El fotógrafo de 10 pesitos que venció la esclerosis y conquista a Mazatlán
Su diagnóstico de esclerosis múltiple no impide que Chemita siga adelante con este proyecto que le permite dar sustento a su familia.


Mazatlán, Sinaloa.- Chemita, como la mayoría de las personas conoce a José María Robles Flores, tiene un gran talento para capturar los espectaculares atardeceres de Mazatlán y la felicidad de los turistas al visitar la Perla del Pacífico.
El joven de 29 años de edad, originario de Jalisco, llegó a Mazatlán hace algunos años junto con su familia en busca de mejores oportunidades para vivir en el puerto.
A su llagada se establecieron en la colonia Jaripillo, y en esta ciudad turística Chema ha encontrado una de las mejores oportunidades para desarrollar su talento, un emprendimiento que incluso le ha regalado fama fuera del país y miles de seguidores en redes sociales.
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La esclerosis múltiple lo dejó un año sin caminar
Pero la vida de José María no ha sido fácil, ha tenido que superar muchas pruebas, entre ellas la más difícil ha sido su enfermedad.
A los 22 años, Chema fue diagnosticado con esclerosis múltiple, una enfermedad del sistema nervioso central para la cual no existe actualmente una solución clínica.
“Yo tengo la teoría de que tengo esclerosis desde los 18 años, solo que hasta los 22 se me diagnostica debido a las malas evaluaciones y es una enfermedad rara que no es tan fácil de diagnosticar, cuando me diagnostican aquí a los 22 años ya venía grave, ya no podía caminar bien y llegué al punto de no poder caminar un año”, explica con nostalgia.
Valentía y resiliencia para superar las pruebas
Ante su diagnóstico y la gravedad de los síntomas de la esclerosis múltiple Chema tomó una decisión valiente, someterse a un tratamiento experimental, del que le advirtieron de los riesgos pero que hasta ahora le ha salvado la vida.
“Una enfermedad cuesta demasiado, a mí me ha tocado la vida difícil con la esclerosis múltiple, cuando comencé con mis protocolos experimentales empezaba como un niño a volver a caminar poco a poco, gradualmente caminaba un metro y me desplomaba, pero hoy verme aquí parado después de todo eso es algo increíble”, dice emocionado.
Chema recibe sus tratamientos en la ciudad de Culiacán, una farmacéutica patrocina el protocolo médico y él se convirtió en el “paciente 0” en el que prueban la eficacia del tratamiento.
“Es algo que no se imaginan, cuando te dan un contrato de un protocolo médico te explican todo, que puedes tener efectos buenos, pero también te puede causar efectos secundarios y ahí venía algo muy explícito, el tratamiento podría causarte la muerte, así como te puede ayudar puede ser lo contrario”, explica Chema
Recuerda esos momentos con el sentimiento de nostalgia que le causó tomar esta decisión que lo puso entre la espada y la pared.
El nacimiento del Fotógrafo de 10 pesitos
En cuanto Chema logró ponerse en pie de nuevo, empezó a buscar el sustento para su familia y para sus tratamientos médicos.
Poco antes de iniciar la pandemia nació la idea de hacer fotografías a los turistas en un lugar icónico como es el Monumento al Pescador y ahí nació su proyecto del Fotógrafo de 10 pesitos.
“Era un proyecto nuevo e independiente, de querer sacar ese sustento que todos buscamos del plato de comida, y la verdad a todo el turismo le empezó a gustar muchísimo tanto que la gente que viene a Mazatlán y pasa por aquí llegan a tomarse la foto”, comenta agradecido.
Aunque la pandemia fue otra prueba para Chemita, eso tampoco lo paró, con dificultades por las actividades turísticas y las playas cerradas, él se mantuvo en su lugar y logró sacar adelante su negocio.
El éxito en las redes y su evolución como fotógrafo
Lo que nació como un hobby para Chema se convirtió en un modo de vida.
Aprovecha su talento, la belleza natural de Mazatlán y la alegría de los visitantes para hacer fotos que a través de las redes sociales le han dado vuelta a todo México e incluso han llegado a otros países, como Estados Unidos, de donde constantemente llegan visitantes a buscar sus servicios.
El tiempo y la práctica le han dado las herramientas para crecer en su oficio, para hacerse del equipo necesario que le ha permitido mejorar su trabajo, de clientes y seguidores que lo contratan para hacerles sesiones fotográficas privadas en todo Mazatlán.
“Me he llenado de práctica fotografiando cosas bonitas que se ven en Mazatlán, en los días nublados o soleados, la verdad yo quiero que el mundo vea lo que yo veo porque a veces vivimos la vida tan rápido que no vemos eso, yo quiero capturarlo en una fotografía para que todos puedan verlo”, dice emocionado.
Chema, El Fotógrafo de 10 pesitos de Mazatlán, está de viernes a domingo de 6:00 a 8:00 pm en el Monumento al Pescador sobre el malecón de Mazatlán haciendo fotos a todos los paseantes que se acercan.
Las sesiones fotográficas privadas las hace de lunes a jueves, su contacto es a través de sus redes sociales. Así, de 10 en 10 pesitos, Chemita ha logrado ese anhelado sustento para él y para los suyos.
La historia de Chemita no solo retrata con su cámara los atardeceres más bellos de Mazatlán, también encuadra con cada disparo de su lente una lección de vida: la de un hombre que, ante la adversidad, eligió levantarse, trabajar honradamente y compartir su mirada sensible con el mundo.
Su recorrido, marcado por el diagnóstico de una enfermedad compleja, la incertidumbre de un tratamiento experimental y la necesidad de llevar el pan a casa, nos demuestra que la resiliencia florece cuando el corazón se mantiene firme.
En tiempos donde la prisa y el desánimo parecen borrar el rostro humano de nuestras ciudades, el “Fotógrafo de 10 pesitos” nos enseña que es posible sostenernos unos a otros desde la empatía, la creatividad y la voluntad de seguir adelante.
Porque cuando alguien elige vivir con dignidad, inspirar con su trabajo y servir desde la humildad, fortalece los lazos que nos hacen comunidad. Mazatlán es grande con personas como Chemita.