En Culiacán, los Food Park alimentan el antojo y el emprendimiento de Alturas del Sur
Emprendedores han encontrado en los food park una forma de crecer y generar comunidad.

Alturas del Sur está cambiando. Lo que antes era una colonia alejada, con pocos servicios y opciones para salir a cenar, hoy es un punto de encuentro entre familias, amigos y vecinos que disfrutan de su comunidad.
Entre los cambios más notables están los food park, que han encontrado terreno fértil para crecer, no solo como negocio, sino como espacios de convivencia.
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Nuevas formas de economía

Uno de esos casos es el de Jorge Lizárraga, un joven de 28 años que hace un año decidió abrir su propio food park de hamburguesas al estilo americano, justo en la esquina de una de las avenidas principales de Alturas del Sur.
“Yo siempre quise emprender, pero no tenía claro en qué. Vi que aquí en Alturas faltaban lugares para salir a cenar y pensé: si no hay, hay que hacer uno”, cuenta para Tus Buenas Noticias mientras despacha una orden de boneless con papas.
Jorge no empezó con mucho. Con ayuda de su papá adaptó un remolque que tenían guardado en la cochera, pintó él mismo el diseño, y con lo poco que había ahorrado compró plancha, freidora y lo necesario para empezar.
“Al principio vendía solo hamburguesas. Luego la gente me empezó a pedir alitas, boneless, malteadas… Y pues fuimos creciendo con el menú”, indica.
Los emprendedores están innovando

Lo interesante es que no está solo. A unos metros, otros emprendedores han apostado por tacos, pizzas, hot dogs y hasta postres tipo waffles con helado.
Hay familias que salen con sus hijos a pasear en la noche y hacen parada obligada en alguno de estos negocios, que han comenzado a darle vida nocturna a Alturas del Sur.
“Antes tenías que irte a Barrancos, al centro o hasta la Isla Musala para poder cenar algo rico. Ahora ya tenemos de todo aquí, y más tranquilo, más familiar”, comenta doña Leticia, vecina de Monte Aneto desde hace más de diez años.
El auge de los food park no solo significa más comida, sino más empleos. Jorge ya no trabaja solo. Tiene dos ayudantes, uno en cocina y otro que atiende los pedidos.
“Yo estudié gastronomía, pero no había encontrado en dónde aplicar lo que sabía. Aquí me dieron chance y aprendí mucho más”, dice Eduardo, de 19 años.
El beneficio económico

Además del beneficio económico, estos espacios han generado un ambiente distinto en Alturas. Los vecinos se sienten más seguros saliendo en la noche, hay más movimiento, luces, música y, sobre todo, una sensación de que la comunidad está creciendo con identidad propia.
“No es nada más vender comida, es hacer algo que guste, que la gente disfrute, que digan ‘vamos a cenar aquí en Alturas’ como si fuera plan”, explica Jorge, mientras acomoda las salsas en el mostrador.
Alturas del Sur ya no es solo un fraccionamiento en crecimiento; es una comunidad con alma, que se alimenta de la unión entre vecinos, del trabajo de emprendedores y del sabor que le están poniendo a cada noche sobre ruedas.
Porque como dice Jorge, mientras sirve su especialidad con doble queso: “Aquí en Alturas, el hambre ya no te saca de tu colonia… ahora te saca a la banqueta, a convivir”.