Redes suriperas para la pesca de camarón, una tecnología sustentable que distingue a Sinaloa en el mundo
Ve documental completo. La suripera, el ingenio pesquero sinaloense que revolucionó la captura sustentable de camarón en zonas rivereñas y en acuicultura

Por décadas, las costas sinaloenses han sido laboratorio de innovación pesquera. Hoy, las redes suriperas se consolidan como el modelo más sustentable y selectivo para la captura de camarón, una práctica que ha colocado a los pescadores ribereños del estado como referente internacional.
Un arte sinaloense que nació para cuidar el mar
En las bahías y esteros de Sinaloa, con mayor producción de camarón en México, donde la pesca es herencia y sustento, la red suripera surgió en los años ochenta como respuesta contra el uso de chinchorros y "changos" que amenazaban al ecosistema y al bienestar de los pescadores.
Antes que existieran las redes o atarrayas suriperas, en Sinaloa se usaban mayormente las atarrayas “lomeras”, que tenían un impacto negativo en el ecosistema, pero también en la salud de los pescadores.
“Porque lueguito se acababa la cintura. Cuando nosotros empezamos a trabajar, los viejos quedaban agachaditos ya no podían trabajar”
Según recuerda Roberto Sánchez Camacho, pescador de La Reforma, Angostura, al evocar los tiempos previos a la introducción de la suripera.
La necesidad de un sistema más selectivo y menos dañino impulsó la colaboración entre técnicos y pescadores. 
Así nació un modelo que hoy es orgullo sinaloense: una red tejida a mano, con malla de 35 milímetros, diseñada para capturar únicamente camarón y reducir al mínimo la pesca incidental, en eso radica la sustentabilidad..
El ingenio del pescador: historia tejida a mano
Desde sus orígenes en la bahía de Santa María, en Angostura, la suripera se extendió rápidamente a otros municipios. Con cada demostración, los pescadores comprobaban su eficacia. 
Edén Cuadras “El Compa Chilo”, veterano pescador de Playa Colorada, lo recuerda bien:
“En el Huitusi, Guasave, Cuando les enseñamos el primer lance quedaron fascinados. Sacamos unos 80 kilos. Eso cambió todo.”
Cada red es una pieza artesanal que requiere precisión, paciencia y conocimiento.
Marcelino Ramírez, pescador y tejedor, explica que la red debe tener el número exacto de vueltas y el “buchi”, la trampa donde cae el camarón después del salto instintivo que intenta hacerlo escapar. 
Aunque algunos pescadores elaboran sus propias redes, otros recurren a tejedores expertos como José Carlos Villa, quien puede fabricar una suripera completa en cuatro días. Su costo ronda los siete mil pesos, incluyendo material y mano de obra.
El amanecer de la temporada: fe, trabajo y competencia
Cada año, a finales de agosto, las comunidades pesqueras de Sinaloa viven un ritual que mezcla esperanza y espíritu de lucha.
A las tres de la madrugada, en lugares como La Reforma o Altata, cientos de pescadores preparan embarcaciones, bambús y aparejos para lanzarse al mar en el primer día de pesca.
“Uno va con la bendición de Dios, con lo poquito que nos dé”, dice Fernando Mascareño, pescador de Angostura.
La competencia inicia en la oscuridad. Se trata de ganar camarones ganándole horas al día. 
Tecnológicamente las suriperas ofrecen dos sistemas de arrastre:
- Con “burra”, una vela sumergida que trabaja con la corriente cuando el viento es desfavorable.
- Con vela elevada, cuando sopla el viento, llenando de gran colorido las bahías.
- Con cualquiera de estas dos formas se ahorra consumo de combustible durante el arrastre.
Es un sistema eficiente y cómodo.
“A veces ni sabes quién llega a la panga, porque estás dormido y los camarones van cayendo solos”, relata entre risas Roberto Sánchez.
Una tecnología que protege el ecosistema
Bajo el agua, la red opera de manera selectiva: el camarón siente el contacto de la “falda”, da un salto instintivo y cae directamente en el “buche”.
El resto de las especies pueden escapar sin daños.
“No perjudica al ambiente… No es como la changueada, que mata todo”, afirma José Carlos Villa, pescador de Costa Azul.
Esta eficiencia ambiental ha permitido que cooperativas sinaloenses obtengan certificaciones internacionales. 
Everardo Obeso, de la Sociedad Cooperativa Rivereña Costa Azul, señala que los empaques de camarón certificado se comercializan a mejor precio en Estados Unidos, y permiten la rastreabilidad de la pesca.
Incluso empresas como Del Pacífico Seafood han convertido la suripera en parte central de su cadena de suministro, destacándola como método de pesca responsable ante sus mercados internacionales, según precisa José Manuel Suceda, Director de Del Pacífico Seafood .
Y ese tipo de artes de pesca, y estas certificaciones, y estos diferenciadores nos permiten acceder a esos retailers, a esos autoservicios, que de verdad están dando un valor agregado y que buscan complacer y satisfacer esa necesidad de consumir proteína responsable con el ambiente

De Sinaloa para el mundo
Aunque no funciona en mares de aguas profundas o corrientes intensas —como el alto Golfo de California—, la tecnología suripera ha cruzado fronteras.
Se utiliza ya en Sinaloa y Baja California Sur, México, y oficializado en Colombia y República Dominicana, donde organizaciones buscan alternativas sustentables para pesquerías en aguas poco profundas.
Un éxito en la acuacultura de México
Desde principios de los noventas, cuando se dio el desarrollo de la acuacultura en México para la cría de camarón, las redes suriperas se empezaron a usar en las granjas camaroneras para las precosechas, cuando hay que cosechar en tallas medianas; y para las cosechas de pánico, ante eventual amenaza de mortandad por virus. 
En los estados de Sinaloa y Sonora las redes suriperas se usan en precosechas en una superficie de 74 mil hectáreas. De estas, 47 mil hectáreas son de Sinaloa, donde hay 870 granjas; y en el estado de Sonora en 27 mil hectáreas, donde hay 127 granjas de camarón.
La suripera no sólo representa una herramienta de trabajo; es un símbolo cultural, un legado que se teje año con año, hilo por hilo, en los patios y casas de Sinaloa.
Este modelo de pesca representa la pesca responsable y el mar vivo. Con esto, las redes suriperas son orgullo de Sinaloa para el mundo.”














