Al norte de Culiacán, vecinos de Colinas de la Ribera convirtieron un terreno olvidado en un parque activo y comunitario, gracias a más de una década de esfuerzo colectivo
Por: Francisco Castro
Lo que antes fue un llano olvidado, usado incluso como basurero, es hoy un parque vibrante que sirve como pulmón comunitario al norte de Culiacán, punto de encuentro y lugar de vida activa para los vecinos de la colonia Colinas de la Ribera.
La transformación del Parque Colinas de la Ribera no ocurrió de la noche a la mañana. Detrás hay más de una década de esfuerzo constante, organización vecinal y la firme voluntad de una mujer: Graciela López Heráldez.
El parque es un esfuerzo comunitario
Graciela, actual presidenta del comité vecinal, recuerda que el parque comenzó a cambiar en 2007, cuando ella se integró como tesorera. Desde entonces, las gestiones no han parado.
“Aquí se aventaban sillones, basura… era puro llano. Poco a poco fuimos formando el comité y buscando apoyos”, narra con orgullo para Tus Buenas Noticias.
Las gestiones y los aliados han sido clave
Gracias a las gestiones del comité, se logró construir la cancha de usos múltiples con apoyo del Gobierno Federal. Más adelante, en colaboración con el Ayuntamiento, se colocaron banquetas, botes de basura, malla perimetral, se repararon bancas y se habilitó un pequeño almacén.
También han tenido un aliado clave en Parques Alegres, organización que ha orientado sus esfuerzos y fortalecido su capacidad de gestión.
“El parque es nuestro sostén. Aquí convivimos, nos cuidamos, nos unimos como comunidad”, afirma Graciela. Y no es solo un discurso: lunes, miércoles y viernes se entrena voleibol de 4:30 a 7 de la tarde.
De lunes a jueves, por las noches, hay torneos de fútbol; los sábados también. El básquetbol infantil tiene su espacio los martes y jueves, además de los sábados por la mañana.
El embellecimiento del parque no para
Cada rincón del parque tiene huellas de la participación ciudadana. El siguiente paso es pintar un mural en el área infantil, un proyecto que realizado entre vecinos, con apoyo de Parques Alegres y el artista urbano Taqhero.
La historia del parque Colinas de la Ribera demuestra que la organización vecinal, cuando se nutre de voluntad, constancia y amor por el entorno, puede transformar la realidad. No solo mejoró un espacio físico: también fortaleció la identidad comunitaria.
Hoy, este parque es testimonio viviente de cómo la unión hace la fuerza, y cómo un espacio recuperado puede convertirse en el alma de un barrio. Los parques unen a los vecinos y dan vida a la comunidad.