día por quienes creen que hacer pan también es una forma de contar historias. Buen provecho.