Lo que antes era un lugar olvidado, hoy es el corazón vivo de la colonia.
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
En Infonavit Barrancos II hay un parque que no tiene nombre ni placa, pero todos lo reconocen. Durante años fue "el parquecito de la esquina", con bancas rotas, juegos oxidados y pasto seco. Pero hoy, ese mismo espacio se siente distinto: hay vida, cuidado y comunidad.
"Yo digo que este parque es como la segunda sala de mi casa", dice doña Carmen, vecina desde hace 12 años. "Aquí mis hijos corren, comen, hacen tarea… antes ni veníamos porque estaba feo, ahora hasta cumpleaños hacemos".
Un trabajo de colaboración entre vecinos
La transformación empezó con una escoba y la decisión de barrer. Luego vino un árbol plantado, un columpio reparado, una mesa donada. Lo demás fluyó: reuniones vecinales, posadas, talleres, juegos reciclados, bancas pintadas. Lo que antes era olvido, ahora es pertenencia.
"Este parque me enseñó que lo público no es de nadie… ¡es de todos!", dice Esteban, papá de dos niños. "Si lo ves como tuyo, lo cuidas".
Un lugar de esparcimiento para todos
Hoy, en las tardes hay carcajadas, bicicletas, vecinos platicando y niños jugando. No hay presupuesto oficial, pero sí algo más fuerte: voluntad y cariño.
"Queremos que este espacio diga algo bonito de nosotros", comenta Rosa, quien organiza talleres de lectura.
El parque no es perfecto, pero es especial. Porque cuando se cuida entre todos, deja de ser solo un lugar… y se convierte en el alma de la colonia.