Entre hilos y agujas, Guadalupe va cosiendo sus metas de vida
En Alturas del Sur Guadalupe repara prendas de vestir y se convierte en un ejemplo de superación.
Guadalupe Félix Cruz es originario de Cosalá. Desde pequeño creció entre borregos, vacas y otros animales de granja. Cuidaba de ellos para ayudar a su padre con la labor.
En Higueras de Campaña, pasó una infancia feliz. Estudiaba y jugaba, pero también trabajaba. Un día, le prometió a su mamá que estudiaría una carrera profesional. Y fue esa promesa el mayor incentivo para ser dedicado en cada etapa de su vida educativa.
Al concluir la primaria, tuvo la oportunidad de estudiar en la telesecundaria, pero al término de esta, se vio obligado a dejar su hogar para venir a vivir a Culiacán, en donde le esperaba un futuro académico.
Al ingresar a la preparatoria, su vida educativa fue difícil, vivir en una casa de renta, lejos de su familia representó un desafío para Guadalupe. Dejó la escuela en espera de darle sentido a su vida.
Un día de tantos, una conocida le contó que estudiaba en la academia de corte y confección Singer, por lo que de buen ánimo le mostró cómo hacer trazos.
“En ese tiempo yo me interesé en aprender corte y confección porque se usaban los pantalones entallados y no los encontraba a la venta. Así que decidí estudiar para entallarme mi propia ropa. Ahí fue como arranqué”, recuerda Guadalupe con entusiasmo aquellos años de juventud.
Tenía 18 años, pero ya sabía el valor de las cosas. Asegura que en lugar de tomar un curso de 12 meses, puso todo su esfuerzo y dedicación para concluirlo en solo 8 meses. El dinero era escaso y necesitaba pagarse la educación, así como un lugar donde vivir.
“En ocho meses me apuré a aprender todo lo que pude, recuerdo que presionaba a las maestras para que me enseñaran más y más”, dice entre risas.
Ahora a sus 30 años de edad, siente que en su vida ha tenido muchas oportunidades de crecimiento. Durante varios años, dedicó su tiempo a laborar en las empresas Coppel, en donde según Guadalupe, se le abrieron las puertas del conocimiento empresarial.
“Imagínate a alguien de rancho que llega a la ciudad y se le da la oportunidad de trabajar. No sabía cómo interactuar con la gente, sentía temor, pero ahí en Coppel, se me dieron muchas oportunidades de crecimiento. Me dieron capacitación y llegue a ser coach entrenador de equipos. Ahí aprendí muchas cosas, se me abrió la visión empresarial y fue cómo tuve un incentivo para crecer profesionalmente”.
Mientras Guadalupe dedicaba su tiempo al trabajo, en su domicilio seguía con su afición a la costura y los fines de semana, se daba tiempo para estudiar.
Después de terminar la preparatoria, decidió iniciar una carrera profesional. Ahora, además de sastre, Guadalupe tiene la licenciatura en Administración de Empresas. Hace dos años que obtuvo su cédula profesional y título. Promesa cumplida en honor a su madre.
“Mientras trabajaba en Coppel, me cambió la visión, tuve el deseo de superarme. Fueron ocho años constantes en los que tuve oportunidades de crecimiento, pero también me brindaron la oportunidad de terminar una carrera profesional y al mismo tiempo de dedicar mi tiempo en la costura, que es lo que me apasiona”, reconoce.
Al dejar de laborar para la empresa, Guadalupe adquirió algunas máquinas de coser industriales, con ellas realiza trabajos de alta calidad.
A su corta edad, sabe lo que es el trabajo arduo, mantener a una familia, trabajar y estudiar al mismo tiempo.
Ha demostrado ser un hombre incansable y con las metas bien puestas en la vida.
Ahora, que se animó a emprender, tiene su taller de costura, se estableció en Alturas del Sur y trabaja con mucho empeño para hacer sus mejores trabajos para quienes llegan a buscar sus servicios.
Ahí en Monte Churchill, Guadalupe recibe a quienes necesitan alguna confección, un remiendo, o una bastilla. Algo que lo caracteriza es su buena disposición para trabajar, la responsabilidad y el buen servicio, atributos adquiridos que le permiten tener un buen desempeño.
Hoy, Guadalupe no es el mismo jovencito que inició hace 12 años con este gusto por la costura. Ahora, es padre de tres niños y con valor cada día se levanta para enfrentar la vida.
Entre hilos, máquinas y costuras, Guadalupe da ejemplo de trabajo y dedicación en Alturas del Sur.
Con fervor va hilando sueños de progreso. Cumpliendo promesas e hilvanando su emprendimiento con costuras y dedicación. En la confección encontró el hilo conductor… el propósito de vida.