Los gringos usan Jabón ZOTE
El jabón Zote triunfa en EE.UU. sin gastar un peso en publicidad


Este jabón mexicano se está vendiendo ahora en Estados Unidos.
En el rincón de TikTok, dedicado a tendencias de maquillaje, la fama ha alcanzado a un producto insospechado: el jabón Zote.
Desde al menos 2022, TikTokers descubrieron que aquel jabón es particularmente bueno para lavar brochas y esponjas de maquillaje.
Hay videos con casi un millón de reproducciones que recomiendan el producto, muestran cómo usarlo o sugieren dónde conseguirlo.
Lowe’s o CVS, donde cuesta $1.50 dólares por barra, o a domicilio por Amazon con un costo individual de $4.99.
En el buscador de TikTok, el término “zote soap” arroja cientos de videos con consejos de cómo aprovechar el jabón, develando secretos para limpiar no solo brochas, sino también ropa, muebles y hasta la piel.
Las búsquedas del producto han incrementado en EU de manera sostenida desde la pandemia, especialmente en estados fronterizos como Texas y Nuevo México.
Pero la virilidad del icónico jabón no empieza en internet, sino en Ecatepec, el municipio del Estado de México donde se encuentra la empresa que fabrica y comercializa el jabón Zote: la Fábrica de Jabón La Corona.
Los mexicanos conocemos bien al jabón Zote.
Parece un ladrillo de color rosa brillante —aunque también existe en azul y blanco— y trae su nombre troquelado en mayúsculas.
Por décadas ha sido uno de los productos indispensables de quienes se encargan de la limpieza de la ropa.
Lo recomiendan amas de casa, personal de limpieza y lavanderas profesionales.
Todas comparten el secreto para que cualquier prenda quede como nueva: tallar una mancha con jabón Zote, dejarla al sol por un rato y después enjuagar.
Lo que sorprende es que, durante sus cinco décadas de existencia, La Corona nunca ha pagado publicidad para promoverlo.
Según una entrevista realizada en 2007 por Expansión al entonces director de ventas de la compañía, el control de precios que hubo en los años 70 —cuando surgió el jabón Zote— fue la razón por la cual La Corona cortó los gastos en publicidad de todos sus productos.
La empresa, que también produce el jabón Roma, el detergente en polvo Foca, el jabón de tocador Rosa Venus y el aceite vegetal comestible 1-2-3, no ha retomado la práctica desde entonces.
“Tenemos mucha publicidad para el Zote, pero es circunstancial,” Daniel Jiménez, gerente de la División de Jabonería en La Corona, contó a Whitepaper.
“La publicidad que más nos favorece es la opinión de nuestros consumidores y la sucesión generacional: este jabón lo utilizaba mi abuelita y ahora lo utilizan mis hijas.”
La popularidad del jabón Zote no solo se refleja en su ubicuidad en los hogares mexicanos, sino también en cómo está organizada la producción en La Corona.
Según datos de la compañía, la mayoría de las 700 toneladas de jabón en barra que produce al día son del típico jabón Zote rosa.
Daniel explicó a Whitepaper que la proporción se asemeja a la ley de Pareto.
Digamos que el 80% de la producción de jabón de La Corona es de lavandería.
El 80% de la producción de lavandería es Zote.
El 80% de la producción de Zote es rosa.
El 80% de la producción del Zote rosa es la presentación de 400 gramos.

La especificación se debe a que desde hace algunos años, el jabón Zote —cuya venta anual se estima en más de 100,000 toneladas— se produce también en líquido, escamas y barras de menor gramaje.
Según la compañía, estas presentaciones han surgido tras observar el comportamiento de los consumidores.
Las barras de 100 y 200 gramos se crearon porque la empresa notó que muchos usuarios cortan la barra grande en cachitos; uno para lavar ropa, otro para bañarse, etcétera.
La versión líquida surgió porque muchos suelen derretir la barra para facilitar el uso del jabón en lavadora.
Una de las presentaciones más recientes son las ‘finas escamas’ o flakes, que se creó pensando en quienes suelen rallar la barra como alternativa económica al detergente en polvo.
Según Jiménez, los flakes han tenido una gran aceptación en el mercado de EUA.
Aquel país es su principal destino de exportación, al cual llegó desde los años 80s de manera orgánica por migrantes que notaron la oportunidad de venta para sus connacionales.
La Corona, que exporta alrededor de 15% de su producción, tiene presencia en Centroamérica, Corea del Sur e incluso Ghana, en la costa occidental africana.
“No entendemos cómo nos conocen hasta allá, pero en algún momento nos buscan personas que quieren distribuirlo”.

La Fábrica de Jabón La Corona se fundó en 1920 por los hermanos Esteban, Loreto y Daniel González Padilla, originarios de Jalisco y establecidos en Ciudad de México después de la Revolución.
La oportunidad de negocio ocurrió cuando los González Padilla decidieron aprovechar uno de los residuos de la industria cárnica: el sebo de res, principal ingrediente para hacer jabón.
Para comenzar su producción, a los hermanos les resultaron idóneas las calderas de donde estaba un baño público llamado La Corona, cuyo nombre mantuvieron tanto para la fábrica como para el primer jabón que patentaron en 1924.
El primer éxito de ventas de la compañía fue el jabón de lavandería Tepeyac, que dominó el mercado entre los años 30 y 60.
Fue el primero en venderse con un peso específico de 400 gramos y que venía troquelado con su nombre para identificarlo.
Antes de eso, era común que el jabón se vendiera por peso y sin distintivo.
El jabón Tepeyac se sigue vendiendo hasta la fecha, pero su producción bajó significativamente desde que se creó el Zote.
Era el año 1970 y el Zote surgió como respuesta a la competencia que había creado un jabón rosa, con aroma y que se vendía con empaque.
El nombre lo tomaron de la referencia a una barra de jabón grande —”jabonsote”— que utilizaba una fábrica en Querétaro.
Aquella fábrica permitió que La Corona usara y registrara la marca Zote para su nuevo producto.
El jabón Zote despegó desde el inicio, vendiéndose tanto como jabón de tocador como de lavandería.
En 1983 se implementó una norma que exige cierto porcentaje de humedad para los jabones de tocador, lo cual hizo que La Corona dejara de etiquetar al Zote para ese propósito.
Desde entonces y hasta la fecha, la etiqueta lo identifica como jabón de lavandería.
Sin embargo, mucha gente sigue utilizándolo para bañarse.
Ese uso se ha mantenido por cuestiones culturales, aunque claramente también es una manera de ahorrar.
Para muchos mexicanos, una sola barra de jabón que hoy cuesta 25 pesos les sirve para lavar ropa, bañarse y lavarse las manos.
Según datos de La Corona, la compañía domina 60% del mercado nacional de jabones de lavandería —aquellos que vienen en barra, como el propio Zote y el Roma, y que se usan para lavar la ropa a mano o antes de meterla a la lavadora.
Sus principales competidores en esa categoría son otras marcas producidas en México, especialmente las de marca propia.
La Corona también produce detergentes en polvo, como el Blanca Nieves y una versión del Roma.
Si bien ha innovado en sus presentaciones, la fórmula del Zote sigue siendo la misma (aunque tuvo que ajustarla ligeramente para el mercado de EU debido a que los fosfatos, un ingrediente común que se utiliza en México para suavizar el agua, está prohibido por la FDA en algunos estados) .
El Instagram de La Corona tiene casi un cuarto de millón de seguidores, no sigue a otras cuentas e incluye un número de WhatsApp para hacer pedidos en línea.
El perfil en la red social funciona principalmente como un espacio de presencia de marca.
Sus publicaciones se apalancan de la estética característica de sus productos, una de las principales fortalezas de la compañía.
“Este post es un abra-ZOTE”, dice una de las publicaciones, con aquellas últimas sílabas ilustradas por una barra de jabón.
El resto son videos de la fábrica, que es un género particularmente popular en redes sociales, o fotos los productos colocados en una composición que asemejan los cuadros de latas Campbell de Warhol.
Cada publicación tiene cientos de comentarios, muchos de ellos hechos por consumidores que comparten mensajes de cariño y apreciación por las marcas.
Otros comentarios son escritos por alguno de los 5,200 empleados de La Corona o sus familiares.
“Mi cuñado es trabajador de la empresa… son una empresa que se preocupan por sus trabajadores, bendiciones,” menciona uno.
“Mi padre trabajó muchos años de su vida en ese puesto troquelador de jabón zote.
Orgullosa de él y esa hermosa empresa,” muestra otro.
La Corona sigue siendo una empresa familiar en el sentido más extenso de la palabra.
Si bien es dirigida por descendientes de los fundadores, la empresa incentiva a sus propios empleados a que recomienden a sus familiares para trabajar ahí.
“Mi padre estaba encargado del troquelado,” contó a Whitepaper Diana Karina Fuentes, parte del área de desarrollo de talento de la compañía.
“Acá es muy común que haya primos, papás, hermanos y otros parientes trabajando.”
Según la empresa, tiene un porcentaje de rotación de casi el 0%; creen que, además de ofrecer un buen entorno laboral, se debe a que todos le echan ganas para no hacer quedar mal al familiar que los recomendó.
En ese sentido, la política de contratación de La Corona se asemeja al pilar de la vigencia de sus productos: ninguna publicidad pagada puede competir con la recomendación que se pasa de generación en generación.
Fuente: whitepaper.mx